Novela

Dos colores púrpura en la literatura

Por Sonia Rico.

flowers-purple-yellow-bokeh-images-190454Si el color púrpura tuviera un sabor seguro que sería amargo. Y lo digo porque en la literatura tenemos dos ejemplos de novelas notables que lo han tomado como referencia  en sus títulos y porque ambas novelas comparten un espinoso tema: los malos tratos domésticos.

Empezamos por Alice Walker y su novela El color púrpura por la que recibió el premio Pulitzer en 1983. La vida personal de la autora y sus circunstancias tuvieron, sin duda, influencia en esta narración. Ella proviene de Georgia y tenía antepasados que habían sido esclavos. Las relaciones con su padre siempre fueron tensas y más especialmente cuando ella empezó a demostrar inquietudes literarias. Su madre era empleada domésticas y a su vez había recibido malos tratos por parte de su padre y éste fue el motivo por el que escapó de su casa. Ella podría ser la protagonista que tomó Alice para su novela. En él la autora nos cuenta la vida de Celie, una niña de catorce años que vive en EEUU en el siglo XX y que está sometida a malos tratos de todo tipo por parte de su padre.

El segundo libro es La flor púrpura de la nigeriana Chimamanda Ngozi, publicada en 2003 y que valió nominaciones  a los premios Booker y  Orange. La autora tuvo la suerte de tener ya en su casa acceso a escritores en lengua inglesa y de combinar estas lecturas con las de escritores nigerianos con Achebe y el guineano Camara Laye. Ella vive y concilia Africa y Estados Unidos. En esta novela encontramos la historia de Kambili, una chica de quince años que lleva, aparentemente, una vida privilegiada en Nigeria. Su padre es un rico hombre de negocios, defensor de la libertad y fanático religioso que ha instaurado en su casa un régimen totalitario. En ese ambiente claustrofóbico viven ella, su hermano y su madre aterrorizados por las reacciones violentes y castigos de su padre.

El color púrpura recibió muchas críticas en su momento porque retrataba a un hombre negro con un perfil agresivo y abusivo y esto no gustó mucho a este colectivo, ya que se tendía a generalizar. Algo parecido le pasó a Chimamanda, como ella misma explicaba en su fabuloso TED sobre el peligro de contar una sola historia. La autora explicó que un lector le preguntó si los hombres nigerianos eran maltratadores y ella le respondió con una sonrisa que eso era lo mismo que si ella preguntara que si todos los hombres americanos eran psicópatas después de haber leído American psico.

En ambas novelas una joven pierde la inocencia, aspira a algo mejor, anhelan la libertad y aparece el color púrpura en la primera como color para vestir, en la otra,  en una flor, como símbolo de frescura, de soplo de aire nuevo, que les son totalmente necesarios para sobrevivir. El color púrpura es un detalle que les lleva  a un mundo nuevo, más justo.

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