La impactante Norma de Àlex Ollé en la Royal Opera House de Londres
Por Eloy V. Palazón
El siglo XXI amaneció con la convicción de que la religión se convertiría, cada vez más, en un tema menos central en la interpretación del mundo en que vivimos. Pero —como dice la profesora de estudios islámicos Mona Siddiqui en su ensayo en el programa de mano para la ópera Norma de la Royal Opera House—, la secularización está hoy más que nunca lejos de desaparecer del mapa. Y es que el fundamentalismo religioso, y también político, ocupa gran parte de las noticias actuales, obligándonos a reformular muchas de esas interpretaciones que prescindían de lo que hoy es una realidad.
Àlex Ollé, de La Fura dels Baus, centra su espectacular dirección de la Norma de Vincenzo Bellini en este punto y nos presenta un escenario repleto de crucifijos donde Norma, sacerdotisa de los celtas en la ópera original, es cura de un culto sospechosamente cercano al católico. Y, de hecho, a pesar de estar en escena en Londres, Ollé utiliza muchos elementos muy cercanos al culto religioso en España, como son los nazarenos, cuya vestimenta en Reino Unido es más bien confundida con el KKK, o las mantillas, así como el palio, bajo el cual aparece por primera vez Norma.
Entre la tradición italiana y la influencia de la reforma de la ópera de Gluck, Norma es uno de los ejemplos más destacables de la ópera belcantista. Este estilo se desarrolló en la Italia del siglo XIX, aunque hunde sus raíces a finales del XVII, en la ópera barroca. Su principal característica es la enorme dificultad técnica del canto debido al florecimiento que tuvieron durante esa época elementos estilísticos vocales como el trino o, sobre todo, la coloratura.
Trasladada desde el año 50 a. C. a una época indefinida pero cercana a la actualidad, Ollé pone énfasis en la actualidad de los temas que esta ópera del año 1831 pone encima de la mesa, como el ya mencionado extremismo religioso o también la capacidad de liderazgo de las mujeres.
Antonio Pappano dirige una versión orquestal muy discreta, con un plano vocal aceptable pero nada extraordinario para un estreno de temporada de una de las principales óperas del mundo. Y es que uno de los principales atractivos de la producción, Anna Netrebko, fue sustituida por Sonya Yoncheva, cuya coloratura es más bien torpe. El Pollione de Joseph Calleja tampoco luce demasiado, con unos agudos aplanados que desfavorecen a una voz, por otro lado, bastante brillante y potente. Lo más destacable es, sin lugar a dudas, la puesta en escena y la dirección escénica que Ollé propone. Trasladada a la contemporaneidad de forma inteligente, los elementos lumínicos crean atmósferas tremendamente sugerentes en un escenario que imita la magnificencia de una basílica, pero con el toque terrorífico del espacio repleto de crucifijos.
Director musical: Antonio Pappano
Director: Àlex Ollé (Fura dels Baus)
Figurinista: Alfons Llores
Director delcoro: William Spaulding
Intérpretes (en días alternos): Brindley Sherratt, Joseph Calleja, David Junghoon Kim, SonyaYoncheva, Sonia Ganassi, Vlada Borovko