Por Sonia Rico

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Anna y su padre Sigmund

Continuamos con la novela de este mes en el Club de lectura: Los ángeles de hielo.

En esta entrada queremos hacer hincapié en un aspecto de la novela que nos ha parecido original al darse un abrazo con la historia introduciendo a un personaje real: Anna Freud.

Frederic Mayol, el protagonista, admirador de Freud (padre de Anna) intercambia con Anna varias cartas en las que hacen referencia a detalles de la vida de la familia Freud, de la relación que ella tenía con su padre y además en esta correspondencia, Frederic aprovecha para exponerle a ella algunas dudas del trato de sus pacientes, esperando que Anna pueda hacer de nexo entre él y el admirado padre del psicoanálisis.

Me ha parecido un buen recurso y dota a la novela de más credibilidad aunque el autor deja claro que  las cartas que ha escrito para esta novela son ficticias.

Para ello Toni Hill se documentó a fondo con la lectura de varias obras sobre la vida de Sigmund Freud como Freud, A life of our time, de Peter Gay. Y de especial ayuda le debieron ser las cartas de Freud y su hija Anna recogidas en Sigmund y Anna Freud. Correspondencia 1904-1938.

Anna fue la hija pequeña de Freud y su relación estuvo marcada por el psicoanálisis ya que ella fue su paciente durante 6 años. «Mirándote me doy cuenta de lo viejo que soy, porque tienes exactamente la misma edad que el psicoanálisis. Los dos me habéis causado preocupaciones, pero en el fondo espero de tu parte más alegrías que de la suya», llegó a decir Sigmund a su pequeña en 1920. Ella fue la única de los 6 hijos que se psicoanalizó y que se implicó en la Asociación Psicoanalítica Internacional, fue cortejada por algunos alumnos de su padre y acabó dedicada a la terapia de menores, llegando a ser en ese campo la principal representante de la escuela vienesa.