En busca de Muhammad Ali. Historia de una amistad
Por César Malagón (@malagonc)
En busca de Muhammad Ali. Historia de una amistad
Davis Miller
Errata Naturae, 2016
Traducido por Miguel Ros González
296 páginas
La relación entre la literatura y el boxeo siempre ha sido muy fructífera. Y probablemente sea la figura de Muhammad Ali la que haya llenado más páginas, ya sea mediante la función meramente periodística o la literaria. Decir que su figura fue de las más influyentes del Siglo XX y XXI no es caer en la exageración. Su juego de pies, sus manos ágiles y su capacidad para esquivar los golpes le permitieron granjearse un sitio en el Olimpo pugilístico. Pero fue su personalidad, su descaro juvenil y la lucha social a favor de los afroamericanos y del Islam lo que le elevó a la categoría de leyenda inmortal.
La figura de Cassius Marcellus Clay fue tan grande que hay diferentes formas de afrontarla, y durante décadas, escritores y periodistas se han centrado en varios aspectos de su vida, ya que abarcarlo en toda su magnitud es una tarea casi titánica. David Remnick dejó para la posteridad en su libro “Rey del mundo” la historia de cómo un chiquillo desgarbado de Louisville (Kentucky) accedió al trono de los pesos pesados y se convirtió en el americano más famoso de la época, hasta que su renuncia a participar en la Guerra de Vietnam le condenó al ostracismo deportivo. Por otro lado, Norman Mailer y su libro “El combate” nos acercó la figura de Ali a través de The Rumble in the Jungle, la histórica pelea de 1974 en Kinsasha (Congo) ante George Foreman. Dos formas, entre las muchas posibles, de afrontar el acercamiento a un mito. Y luego tenemos la forma de afrontarla de Davis Miller (Carolina del Norte, Estados Unidos, 1953), que con “En busca de Muhammad Ali. Historia de una amistad” nos presenta al Campeón más íntimo, una figura a medio camino entre lo humano y lo divino.
“Este libro tampoco es el enésimo intento de un escritor de definir a Ali. No soy un gran amante de las biografías a distancia; a mi parecer, esa labor resulta, de un modo u otro, reductiva e industrial. En este libro, como en el resto de mis historias sobre Ali que lo preceden, no deconstruyo, trivializo, deifico o demonizo a mi desconcertante, indómito, fantástico e indefinible amigo, de gran corazón y más experiencias. Mi misión es explorar y compartir.”
La historia de Davis y Ali empezó en 1974. Digamos que el escritor fue uno de los millones de personas a los que Muhammad Ali salvó (o cambió) la vida, convirtiendo a un chico sin presente ni futuro en un periodista reputado gracias a sus artículos sobre el púgil de Louisville. Pero lo importante del libro empieza en 1988. Ali, ya retirado, vive en una caravana en el jardín de casa de su madre, luchando contra el Parkinson e intentando transmitir cariño y felicidad a todo aquel que quiera acercarse a él. Davis lo aprovecha y de ello nace una amistad que se consolida con los años. Y en este libro están incluidas todas esas historias que vivieron juntos. Miller nos acerca una figura muy poco vista del gran boxeador. Un retrato íntimo y familiar, alejado de los grandes circos mediáticos que montaba antes y después de cada combate. Este es un Muhammad Ali pausado y bromista. Un hombre gastado, con la apariencia digna de un buda y un andar de bisabuelo que sin embargo encierra a un niño eterno en su interior, siempre con sus trucos de magia preparados y con ganas de sacar una sonrisa a todo fan que se acerque a él.
“En busca de Muhammad Ali. Historia de una amistad” es un libro honesto desde el propio título. Como toda historia de amistad, entramos en el terreno de la subjetividad. No busquen un retrato objetivo de Ali, porque no lo habrá. Davis Miller no esconde en ningún momento su fanatismo (bien entendido) por la figura del Campeón, pero esa subjetividad no menoscaba ni un ápice su labor periodística. Gracias este libro podemos conocer la imagen más desconocida de una figura que, pese a “vivir la vida de cien hombres”, siempre tuvo la sensación de estar en deuda con el resto de los seres humanos hasta el último día de su vida. Y basta leer el capítulo “Interludio: Marrakech” (todos son recomendables, pero este por encima del resto) para comprender por qué su figura traspasó fronteras y por qué durante generaciones se seguirá hablando de Muhammad Ali, a pesar de que el pasado 3 de junio sonó, del modo más amargo posible, la campana que marcaba el final de su último asalto.
“Hay una cosa que quiero que entienda todo el que lea estas páginas: lo único especial de mi relación con Ali es que es mía. Trata a casi todo el mundo exactamente igual que a mí. Ahí radica una parte de su extraordinario carácter. Cuesta imaginar que haya habido alguien como Ali, y dudo que vuelva a haberlo.”