Mondrian y el Boogie Woogie
Por Dumia Pernas Otero
El artista holandés Piet Mondrian (1872-1944) es conocido como cofundador del movimiento artístico De Stijl y del Neoplasticismo. Los seguidores de esta tendencia pictórica defienden la abstracción pura y la universalidad, que aspiran alcanzar mediante la reducción del arte a sus elementos esenciales: direcciones verticales y horizontales, a las que se suman colores primarios (amarillo, azul y rojo) y “no-colores” (blanco, negro y gris). Es también fundamental en los trabajos neoplasticistas la elusión de la simetría y la obtención del equilibrio estético mediante el uso de la oposición.
Mondrian estaba convencido de que las formas objetivas de expresión de la pintura no pueden derivarse de la imitación de la naturaleza, sino que han de ser creadas. Su objetivo fue ganar formas de armonía visual reduciendo los medios pictóricos a sus elementos constitutivos básicos. El fin último es lograr un lenguaje universal.
Son, sobre todo, conocidos los trabajos que Piet Mondrian realiza en base a planos rectangulares y de colores primarios, limitados por líneas negras, verticales u horizontales. Ejemplo de ello es la obra Composition with Red, Yellow, Blue and Black (1921).
Sin embargo, hacia el final de su vida, el estilo de este artista sufre ciertos cambios. En 1940, Mondrian llega a New York, escapando de la Europa de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos le ofrece una libertad y un modo de vida desconocidos para él hasta entonces: se enamora de la ciudad de New York y del jazz, ya considerado –por ciertos sectores- como un estilo de música genuinamente americano. Amante de la danza, Mondrian resulta impresionado por el Boogie Woogie, estilo de blues basado en el piano rápido y bailable.
En los años 40 tiene lugar el mencionado cambio de estilo. En primer lugar, vuelve a usar títulos referenciales en las pinturas neoyorquinas: New York City I, Broadway Boogie Woogie y Victory Boogie Woogie. Por otra parte, se quiebran las líneas en negro y se convierten en segmentos de colores primarios puros, en un intento de unir el Neoplasticismo y la cultura de la metrópolis neoyorquina. Estas obras, aún dentro de la abstracción, se pueden entender como la demostración de que el artista contemporáneo podía incorporar su emoción a la pintura: el cambio de vida que supone su llegada a Estados Unidos, se refleja en su trabajo.
La eliminación de las líneas negras se refleja claramente en New York City I. A partir de obras como New York City I, la identidad recae en la repetición. Así, las líneas –consideradas hasta el momento secundarias-, se convierten en el elemento más activo de la composición: en ellas recae el ritmo de la misma.
El siguiente paso fue la abolición de la línea como forma. La repetición sincopada es capaz de destruir tanto la expresión objetiva de la forma como la expresión subjetiva de la misma. Reflejo de todos estos cambios son Broadway Boogie Woogie y el inacabado Victoria Boogie Woogie. Las líneas (predominantemente amarillas en el primer ejemplo, más “destruidas” en el segundo), se ven interrumpidas por pequeños bloques de color, que dotan de dinamismo a la obra. A la vez que los planos de color se ven reducidos e interactúan con dichas líneas, en lugar de verse encerrados por ellas.
Centrémonos en la primera de dichas obras. Broadway Boogie Woogie es el resultado final de la exploración que Mondrian realiza durante toda su carrera: la búsqueda por plasmar la esencia de lo real, que no necesariamente tiene que estar ligada a la representación de la forma. A pesar de ello, este cuadro está inspirado por elementos que proceden, claramente, del mundo real: la cuadrícula de Manhattan y el Boogie Woogie, como su propio título indica. Del segundo toma el ritmo sincopado, lo que en su trabajo se reflejaría como la construcción a través de la oposición de medios, mediante un ritmo dinámico. Es, por tanto, muy posible que su interés por el jazz radique en la síncopa, la cual vemos en su trabajo, en los elementos moviéndose en secuencias, trabajando unos contra otros.
Pingback: Bitacoras.com
Pingback: Mondrian y el Boogie-Woogie – Remolinos Musicales