‘Obscena. Trece relatos pornocriminales’, de Varios Autores
Por César Malagón
Obscena. Trece relatos pornocriminales, de Varios Autores
Edición y prólogo de Juan Ramón Biedma
Alrevés, Barcelona, 2016.
224 páginas
“Trece relatos pornocriminales”. Eso, acompañado de una portada más que sugerente. Y debajo, trece nombres con varios de los mejores escritores de novela negra en lengua española. Quizá solo esto baste para explicar qué es Obscena. O quizá preferís que entremos en detalle.
Juan Ramón Biedma coordina y prologa este experimento literario editado por Alrevés, destinado a remover la conciencia (y lo que no es la conciencia) de los lectores amantes al género negro. Es Obscena una colección de relatos que mezclan la pornografía con el género criminal. Dos géneros diferentes con un punto en común. Los dos nos llevan a visitar los instintos más bajos y escondidos del género humano. La sordidez, la depravación y la lujuria casan muy bien con cualquiera de las dos naturalezas narrativas. Y cuando hablamos de pornografía, no queremos caer en el común error de compararla con la literatura erótica. Ni por asomo. En una se folla, en la otra también se hace el amor. En una se llama a las cosas por su nombre, en la otra se utiliza la metáfora o el eufemismo. La misma RAE nos lo dice, la pornografía es la “presentación abierta y cruda del sexo que busca producir excitación”, mientras que el erotismo es algo más ornamental.
La mezcla de pornografía y novela negra tiene mucho riesgo. La sangre mezclada con el deseo y los fluidos corporales puede provocar diversas reacciones, desde la admiración más absoluta al asco más interno y profundo. Y eso mismo es lo que provoca la lectura de estos relatos, tan poco acostumbrados como estamos en este país a lecturas subiditas de tono. Darle el aroma de novela negra al relato es sencillo, y más si cuentas con una nómina tan amplia y buena en tu haber. Pero agregarle el toque pornográfico y que la mezcla no te explote en la cara solo está al alcance de unos pocos, aunque por suerte el porcentaje de aprobados en esta recopilación es bastante alto.
De todos los relatos me gustaría destacar seis por encima del resto. Por un lado, dos apuestas seguras. David Llorente acompaña al sexo con una distopía de las suyas en “Maldigo el gallo que anuncia el alba” y Fernando Marías vuelve a crear un relato absorbente con “Sandalias amarillas de tacón de aguja”. Por otro lado, tres relatos que no solo comparten el sexo y lo criminal; también una atmósfera angustiosa protagonizada por personajes llenos de odio, venganza y desesperación. Y son los relatos de Empar Fernández (“Marcia y Marcial, pasión sin límites”), Marcelo Luján (“Cuidados intensivos”) y Susana Hernández (“El amante de Shanghái”). Y para terminar, un relato corto, intenso y escabroso, “Sangre callada”, de Montero Glez. Pero hacer mérito a estos seis no es desmerecer al resto. Es probable que la lista de otro lector de Obscena arroje resultados muy dispares al mío.
Los trece relatos son duros, muy duros. Algunos incluso dan ganas de dejar de leerlos. Y con muchos de ellos he sentido un ligero cosquilleo en mi fuero interno (yo también uso el eufemismo, como la novela erótica, perdonadme). Pero de eso trata Obscena, de hacernos sentir. Y por eso hay que aplaudir libros tan valientes, no todo va a ser mojigatería en la vida.
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