5 trucos que podemos aprender de Juego de Tronos y George R. R. Martin a la hora de escribir
Voy a confesaros que Martin se me hace lento y que a veces creo que incluye demasiados detalles —y nombres— en sus narraciones. Voy a confesaros también que creo que es porque estaba cansada de leer spoilers mientras mi lectura de Canción de Hielo y Fuego se quedaba atrás y la serie avanzaba a ritmo vertiginoso. Voy a admitir que me sigue pareciendo una historia francamente buena.
Y que creo que George R. R. Martin es un buen ejemplo de muchos trucos que todos los escritores deberíamos seguir. ¿Con cuáles me quedo? Ahí van, con alerta de SPOILERS incluida.
- Sus personajes son reales. Nadie es 100 % bueno —de acuerdo, tal vez Ned Stark se acerque mucho—, todos tienen sus blancos y sus negros. O, más bien, Martin ha aceptado algo que también sucede en la vida real, y es que todos somos grises, aunque dentro de este color pueda haber matices variados. Es, además, un experto en la evolución de los personajes. Si no, mirad a Sansa Stark.
- Sus mujeres no son clichés. Es una consecuencia de esta visión real, por supuesto. Y de que en una guerra mientras muchos mueren en batallas, muchas veces las mujeres se quedan en la retaguardia. Que no siempre. Le preguntaron cómo hacía personajes femeninos tan reales. ¿Cuál fue su respuesta? «Es muy fácil, pienso en las mujeres como personas».
- Escoge los detalles con maestría. Aún no se me quita de la cabeza a Sam sintiendo crecer su apetito mientras en una pira más allá del muro la Guardia de la Noche se veía obligada a quemar —y asar— a sus muertos. Ni Ellaria Arena vomitando tras ver cómo le reventaban la cabeza a Oberyn Martell.
- Nadie está a salvo. O eso parece. Se ha publicado hace poco una carta que Martin envió a su editor al comenzar la saga. En ella aparece la idea general de la trama —tan solo eran tres libros— y los personajes que iban a sobrevivir durante toda la historia. Pero Martin es experto en hacer que te encariñes con los personajes y que no te puedas creer que sea capaz de matarlos. Y a los que sobreviven también los pone al borde del abismo, para que no te hagas una idea de que se van a salvar. Es otro de sus grandes puntos de realismo. No le pongas una flor en el trasero a nadie cuando escribas.
- No le asusta inspirarse en la realidad. Esta saga está inspirada en la Guerra de las Dos Rosas y en la rivalidad de los York y los Lancaster por el poder de Inglaterra. La Boda Roja se inspira en la Cena Negra. Muchas veces nos creemos que tenemos que inventar algo totalmente nuevo, distinto a todo. Pero Martin nos está narrando una guerra con todo su realismo y, gradualmente va añadiendo toques de magia. Más bien combina y recrea, para desarrollar su propio universo pero transmitiéndonos una sensación de cercanía, pues no es tan distinto del nuestro. Ya dijo Goethe en su momento que «la originalidad no consiste en decir cosas nuevas, sino en decirlas como si nunca hubieran sido dichas por otro».
¿Y a vosotros? ¿Qué técnicas o rasgos de este escritor os gustaría aplicar a vuestra escritura?