10 hábitos fundamentales que ejercitan (y estiran) la inteligencia
Existen varias prácticas que ejercitan el músculo de la inteligencia. A sabiendas de muchos, leer y escribir son dos de ellas. Siempre se puede leer sin escribir pero no siempre se puede escribir algo sensato sin leer, y sobre todo sin pensar primero. Por ello es que la escritura, en personajes como periodistas, literatos o incluso científicos, ha tenido una gran importancia con respecto a la inteligencia que dominan.
Bajo una premisa similar, el neurocientífico Ed Boyde, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, ha redactado algunos hacks esenciales y ciertamente sencillos para hacer de nuestra inteligencia una verdadera arma. Las reglas de Boyde, quien por cierto ha propuesto en el Instituto una clase sobre “Cómo pensar” –donde básicamente se enseñe al estudiante a ser más creativo, reflexivo y con más preparación en un mundo donde los objetivos se transforman continuamente–, son sorpresivamente hábitos mentales ligados a la escritura.
La mayoría de estos puntos se basan en disparar la creatividad a través de la documentación de prácticamente todo lo que te rodea en tu vida. Los hacks son:
1. Sintetiza nuevas ideas constantemente
El rol de la mente para extraer y resumir todo lo que se lee es fundamental para ejercitar la inteligencia. Por eso, nunca leas pasivamente (leyendo solo por leer), al contrario toma nota, sintetiza mientras estás leyendo y nunca pierdas la concentración ni siquiera en los párrafos introductores o prólogos. De esta manera cada vez que leas siempre te acostumbrarás a comprender las cosas, de modo que al final obtendrás resultados suficientes para ser más creativo en tus proyectos.
2. Aprende a aprender rápidamente
Uno de los talentos que gozan las nuevas generaciones activamente virtuales del siglo XXI, son los enormes flujos de información que, en el mejor de los casos, pueden desprender capacidades cognitivas fértiles. Dicho de otra forma, las generaciones acostumbradas a la tecnología poseen la capacidad de aprender casi cualquier cosa al instante. Aprovechar este punto intuitivamente y con clase, puede ayudamos sin duda en la búsqueda de la inteligencia deseada. Se recomienda que aprendas primero a conocer cómo funciona tu cerebro; si necesitas dormir una siesta antes de comenzar a leer o trabajar, un café, una caminata al parque o cualquier otro estimulo que le dé la ventaja de la velocidad a tu aprendizaje.
3. Ten siempre un plan a largo plazo
Aunque todos los días tengas un plan diferente, o aunque sea el más ambicioso e imposible, fíjate una meta. Hacer planes y escribirlos te ayuda a proyectar siempre tus ideas, por más nuevas que sean.
4. Crea mapas mentales
Durante años ha sido uno de los métodos más eficaces para solucionar problemas o idear bosquejos de cualquier proyecto. Dibuja todos los mapas mentales que necesites en un pedazo de papel, un pizarrón o en cualquier sitio. En realidad no importa si llevas un orden, este hábito ayuda a reafirmar todas tus ideas, a descubrir qué cosas dependen de qué otras y a siempre calcular las variantes negativas o positivas de tus planteamientos. Se trata de un mapa gráfico que expone físicamente todos tus planes. Ya sea de trabajo, de amor o en general en la vida cotidiana puedes usarlos.
5. Apunta los métodos que más te han funcionado para que no los olvides
Si una jugada en la vida te ha salido bien, anótala. Al igual que Sun Tzu, en El arte de la guerra, trascendentales consejos pueden transformarse en victorias futuras si te destinas a observar tus estrategias y a escribirlas.
6. Equivócate (pero que siempre sea rápido)
Como lo hemos sabido desde siempre, errar una y otra vez es la única manera de aprender del todo las cosas. Si eres nuevo en algo no temas en equivocarte, al contrario, hazlo con un corte rápido y sin ensuciarte la ropa. Luego, documenta todo lo que has errado para que eventualmente no lo vuelvas a repetir.
7. Agenda tus actividades de menor a mayor complicación
Si una tarea está por sentado que será compleja, comienza por las más fáciles. Así acabarás antes y tendrás más tiempo para dedicarle a esa más compleja. No olvides fechar cada actividad para no caer en la procrastinación.
8. Documenta todo obsesivamente
Lo que piensas, lo que quieres hacer, tus errores, tus emociones, todo. Escribir es una herramienta para empedrar la inteligencia, pues una de sus grandes bondades es que nos ayuda a traducir con nuestras propias palabras lo que hemos ingerido del mundo. De hecho, traducir lo que se piensa o se siente es una de las tareas que mejor elaboran las personas que demuestran ser más inteligentes.