Héctor Alterio en «El padre»: master class de vida y escenario
Por Horacio Otheguy Riveira
Un anciano pícaro, distraído, peleón, encantador, inquieto, temeroso, aniñado, desesperado: sinfín de matices en manos de lo que en algunos países aún se llama «monstruo sagrado», referente a un artista que se considera superior al arte mismo del que se ocupa. Para llegar a esta dimensión, Héctor Alterio simplemente dedicó su vida a forjar personajes de gran complejidad desde muy joven. Hoy, con 87 años, demuestra esta síntesis de calidad como una clase magistral en un espectáculo donde todos sus integrantes fortalecen una visión humanista, de gran alcance poético, acerca de la demencia y su propia teatralización de la realidad.
A Andrés se le va la cabeza, o eso parece, porque es posible que en esta creciente intriga «casi» policiaca existan de verdad hombres amenazantes y una realidad hostil con mujeres que agobian o son toda ternura, a veces mal recibida, a veces muy necesaria… Actitudes y emociones entrelazadas en un caos donde conviven golpes de humor con drama de impacto.
El padre, de Florian Zeller, según la puesta en escena de José Carlos Plaza, es una emocionante traslación escénica de un caso de demencia senil, doblemente interesante porque bien podría tratarse del sentimiento de pérdida y desolación de cualquier persona al margen de las normas habituales. Hoy en día, un caso recurrente en los millones de personas que tienen tratamiento psiquiátrico ambulatorio y que deben convivir con sus familiares, de muy difícil hospitalización. Es en este reconocimiento psicosocial donde la obra original va más allá de su propia trama, y en todo el proceso de un personaje sufriente se puede ver reflejado un conflicto universal de mayor potencia. Más allá del anciano fatigado y desamparado en su desmemoria, numerosos hombres y mujeres perdidos en la dolorosa tiniebla de no sentirse parte de ninguna parte.
El logro más importante del director consiste en mantener constantemente la atmósfera de misterio y la envolvente intriga (esencialmente guiado por la iluminación, pieza fundamental en el devenir de sombras fantasmales que habitan toda la función) en torno al poderoso protagonista, sin descuidar ningún otro elemento puesto en juego hasta alcanzar un final prodigioso, elaborado con pequeños detalles de poderoso influjo. Con la música de Mariano Díaz, omnipresente pero muy medida, aportando una notable tensión, aunque permitiéndose momentos deliciosos de melancolía.
Florian Zeller es uno de los autores franceses de mayor éxito mundial. Debutó en España de la mano de Josep Maria Flotats, quien protagonizó y dirigió La verdad en 2012, y ahora Carlos Hipólito y Natalia Millán protagonizan en el Maravillas La mentira, ambas comedias en torno a complejas relaciones sentimentales bien enraizadas en el tema del adulterio como elemento «casi» indispensable de toda relación estándar: un tema muy desarrollado en todos los géneros del teatro, el cine y la literatura franceses. En todos los casos, el joven autor (37 años) demuestra un conocimiento muy amplio del arte escénico, con un gran dominio de la síntesis dramática en el formidable diseño de personajes con muy pocos elementos, creando situaciones muy interesantes.
El padre es su obra de mayor impacto internacional, ya estrenada por primerísimas figuras en todo el mundo. Jean Rochefort protagoniza la versión cinematográfica: Floride, donde se aporta una dimensión más abierta de la obra original, con el personaje deambulando por diversos ambientes con su disloque mental y su fascinante encanto.
Mientras tanto, aquí y ahora, en el encierro de lugar y sentimientos donde transcurre la acción, no solo no sentimos claustrofobia, sino que acompañamos al personaje en todas sus idas y venidas, ávidos por comprenderlo, identificados con su dolencia y dudando de los intereses de quienes le rodean, en un viaje por el corazón de un solitario que cuando se pregunta: ¿Y yo quién soy?, la grandeza del teatro alcanza su lado más luminoso.
Esta obra nos coloca en la perspectiva de una mente confusa o, quizá,
confundida por los intereses de los que le rodean, nunca lo sabremos.Sin ridiculizar jamás el carácter principal, Andrés nos hace reír.
Las situaciones ambiguas, muchas veces contradictorias, las réplicas
mordaces, los personajes duplicados, cambiantes, y por encima de
todo la duda de si lo que realmente sucede es lo que dice la familia
o es lo que siente el padre, producen una de las obras más divertidas,
apasionantes y profundas del teatro contemporáneo.Muchas veces se acerca al drama, otras muchas a la comedia y la
mayoría de la veces a un inquietante “thriller” al estilo Hitchcock. (José Carlos Plaza)
El padre
Farsa trágica de Florian Zeller
Adaptación y dirección: José Carlos Plaza
Intérpretes: Héctor Alterio, Ana Labordeta, Luis Rallo, Miguel Hermoso, Zaira Montes, María González
Escenografía e iluminación: Francisco Leal
Vestuario: Juan Sebastián Domínguez
Música: Mariano Díaz
Fotografías: Miguel Ángel de Arriba
Productor: Jesús Cimarro
Teatro Bellas Artes. Del 20 de octubre al 27 de noviembre 2016
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