‘Tocar el agua, tocar el viento’, nuevo trabajo de Amos Oz
«Polonia, principios del invierno, año treinta y nueve. Un profesor judío llamado Pomeranz huyó de los alemanes y se ocultó en los bosques. Era un hombre rechoncho de ojos diminutos y mandíbulas anchas, casi diabólicas. Parecía un astuto espía de una comedia americana. Daba clases de matemáticas y física en el Instituto Nacional Mickiewicz de la ciudad de M. En sus horas libres se dedicaba a ciertas investigaciones teóricas, pues los secretos de la naturaleza despertaban en él una fuerte pasión»
¿Es posible que una novela nos haga reflexionar sobre los límites del cuerpo y el alma, sobre la callada fuerza de la naturaleza, sobre la imposibilidad de entender la muerte y la infinitud? Quizá Tocar el agua, tocar el viento (Editorial Siruela), nuevo trabajo del premiado escritor israelí Amos Oz que saldrá a comienzos del mes de septiembre, hable de todo ello.
«A solas en la cabaña abandonada, Pomeranz observaba la lenta desintegración de las vigas del techo, escuchaba con extrema atención el bullir de los bosques por la noche, la violencia del viento azotando las oscuras copas de los árboles, la pena del follaje susurrante»
Mientras en 1939 los nazis se adentran en Polonia, el matemático y relojero judío Eliseo Pomeranz se ve forzado a huir a los gélidos bosques, dejando atrás a su bella e inteligente esposa, Stefa. Después de la guerra, tras haber eludido los campos de concentración, ambos consiguen ir rehaciendo sus vidas mientras buscan el momento de reencontrarse: Stefa, en la Rusia de Stalin, y Eliseo, en Israel, donde otro conflicto está empezando a fraguarse…
«No le tenía ningún miedo a los alemanes: en primer lugar, detestaba las guerras y todo eso, además no creía en ellas. En segundo lugar, desde el punto de vista racial, Stefa era judía solo en cierta medida y, desde el punto de vista identitario, era absolutamente devota del continente europeo. Además, también era miembro de la Sociedad Goethe»
En esta novela, Amoz Oz añade a su relato un marco de fantasía alegórica, de cuento popular. Así, del mismo modo en que las figuras de Chagall resuelven con total naturalidad los problemas gravitacionales, Eliseo levita y sobrevuela «los alemanes, los bosques, las cabañas, los fantasmas, los lobos»; Stefa, por su parte, se convierte en una especie de heroína cómica de la burocracia soviética. Pero, cuando el matrimonio se reúna por fin, será solo para desaparecer de nuevo, convertidos ya en seres tan insustanciales como todos aquellos que se han alejado demasiado de la tierra para escapar de los corrosivos tentáculos del mal.
Amos Oz (Jerusalén, 1939) es uno de los autores más reputados de la narrativa israelí, así como un reconocido intelectual comprometido con el proceso de paz en Oriente Próximo. Ha sido galardonado con los más prestigiosos honores y distinciones, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, la Legión de Honor francesa, el Premio Goethe, el Franz Kafka o el Israel Prize. Su obra consta de más de veinte títulos, incluyendo novelas, colecciones de cuentos, libros para niños y ensayos, así como infinidad de artículos, y ha sido traducida a 42 idiomas incluyendo el árabe.
.
Tocar el agua, tocar el viento. Amos Oz. Traducción de Raquel García Lozano. Editorial Siruela. 216 páginas. 17,95 €