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El mítico escritor que nunca existió (J.T. Leroy)

Por Dana Lima

A finales de los años 90 apareció en escena un joven escritor que fascinó al establishment literario con su talento e historia de vida, llena de abusos, prostitución y fanatismo religioso.  Ganó miles de fans en todo el mundo, entre los cuales se encontraba Winona Ryder, Bono, Asia Argento y Courtney Love. Considerado como unas de las voces más auténticas de su generación. Esta es la historia detrás del escritor que nunca existió.

 

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Jeremiah “Terminator” Leroy trae consigo  una biografía  turbulenta. Nace  en 1980 en el estado de Virginia .Sus primeros años de vida los pasa con su madre, una prostituta adicta a la heroína quién pierde la tenencia por negligencia Deambulando por hogares transitorios, el Estado le otorga la tenencia  a sus abuelos maternos , quiénes, desde un rigor religioso extremo,  intentarán enderezar su senda . Quebrado por  abusos sexuales y psicológicos perpetuados por los amantes de su madre , comienza  a vivir en las  calles ejerciendo la prostitución para el sustento diario, además de una internación a los 14 años en un manicomio y HIV . Todos estos  eventos se transformaran en  temáticas recurrentes dentro de   sus  obras . La fama llega  rápidamente a sus manos  con su opera prima   “Sarah”, una  biografía detallada de su madre , luego le seguirá “The Heart Is Deceitful Above All Things” , un relato sobre  su traumática infancia a modo de catarsis.  Esta  última,  será adaptada al cine bajo la dirección de la artista italiana, Asia Argento, convirtiéndose en una pieza fundamental del cine de culto. Hasta el momento , el relato no tiene nada de extraño a no ser porque   JT Leroy nunca existió . La persona andrógina que se pasaba por Nueva York con un Fedora , una peluca rubia y unos lentes oscuros era en realidad la joven Savannah Knopp, dirigida por Laura Albert , su cuñada y verdadera autora de los libros .  Presentada al mundo bajo la identidad Emily Fraser o Speedie, la   supuesta mujer que  rescató   Leroy de las calles  convirtiéndose en su  mentora artística .

No es la primera vez  que se destapan identidades falsas dentro del mundo de la literatura, cabe recordar el caso de George Eliot o la recientemente descubierta Anita Raja detrás del seudónimo “Elena Ferrante” con el cual escribió  la trilogía “Dos Mujeres” . Pero el caso de JT Leroy es más fascinante y penoso a su vez.  No solo por el despliegue teatral  de    Knopp y Albert  por casi una década o  el glamour hollywoodense que gira alrededor de esta historia   , sino  también,   por la triste realidad    detrás del  mundo editorial, un sistema despiadado en el cual las   exigencias y demandas tienden a satisfacer necesidades que poco tienen que ver con el  talento, sino mas bien , con un publico light , consumista y disperso. Quienes no cumplan con estos  parámetros, quedan fuera .

Pienso que Albert lo supo desde un principio  y esta es la razón  principal  de la existencia  Leroy .  Claramente entendió que la compasión y el morbo ante de la desgracia ajena tiene mayor  valor que el talento en sí, mientras mas explícitas , decadentes  y  verosímiles sean las narraciones, mejor.

El pasado de Albert no está alejado del relato biográfico  de JT Leroy. Podríamos hablar de un espejo entre  ella y  el joven autor. Años más tarde, por el año 2005 ,   durante el juicio  por fraude en el condado de Nueva York  ,  ella aclara los verdaderos  motivos que  la llevaron  a tejer  toda la red de mentiras   “Nadie se hubiera interesado en escuchar lo que una mujer de 41 años tenía para decir, pero sí , a un joven abusado de 17 años “.   Su vida cuenta con repetidos abusos sexuales y psicológicos, abandono de parte de  su madre, largos episodios de anorexia y  una drástica transformación a causa de una cirugía estética que salió mal.  Cada detalle deja entrever a una mujer insegura  y traumatizada  que siente vergüenza de sí misma por lo que hizo e hicieron con ella , he aquí la clave para descifrar la creación  de JT Leroy.

En el documental “Author: the JT Leroy story” dirigida por Jeff Feuerzieg , ella cuenta  el origen de  JT Leroy . Inicia al mudarse  a  San Francisco en busca de una  carrera en la música como bajista de punk  , allí,  adquiere el  extraño “vicio” de hacer llamadas a líneas de asistencia a niños  con problemas bajo la identidad de un adolescente abusado, en busca de  empatía y  consuelo . Luego,  con un empleo de medio tiempo en el servicio de llamadas eróticas recogerá el material sexual suficientes para la vida ficcional que éste  tendrá .

 Laura Albert sin quererlo obtiene el reconocimiento tan anhelado. Finalmente los focos están sobre su talento.  Jeremiha “Terminator” Leroy  denominado por la critica como una de las nuevas voces de su generación, obtiene el trabajo como  corresponsal del New York Times, además de colaborar con varios guiones cinematográficos y como crítico y opinólogo en algunas revistas, sólo le faltó ser youtuber . A estas instancias, nadie discute  el talento de Albert ,en todo caso, quizás lo único que  criticaría, sería  la peluca rubia  que usaba Knopp en su caracterización , o tal vez, la poca cautela  con la que Albert se auto promocionó,  haciendo uso  de la fama de Leroy, auto boicoteándose,  buscando el   reconocimiento como ella misma y no como su avatar.

Tras pagar una multa de 116.000 dólares a la  productora  cinematográfica Antidote Inernational Films  y con  un publico enfurecido  por  “fraude literario” como lo denominaron en los medios  , no me dejo de preguntar si fue el enojo por la mentira de Laura o porque  el morbo con el   que los lectores  devoraron la intimidad  no fue del joven escritor sino el de  una mujer madura.  Es como coquetear con una chica en un bar y luego descubrir que es transgénero . Me quedo con palabras de Laura dónde responde a lo que todos llamaron “la mayor farsa de la década” :

 

“No fue una farsa ,lo que escribí fueron mis palabras liberándose en otra voz, todo lo que dije fue real”.

 

Sabemos que la ficción es producto de la imaginación por  tanto decir esto es una obviedad,  pero juzgarla como honesta o no, es  mucho más complejo de lo que parece . Incluso teniendo  en cuenta la biografía del autor, el contexto y la obra en sí, sería difícil concluir si  lo que se esta leyendo consta de  “honestidad” literaria . En todo caso, esta  pregunta se las dejo  Harold Bloom o José Luis Campal Fernández, que para eso les pagan.

El mundo Albert/Leroy  nos deja dos moralejas : las mentiras tienen patas cortas  y  que a veces  una historia de éxito ,  trae consigo  apareada,  la decadencia .