Gozosa locura compartida en «La comedia de los enredos», según Castrillo-Ferrer

8 octubre, 2016 horacio 2209 Views 2 Comments Alberto Castrill-Ferrer, Antonia Paso, Carlota Pérez-Reverte, Comedia, La comedia de los enredos, Matadero Naves del Español, Shakespeare, Silvia de Pé

Por Horacio Otheguy Riveira

Vaya panda de locos estos actores que se desbocan bajo la vibrante batuta de Castrillo-Ferrer; se entregan en cuerpo y alma a la impúdica aventura de reírse de los culebrones de Shakespeare, de parodiarle tanto en el drama como en la comedia característicos del teatro isabelino, y al mismo tiempo jugar a reírse de sí mismos, actores en vena total, con una flexibilidad corporal que les permite la realización impecable de una acción frenética. Una gozosa locura compartida entre los propios intérpretes y el público, que entra a saco en una farsa de indudable originalidad, ideal para adictos a la comedia surrealista, el disparate cómico, y la festividad sin miramientos de la propia existencia pasada por la licuadora del buen humor.

La comedia de los enredos es la obra más corta de William Shakespeare. Un «remake» de lujo de la obra de Plauto Los Menecmos, inspirada en otra griega: Los gemelos de Posidipo, y esta última probablemente basada en un cuento de tradición popular. En 2009, para el Festival de Mérida la inglesa Tamzin Townsend dirigió la obra original del italiano (de aC) Tito Maccio Plauto bajo el título de Los gemelos, en versión del extremeño Miguel Murillo.

Y ya puestos a la discriminación positiva es ahora la madrileña Carlota Pérez-Reverte quien se internacionaliza de la mano del zaragozano Castrillo-Ferrer en una producción que no se parece a ninguna otra, pues poco toma de uno y otro autor y escoge el camino por el cual el diabólico enredo que provoca confundir a un gemelo por otro encuentra un fantástico placer en el denodado trabajo de correrías en las que los actores son ellos mismos más una serie de personajes, todos en la cúspide de una fiesta de liberación teatral que Castrillo-Ferrer domina como nadie: menuda correría de coreográfica precisión en la que los intérpretes no paran ni un instante, al tiempo que se expresan con seguridad, aprovechando al máximo el precioso lenguaje compuesto por Carlota Pérez-Reverte, quien realizó una versión que acaricia los oídos.

La acción transcurre en un exótico y misterioso sur de Europa, Éfeso (Turquía) donde no sólo se produce menudo jaleo con la confusión de un gemelo por otro, sino el impresionante aumento de conflictos al haber dos parejas de gemelos, amos y criados, que se confunden incluso entre ellos mismos. Y más aún cuando en realidad ninguno se parece físicamente, aunque el texto diga lo contrario.

Los actores y los personajes se vuelven locos, liberan toda clase de toxinas, unifican su espíritu aventurero y socarrón comandados por una Silvia de Pé que vuelve a expandir un histrionismo fantástico de contagiosa diversión. Todos se sienten a sus anchas, y gusto da ver a Antonia Paso en un género en el que no la conocía, más aún después de aplaudirla en el dramón por excelencia de Los hermanos Karamázov. Y lo cierto y verdad es que quien se entregue a esta locura de vivir boca abajo, perseguido por malvados y tontos que acosan partiéndose de risa, se encontrará con un equipo de sorprendente unidad, donde todos aúnan talentos y nadie se queda fuera, y cuando eso está por suceder, el mismo intérprete da el cante y corrige lo que haya que corregir en un andamiaje infatigable, un carrusel, una noria, una montaña rusa: parque de atracciones hecho de brioso verbo y acción asombrosa.

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LA COMEDIA DE LOS ENREDOS

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