Manuel Baqueiro: “El Plan es una historia escrita desde el corazón”
Por Yolanda Moreno
Del bar de El Asturiano al escenario del Teatro Pavón. Manuel Baqueiro, conocido por muchos como Marcelino por su papel en la serie Amar es para siempre, está a punto de estrenarse en la obra El Plan, que se representará en el Teatro Pavón Kamikaze del 6 al 23 de octubre (jueves, viernes y domingos). Escrita y dirigida por Ignasi Vidal, e interpretada también por los actores Chema del Barco y Javier Navares, el año pasado fue galardonada en los premios Godoff como mejor montaje. Este año el actor Manuel Baqueiro se une al elenco.
Una historia escrita desde el corazón, porque la ha escrito Ignasi Vidal con mucho amor. Es una obra sobre la amistad de tres perdedores, de tres parados que destilan mucha amistad entre ellos y que de repente se van a ver atrapados en una situación tremenda que va a dar un giro total a la historia. Todo esto desde el punto de vista a priori bastante cómico, pero con un desenlace que por supuesto no te puedo contar, pero que a la gente la deja con el corazón encogido. Creo que es lo que la hace más interesante. Más que comedia yo lo llamaría dramedia, porque conjuga muy bien ambos géneros y ahí está la clave de su éxito.
¿Qué pensaste cuando te ofrecieron el papel?
Me llamó Ignasi y me pasó el texto. Yo había oído hablar mucho de él y no podía decir que no porque me fascinó. Además, tenía ganas de trabajar con él desde hace tiempo, y encima me dijeron que era en el Teatro Pavón Kamikaze, un sitio muy interesante para colaborar porque están haciendo un trabajo estupendo. Además, cuando te rodeas de gente tan buena al final lo que haces es crecer como actor, y esa era mi idea. Era irrechazable. Estuve antes en una gira con la obra de teatro Al final de la carretera, con la que disfruté mucho pero me dejó bastante cansado. Y para meterme en otro proyecto de teatro tenía que ser algo muy potente y que me apeteciera. Esta obra es un caramelo. La verdad es que yo estaba muy cómodo este año con la serie, quería vivir un poco mejor y tener más tiempo libre, pero cuando te ofrecen algo así hay que ser un mediocre para no cogerlo.
¿Qué nos puedes contar de tu personaje? ¿Cómo es?
Es un tipo de 42 años, que está en el paro como sus dos amigos. Es un perdedor con mucho encanto que busca los pequeños momentos de felicidad que da la vida y salir adelante en una época de crisis total en la que se encuentra. Es un tipo un poco inmaduro, tiene 42 años pero podría tener 28, y es muy amigo de sus amigos. Pero sobre todo se va a encontrar en una situación límite a causa de uno de sus amigos. Son tres personajes ordinarios ante situaciones extraordinarias. Se definen mucho en el trato con los demás. La manera de descubrirlo es cómo se va relacionando con los otros dos personajes a lo largo de la función. La verdad es que es un tipo entrañable.
No es una comedia como tal, pero el público se ríe mucho en la obra
El público se ríe mucho, sí. Yo diría que es una dramedia, porque hay puntos dramáticos gordos que afectan, pero todo ello va pasando desde un punto de vista muy ligero, muy cómico. Las situaciones son cómicas no porque se busquen, ni se busca el chiste, sino porque está en el texto. Realmente el texto lo tiene todo. Son situaciones entre comillas patéticas pero reales, que muchos las hemos vivido, y todo ello te lleva a la risa. Es una función muy realista.
¿La gente puede verse reflejada en vuestros personajes?
Sí, muchos se van a ver reflejados en la situación en la que se encuentran estos tres amigos: de búsqueda de trabajo, de problemas con la pareja, crisis por todos lados… y a la vez intentar ir tirando. También son roles muy definidos dentro de una pandilla en la que siempre hay uno que está machacando, otro que tiene un pique con tal… y todo eso está muy latente en la función. Es un reflejo muy total, un reflejo universal. Esta función podría ser de ahora, podría ser de hace un tiempo, y podrá representarse dentro de 50 años.
Con Marcelino son ya 12 temporadas. Se puede decir con creces que es tu personaje por excelencia.
Cuando estás 12 años en una serie que funciona bastante bien, todos los días en televisión, te marca para toda la vida. Yo lo disfruto mucho, sigo disfrutando mucho de Marcelino. Cada año me ponen actores nuevos con los que trabajar, con lo cual es como cambiarte de colegio cada curso y descubrir a gente nueva e interesante de la que aprender. Aparte de que te da una seguridad laboral y profesional que en el mundo en el que nosotros nos movemos es difícil conseguir. Y que encima me respeten cualquier montaje de teatro que me salga, algo que en otras series a lo mejor te lo pueden poner más difícil, pues es lo que me permite seguir ahí y oxigenarme con estas funciones maravillosas que me ofrecen.
¿Resulta difícil compaginar el teatro con una serie diaria?
Hasta que estrenas es duro, pero nuestro trabajo es así. A veces no tienes nada, y en otras ocasiones te viene todo a la vez, así que tienes que cogerlo y disfrutarlo. Me encanta lo que hago, tengo muchísima suerte de ganarme la vida con lo que más me gusta hacer, y si a veces tienes que hacer jornadas de 12 horas pues se hacen y no pasa nada.
¿Tienes algún otro proyecto en mente?
Tengo propuestas de teatro para más adelante, y tengo que valorar. De momento estoy muy centrado en el estreno de El Plan, y en Amar es para siempre. Pero sí, hay un par de proyectos muy bonitos de teatro que ya veremos para la temporada que viene.
¿Te paran mucho por la calle con el nombre de Marcelino?
Sí, claro, imagínate (risas). Yo asumo que me llama más gente Marcelino que Manu. Es normal, porque ya te ven como uno más de la familia, por la hora que es la serie, el tema costumbrista… Me paran constantemente. Pero bueno eso va en el sueldo. Si es con respeto y con educación, que me digan que les gusta lo que hacemos, o que les hacemos felices, o que disfrutan mucho con la serie, pues es un gustazo. Porque para eso la hacemos, aparte de para vivir, para que a la gente le llegue.
Supongo que es muy diferente el escenario de un teatro al escenario de El Asturiano en televisión. ¿Qué medio te gusta más?
Son muy diferentes, pero me gustan los dos. El teatro tiene el punto extra de que está ocurriendo en ese momento, y que estás con el público, y eso es irrepetible. Pero la serie tiene unos códigos muy bonitos, hay muy buen equipo, lo disfrutamos mucho, no tienes la tensión de fallar o no porque sabes que puedes retomar. Y en el teatro es en el momento, tienes que salir para adelante ocurra lo que ocurra en el escenario o entre el público, y eso te mantiene muy vivo. No hay dos funciones iguales. Te diría que lo que me gustan son las buenas historias, que suena a tópico, pero es verdad. La historia de Marcelino esa una historia cojonuda en Amar es para siempre, y el texto de Ignasi de El Plan es una joyita de teatro. Por favor, animo a todo el mundo a que se venga a vernos al Teatro Pavón Kamikaze.
¿Por qué hay que ir a ver El Plan?
Porque la gente va a disfrutar mucho. Porque la gente va a reír y va a llorar. Porque lo van a encontrar todo a lo largo de hora y media. Es una historia muy inteligente y muy bien contada que les va a emocionar.