Tres finales que causarán en tus lectores el «efecto wow»
Por Amalia Sánchez (@heraediciones1). ¿Eres goloso? ¿Crees que no hay nada mejor que un postre después de una buena comida?
Yo te tengo que decir que sí, que no hay nada en el mundo que me guste más que el dulce, y especialmente que el chocolate.
Qué decirte si tomo chocolate negro, y me pierdo por un buen trozo de tarta Sacher.
Yo soy de las que va a comer o cenar y tomo menos cantidad para no dejarme el postre. Te lo confieso, me encanta.
Y es que creo que una buena comida en compañía de amigos, de familia, de pareja… siempre tiene que coronarse con un delicioso pastel, una rica mousse o una buenísima tarta.
¿A ti no te pasa igual?
Pues algo parecido sucede en el mundo de los libros.
Ese riquísimo trozo de tarta de chocolate equivale a un final esplendoroso para tu libro.
Seguro que te ha sucedido igual que a mí, que has leído un libro con muchísimo interés, la trama te ha encantado, los personajes te han seducido, y cuando estás deseando llegar al final para descubrir qué sucede… te preguntas, «¿pero esto qué es?», porque ese final ansiado es tan malo que sientes una tremenda frustración.
Pues hoy vamos a trabajar para que tú consigas lo contrario, para que logres crear en tus lectores el efecto «wow», que no es más que dejarles con ganas de más cuando llegan al final de tu libro.
Para ello tenemos que comenzar por el inicio, que es hablando de los dos tipos de finales más conocidos que hay, y que seguro que tú has practicado cuando escribes: el final abierto y el final cerrado.
También hablaremos de otro final algo más complicado de usar pero que sorprenderá a tus lectores, que es el final circular.
Pero ¿en qué consiste el final de un relato y cómo lo puedes construir?
Y finalizar un relato, ¿es interrumpirlo o acabarlo? Resolver un relato con un final abierto o cerrado es un planteamiento que te surgirá del mismo texto, de la misma trama.
Según vayas escribiendo, te darás cuenta del tipo de final más acertado para tu libro, así que es mejor que no trabajes con una planificación demasiado cerrada para que tu creatividad fluya y seas capaz de «ver» el mejor final.
Eso sí, siempre es importante que tu final sea coherente y que sea capaz de emocionar a tu lector, ya sea a través de una reflexión o de una emoción.
Recuerda que el final no lo componen solamente las últimas líneas o párrafos de un texto, sino que el desenlace tiene que dar sentido al conflicto central de la narración, a tu trama principal.
En este epílogo desembocarán todos los elementos de la trama que has ido escribiendo.
Por eso tienes que evitar los finales previsibles en los que el lector sabe, mucho antes de que el libro se acabe, lo que va a ocurrir.
Y no olvides que no es lo mismo un final previsible que irremediable.
El final irremediable es coherente, la narración mantiene la tensión interna hasta el final, pero como suelen ser textos realistas, tu lector se teme el desenlace que le puede suceder al protagonista.
Por otra parte, el final de tu relato no solo debe ser coherente con el conflicto que has tratado, sino también con el que está escrito. Igualmente es importante que los elementos que esbozas a lo largo del relato, sobre todo si los repites, tengan un significado final.
¿Qué tres tipos de finales puedes utilizar?
1- Final cerrado: resuelves tu relato de forma definitiva, no dejas conflictos por resolver. Evita dar demasiadas explicaciones por miedo a que no se entienda ya que el final debería comprenderse por lo que sucede en él. Si lo lees y hay elementos que no entiendes, es que el final no está bien cerrado.
2- Final circular: acaba como comienza tu libro, como si el relato estuviese dentro de un círculo en el que gira sobre sí mismo condenado a repetirse. Esto no quiere decir que tengas que emplear las mismas frases, por ejemplo, o iguales palabras, sino que la situación que se describe en el libro es la misma o muy parecida, pero la puedes escribir al final de un modo totalmente distinto a como lo hiciste al inicio.
3- Final abierto: este final sugiere una solución del conflicto sin quedar del todo resuelto, o incluso no lo resuelve y permite a tu lector la máxima capacidad de interpretación para que imagine el final que desea.
Creo que es uno de los más complicados de utilizar de forma correcta, con coherencia, con brillantez; pero si eres capaz de manejarlo con maestría, no hay duda de que sorprenderás a tus lectores.
Soy Amalia Sánchez, periodista y creadora de Grupo Hera Ediciones (http://www.heraediciones.es). Para agradecerte que estés aquí, te voy a hacer un regalo: Mi ebook «Cómo seducir a una editorial. Unos consejos (que nadie te ha contado para conseguirlo). Descárgalo gratis en http://www.heraediciones.es/descarga-tu-ebook-gratis y aprende qué diez cosas haces mal cuando escribes a las editoriales.