Sangre en los estantes, de Paco Camarasa

Por César Malagón.

Destino, Barcelona, 2016.

464 páginas

El 4 de diciembre de 2002 abría en Barcelona una librería muy particular. Paco Camarasa decidía dedicar un espacio literario a su género predilecto, el negrocriminal, tan amplio y difícil de definir. Durante 13 años pasaron por la librería “Negra y Criminal”, en la Barceloneta, las mayores figuras nacionales e internacionales a presentar sus novelas o a recibir homenajes. Pero desde el 3 de octubre de 2015, en el local de la Calle de la Sal 5 solo queda una placa que, con la leyenda de “estaba hecha del material con el que se construyen los sueños”, recuerda aquel local que durante tanto tiempo sirvió de impulso y homenaje a un género que a día de hoy vive uno de sus mejores momentos. Por suerte, el alma de aquel proyecto, Paco Camarasa, además de ser comisario de BCNegra, sigue conservando su alma de librero, fruto del cual nace Sangre en los estantes, una recopilación alfabética de todos los grandes autores que dieron lustre (y siguen dando) a la novela negra y policiaca en todas sus vertientes.

“Creo que soy un buen librero porque he tenido la inmensa suerte de tener pocos pero buenos clientes que me han dado pistas, que me han obligado a leer o me han contado lo que ellos han leído y me han transmitido su pasión por la lectura.”

Paco Camarasa recopila exhaustivamente lo mejor de cada casa, desde Ambler a Zanón, desde el islandés Indridason al sudafricano McClure. Toda su experiencia y su bagaje lector están volcados en este libro, que lejos de convertirse en una mera enumeración de la vida y obra de los autores, se convierte en mucho más. Porque el autor no solo recopila datos de los creadores, sino que va más allá hablando de las revistas que agitaron el género en la primera mitad del Siglo XX, de las grandes colecciones de novela negra que empezaron a llegar a España tras la época franquista. Incluso hay lugar para hablar de la gastronomía negra, los festivales de género o las ciudades negrocriminales por excelencia. Y no puede faltar un pequeño homenaje a su compañera de fatigas, la librera Montse Clavé, pilar básico que hizo de la librería un lugar tan recordado por sus vecinos.

Sangre en los estantes tiene un sentido didáctico que todo amante de lo negrocriminal sabe apreciar desde el principio. Sus páginas sirven al autor para volcar sus memorias, contando ciento de anécdotas vividas con autores y lectores, repasando los mejores y los peores momentos que vivió en aquel local de la Barceloneta, entre ellos la lenta agonía que terminó con el cierre en 2015. Como no puede ser de otra forma, su visión siempre es subjetiva, aunque nadie duda en todo momento del rigor con el que analiza los méritos de cada autor. Pasando sus páginas me alegra comprobar el gusto del autor por Stieg Larsson, tan denostado por mucho “cultureta” que huye del best-seller como si de una enfermedad contagiosa se tratara. Sin embargo, me niego a compartir la visión negativa que tiene de la novela negra española actual. Pero lo que nadie puede dudar es que las páginas de este libro contienen las memorias de un librero apasionado por su profesión.

El resultado de este proyecto de Camarasa es más que satisfactorio. Sangre en los estantes es un libro muy versátil, que puede usarse como obra de consulta o leerse del tirón y terminar completamente “negro”. Yo soy de los que lo ha leído del tirón. No solo he aprendido a diferenciar entre novela negra y policiaca (se nota que Paco tiene alma profesor); además he terminado la lectura con un montón de futuras novelas a las que echaré el guante durante este 2017. Eso sí, siempre siguiendo el consejo de Chesterton, que decía aquello de que “una novela con crimen dentro es más entretenida”.