“The Crown”: el nuevo gran éxito de Netflix
Por Virginia Garza
Es una verdad universalmente conocida que Netflix se ha asentado ya en cientos de hogares españoles con un cada vez menos breve catálogo de películas y series de calidad. La última de ellas ha sido The Crown, una de las series de televisión más caras del panorama internacional (se estima que llegó a costar 130 millones de dólares) y que se centra en los años de juventud de la monarca más longeva de la historia: Isabel II de Inglaterra.
Desde el pasado 4 de noviembre todos los seriéfilos apasionados por las series de época al estilo de Downton Abbey se mantienen pegados a su pantalla de televisión o de ordenador con el objetivo de dejarse enamorar por el esplendor británico de la realeza del siglo XX. Durante sus diez episodios de casi una hora de duración, The Crown narra muchos de los entresijos que acontecieron en el gobierno de Isabel II desde su boda con Felipe de Edimburgo.
La crítica internacional se ha rendido ante esta serie, no solo por su obvia atención por cada uno de los detalles: vestuario, decorados o caracterización; sino también por la puesta en escena de unos actores ejemplares. En especial Claire Foy (Little Dorrit), interpretando a un personaje tan complejo como desconocido, la joven reina. Y es que esta serie no solo narra el lujo y la elegancia de la corte de aquella época, sino que también narra la inseguridad y la falta de carácter y personalidad de una joven que se vio obligada a aceptar la responsabilidad de la Corona sin disfrutar de su matrimonio y sus hijos.
Pero no solo este personaje es el que destaca en esta superproducción. La figura del apodado “perrito faldero” de la reina, su esposo el duque de Edimburgo, interpretado por Matt Smith (Doctor Who), no pasa desapercibida. El drama interno que vive este personaje en el desarrollo de los episodios es espectacular. Al comienzo conocemos a un hombre enérgico, vital y apasionado a un hombre que ha abandonado todas sus aspiraciones por el amor a su esposa y su oficio como consorte.
Y es que, si por algo se caracteriza esta serie, es por reflejar esto a la perfección: el lado humano, ese aspecto desconocido por el pueblo, de aquellas personas que no han decidido que les gobiernen pero que, pese a ello, tratan de desvivirse por su causa desoyendo sus propias responsabilidades personales. Así que, gracias, Netflix, por mostrar esa cara que los medios nunca mostraron, una cara que solo pudimos llegar a intuir.
Para aquellos que, como yo, habéis disfrutado con The Crown, ya se ha confirmado la segunda temporada, por lo que podremos seguir conociendo a estos “personajes” que ya se han ganado un hueco en nuestro corazón seriéfilo. Y, para aquellos que aún no la hayáis visto, no puedo hacer menos que recomendárosla y advertir de que, a pesar de que tiene un ritmo lento, esta serie engancha por su realismo y su cercanía. Un diez, de nuevo, para esta plataforma, Netflix, que sin duda, llegará muy lejos.