La piel humana, viva, como dice el autor, es el lienzo perfecto para plasmar poemas que acompañarán a un individuo durante toda su vida. Fausto Alzati Fernández convoca a esta aventura y la respuesta para su proyecto, plantea a continuación, ha sido conmovedora. El hecho de que decenas de personas quieran plasmar sus poemas en su piel es un gran honor, afirma.

El proyecto

El proyecto ha tenido una respuesta entusiasta de voluntarios, narra el poeta creador del proyecto “Acá también tengo cómo quererte”. Foto: Cortesía de Fausto Alzati Fernández

Por Fausto Alzati Fernández

Ciudad de México, 19 de noviembre (SinEmbargo).– Cuando empecé este proyecto, no sabía qué esperar, sólo sabía que la idea de nuevamente llevar mis versos a una editorial para imprimir otro libro de poesía, no me satisfacía. Su alcance sería corto y generalmente limitado al ámbito cultural. Para mí la poesía no es un mero gesto literario, suscrito al ingenio de los usos de la palabra; para mí la poesía es un modo de habitar el mundo. La poesía, por medio de sus ritmos y metáforas constituye una sustancia psicotrópica, capaz de alumbrar al mundo y describir la plenitud de nuestras experiencias, por triviales que éstas lleguen a parecer.

 Así, opté por la piel. Piel humana, piel viva. Los versos tatuados, de por vida, en cuerpos que vibran y circulan por el mundo, habitados por deseos, angustias, confusiones y epifanías. De tal suerte decidí unir mis profesiones y pasiones en este proyecto: el tatuaje y la escritura. A pesar de no saber qué esperar, o si acaso iba a resultar, empecé… y la respuesta me conmovió, alentó y, a la fecha, no deja de sorprenderme.

A unas horas de arrancar el proyecto y anunciar la convocatoria a quienes quisieran destinar su piel a mis versos, ya había 40 valientes en mi agenda. No han cesado de contactarme y venir a rayarse. Mis expectativas han sido rebasadas. Por otra parte, quienes me han honrado con sus cuerpos como lienzos, no forman, de modo alguno, un grupo homogéneo. El rango de edades, profesiones, estratos socioeconómicos e intereses es amplio y, quizás, inesperado también. Incluso entre los versos que puse en manos de quienes vienen, hay versos místicos y otros algo sórdidos, y contra cualquier expectativa, todos van encontrando la piel que será su nuevo hogar.

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Cualquier parte del cuerpo es bueno para llevar un poema impreso toda la vida. Foto: Cortesía Fausto Alzati Fernández

Ahora estos versos, cuya antigua residencia eran mis cuadernos, andan sueltos por el mundo. Algunos los verán en algún antebrazo agarrado del tubo en el metro, en el cuello de alguna chica que voltea de pronto, en el pecho de un extraño en la playa o en la entrepierna de una mujer que ya quisieran tener lo suficientemente cerca como para leer. El significado de cada verso cambia, día con día, de contexto a contexto. Los poemas, ahora, lejos de quedar en el mausoleo cultural del papel de “mi obra”, han cobrado vida propia.

Comencé esto como un experimento. Para ver qué sucede con mi manera de habitar el mundo, y la poesía que nutre esta experiencia. Comencé por mera curiosidad. Inicialmente iba a tatuar algunos versos, luego decidí serían 108, ahora he decidido seguir hasta que acabe el año, para dedicar el año siguiente a también elaborar un libro impreso con las fotos de los poemas (para que también invada la cultura un poquito), una exposición fotográfica (para invadir las artes también y leer los versos en formato grande) y un documental (para seguir una probadita de la vida diaria de estos versos y quienes los portan).

Foto: Cortesía Fausto Alzati Fernández

Los poemas y y las fotos de los tatuajes serán parte de un próximo libro. Foto: Cortesía Fausto Alzati Fernández

Si acaso tú, querido lector, tienes piel para la poesía, puedes contactarme por cualquiera de mis redes sociales: 

Instagram. Agujas y tinta.

Twitter: @faustoAF