La UNESCO declara Patrimonio Mundial el sitio de los Dólmenes de Antequera
Por Cristina Scibè
El Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO, que celebra su reunión anual en Estambul, ha incluido el pasado mes de Julio al Sitio de los Dólmenes de Antequera (Málaga) en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
España es el tercer país del mundo en número de bienes inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial: el Sitio de los Dólmenes de Antequera es el bien cultural número 45 de nuestro país en formar parte de esta prestigiosa lista. Además, España cuenta con 14 bienes incluidos en la lista de Patrimonio Inmaterial y 5 de Patrimonio Documental en el Registro Memoria del Mundo.
Antequera es un municipio español situado en la provincia de Málaga, en el principal cruce de caminos de Andalucía y conocida por ello como “el corazón” de la comunidad autónoma.
De su pasado conserva un extenso patrimonio arqueológico y arquitectónico, destacando el conjunto megalítico de dólmenes de Menga, Viera y El Romeral, así como numerosas iglesias, conventos y palacetes de distintas épocas y estilos. De su entorno físico destaca el Paraje Natural de El Torcal, famoso por las caprichosas formas de sus rocas calizas, que conforman uno de los paisajes kársticos más importantes de Europa y La Peña de los Enamorados, conocida con ese nombre por la leyenda que cuenta que unos enamorados (un cristiano y una princesa mora) se arrojaron al vacío desde la Peña, para unirse en la eternidad.
El conjunto fue construido durante el Neolítico y la Edad del Bronce con grandes bloques de piedra que forman las habitaciones y espacios cubiertos con dinteles (Menga y Viera) o falsa cúpula (El Romeral), que se utilizaron con fines rituales y funerarios. Los megalitos de Antequera son un excepcional ejemplo del megalitismo europeo.
Se trata de una de las más antiguas y originales formas de monumentalización paisajística mediante integración de arquitectura megalítica y naturaleza que se conoce en la Prehistoria mundial.
La interacción de los monumentos megalíticos con la naturaleza, acentúa la singularidad de este paisaje prehistórico. Durante la Prehistoria, Antequera fue un cruce natural de itinerarios entre mares y continentes y un punto de encuentro de pueblos y culturas diferentes. Ello dio lugar al nacimiento de unos modelos arquitectónicos sobresalientes y a una cultura basada en la excepcional interacción con el paisaje, en la que las construcciones megalíticas se presentan bajo la apariencia de paisaje natural (los monumentos megalíticos están enterrados bajo túmulos de tierra), subordinando su orientación hacia los dos hitos naturales: La Peña de los Enamorados y El Torcal, que constituyen los referentes visuales indiscutibles del Sitio.
La vinculación física y conceptual con el entorno natural es un hecho común en el fenómeno megalítico, sin embargo en el Sitio de Antequera lo realmente original es el estrecho e íntimo diálogo establecido entre la arquitectura megalítica y la naturaleza; un hecho que le dota de una relevancia única de escala universal y que no tiene paralelo en la lista de Patrimonio Mundial ni en otros bienes reconocidos del mismo tipo.
Pingback: Bitacoras.com