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Shakespeare y Cole Porter hacen el amor

Por Mónica Boixeda Möller

 

“La felicidad es contagiosa y generarla es también una de las funciones primordiales del teatro.” Así presenta Àngel LLàcer su último trabajo como director, con el que repite temporada en el Teatro Nacional de Cataluña, Molt soroll per no res, una adaptación peculiar del clásico de Shakespeare Mucho ruido y pocas nueces (Much Ado About Nothing en la versión original de 1599). Llámale adaptación, llámale versión completamente nueva e innovadora porque la comedia de enredo que el maestro inglés ubicó en la Mesina (Italia) del siglo XV se traslada a un estudio de rodaje del Hollywood de los años 50 repleto de lentejuelas, plumas y, más aún, ¡de canciones! En efecto, Llàcer se sube al carro de los “manipuladores” del clásico inglés y le saca todo el jugo a un texto que sin duda fue concebido para entretener y divertir y lo hace de la mejor manera que sabe: convirtiéndolo en un show al más puro estilo de Broadway.

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El argumento de la comedia romántica se mantiene intacto, con algunas licencias en la caracterización de los personajes, como convertir a Leonato (gobernador de Mesina en la versión de Shakespeare) en una mujer o a su hermano Antonio en un hombre visiblemente afeminado. Y aunque Beatrice (Silvia Abril) viste corsés brillantes y Benedicto (David Verdaguer) adopta el aspecto de un perfecto dandi de los 50, sus relaciones y comportamientos no distan demasiado de los originales, salvo por la representación paródica que llevan a cabo sus respectivos intérpretes.

Aquí no hay príncipes ni doncellas, aunque se mantiene en gran medida el lenguaje elevado, la cortesía y las fórmulas de tratamiento clásicas propias del contexto original de la obra, algo que hay que agradecer a Salvador Oliva, responsable de la traducción del texto. Pese a la incoherencia inicial aparente, se acaba integrando de manera natural en los diálogos y en cierto modo ayuda a no perder el referente inglés.

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Con el amor como excusa y eje central de toda la acción, se dan cita en escena 15 intérpretes que dan rienda suelta a su vis más cómica y, sobre todo, payasa. Porque más allá de las coreografías vistosas y las melodías pegadizas de Cole Porter o Irving Berlin, lo que reina durante toda la función y la convierte en algo excepcional es la impecable técnica clown que da forma a prácticamente todos los personajes. Técnica unida al talento de actores y actrices que se desenvuelven cómodamente en el terreno de la mímica y el teatro físico, entablando una conexión única con el público que no se da durante las interpretaciones musicales. Y es que no hay que olvidar que no todos son cantantes y bailarines, requisito indispensable para protagonizar un musical, por lo que es natural que el brillo de las grandes estrellas de la televisión y el cine se apague ligeramente durante sus intervenciones cantadas, carencia que se compensa con las envidiables voces de Aida Oset o Georgia Stewart que devuelven al espectador al territorio Broadway.

El resultado es un espectáculo sabiamente equilibrado que potencia lo mejor de cada miembro del reparto en aras de provocar la sonrisa y la carcajada del espectador, encadenando gags tan simples como efectivos (las escenas breves interpretadas por el cuarteto Guillem Albà-Víctor Gómez-Jordi Vidal- Enric Cambray son sencillamente geniales).

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A Llàcer no le gusta quedarse corto en nada y se diría que se rige por la máxima “más vale que sobre que no que falte” a juzgar por la extravagancia y el despliegue de decorados, vestuario, focos y componentes de la compañía. Si bien es cierto que la sala del Teatro Nacional lo permite, cabe preguntarse si realmente están justificados tantos cambios de escenografía y un montaje tan artificioso y enrevesado. Sin duda, el lujo y los colores se convierten en los protagonistas de una obra que transcurre en el terreno de lo superficial y básico, sin llegar a profundizar en ninguna emoción. Entretenimiento puro y duro que persigue el aplauso rítmico y la sonrisa satisfecha de haber disfrutado de una gran fiesta consagrada al amor en todas sus versiones.

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Autor: William Shakespeare

Dramaturgia: Marc Artigau y Àngel Llàcer

Dirección: Àngel Llàcer

Reparto: Clara Altarriba, LlollBertran, Oriol Burés, Enric Cambray, Jordi Coll, BernatCot, Àngel Llàcer, Albert Mora, Òscar Muñoz, Aida Oset, Victòria Pagès, Marc Pociello, Bea Segura, Albert Triola y David Verdaguer

Dirección musical: Manu Guix

Músicas: Cole Porter, Irving Berlin y I. Herb Brown

Escenografía: Sebastià Brosa

Vestuario: Míriam Compte

Iluminación: Albert Faura y David Bofarull

Sonido: Roc Mateu

Caracterización: Àngels Salinas y Txus González

Coreografía: Aixa Guerra

Voz: Xavi Duch

Del 24-XI-2016 al 01-01-2017

Producción: Teatre Nacional de Catalunya

https://www.tnc.cat/

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