Operación Anthropoid (2016), de Sean Ellis

Por Irene Zoe Alameda.

Sean Ellis es prácticamente un recién llegado al mundo de la dirección, pero ha salido airoso de un proyecto extremadamente difícil por el compromiso histórico que comportaba. Operación Anthropoid es una película esencial para cuantos seguimos perplejos ante la certeza de que hace menos de un siglo toda Europa se convirtió en un sangriento campo de batalla. Pese a la amargura que destila, merece la pena asomarse al fiel relato de la misión del grupo de héroes checoslovacos enfrentados a la tarea de matar en 1942 a Reinhard Heydrich, uno de los arquitectos del Holocausto.

El atractivo del casting no logra ocultar sin embargo la humildad de la coproducción, sacada adelante con el esfuerzo de diversas productoras de varios países europeos. Rodada enteramente en Praga –lo que sin duda abarató el filme y contribuye a su verosimilitud–, su sobriedad tiñe cada uno de sus aspectos cinematográficos: la dirección de actores, concisos y hieráticos; la escenografía, colindante con lo teatral; la iluminación –correcta y acorde con la época que recoge–; el trabajo de cámara y de edición, sin concesión alguna a la curiosidad del espectador, que tanto habría agradecido alguna licencia que contribuyera a dotar de realidad el mundo de la pantalla.

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No hay ningún aspecto que destacar ni que criticar en este trabajo meramente pulcro. Ni siquiera sobresale la estrella de la cinta, Cillian Murphy, pues se limita a brindar una interpretación tacaña impropia de él, como si no quisiera ensombrecer al inexpresivo Jamie Dornan –popular sobre todo por su trabajo en la bazofia de la saga Grey–. Las intervenciones de los actores Toby Jones –un gran Capote en Infamous (2006)– y Marcin Dorocinski logran despertar tímidamente el interés narrativo de la cinta. Si alguien es digno de señalar son las actrices checas Anna Geislerová –que encarna a una colaboradora de la resistencia y amante de uno de los protagonistas– y Alena Mihulová –la dueña de la casa donde se ocultan los soldados regresados del exilio–, las únicas verdaderamente creíbles en sus personajes.

El resultado es, por tanto, una película concisa que seguramente habrán agradecido tanto el público checo como, sobre todo, los descendientes de los soldados de la Operación Anthropoid. Nada más.