Dejemos de flipar con lo de Dylan, coño, que ya somos mayores

Dylan & DeadVale, todos hemos flipado en mayor o menor medida por el Nobel a Dylan. Flipar no es un verbo que necesariamente conlleve connotaciones negativas o positivas. Flipar es un verbo que ya aparece en el diccionario de la RAE, antes no. Las cosas cambian. The Times They Are A-Changin’, o al menos lo parece. Dejemos ya de flipar, que ya han pasado unas horas y reflexionemos.

Yo siempre he tenido la idea que los académicos suecos eran unos ancianitos bastante flipados cuyos criterios eran bastante herméticos, decimonónicos, arbitrarios y corporativistas. De hecho, ha habido años que le han dado el Nobel a peña que nadie conocía. Claro que siempre había algún iluminado que te decía que él había leído a Svetlana Aleksiévich o a Shmuel Yosef Agnón antes de que les dieran el Nobel. Evidentemente mentían como bellacos, pero quedaba muy cultureta y a alguno le servía hasta para ligar.

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También he tenido siempre la idea de que esos académicos suecos eran bastante elitistas. Daba la impresión de que ellos entendían muchísimo de literatura y el resto de los mortales éramos unos paletos o algo así. Ha habido años que han dado el Nobel a peña que no los conocían ni en su barrio, a peña que no ha aportado nada al mundo, ni antes ni después del Nobel. También ha habido años que se lo han dado al famoso de turno, de esos que lo de aportar aportar, poco. Eso sí, se han hecho más famosos y más millonarios.

Podemos entrar en el debate de lo que es y no es literatura. Podemos entrar en el debate de si la literatura es solo para gente culta o debe de ser también para gente no instruida; o para ricos o pobres; o para blancos o amarillos; pero no tiene sentido seguir por aquí. Antiguamente en las plazas era el ciego pícaro o el pícaro ciego, que de todo había, el que contaba una historia a través de toscos dibujos. ¿Era aquello literatura? Evidentemente, era literatura oral y el medio de transmisión era obligatorio, principalmente porque la peña no sabía leer ni escribir.

Bob Dylan - I can't sing

Si nos ponemos tontos, si nos la cogemos con papel de fumar, si nos ponemos en plan exquisito, en plan esto sí-esto no, cometeremos el error mayúsculo de caer en la pedantería y en la estupidez, como estos enteraos que pontifican que la novela negra no es literatura y ponen el grito en el cielo cuando otorgan un Planeta o un Nadal a una obra de género. Vale, que lo mismo no es un buen ejemplo, pero yo tampoco soy un experto ni quiero.

Bien, como decía al principio, todos hemos flipado con lo del Nobel a Dylan en uno u otro sentido. Yo sí he leído a Dylan y he cantado a Dylan. Y voy a decir para terminar un par de cosas:

-Todas y cada una de las letras son acojonantes, aunque haya cometido el error (según los puretas) de ponerles música.

-El señor Bob Dylan ha influido más en varias generaciones (me temo que su música y sus letras seguirán influyendo en las venideras) que ochenta premios Nobel juntos; todo ello a través de la palabra escrita y pregonada a lo largo de todo el mundo y, no lo olvidemos, para todo el mundo, no solo para una élite privilegiada.

 

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