Todo comenzó por el fin
Tres jóvenes apasionados a la lectura y al cine se conocieron por coincidencia en las calles de Santiago de Cali y desde ese día, el cine en Colombia cambió. El amor por el cine Norteamericano los llevó a entablar una amistad en los años setenta que luego, siete años después, tendría su ruptura por culpa de la muerte. No es exagerado decir que estos tres jóvenes fueron los pilares del cine colombiano, del cine documental en este país que empezaba a recibir una influencia fuerte de Norteamérica y parte de Europa. Ellos, Luis Ospina, Andrés Caicedo y Carlos Mayolo, no sólo son fueron grandes por sus películas y documentales, sino que fueron iniciadores de una tradición cinéfila en su ciudad.
Andrés Caicedo era un joven escritor y crítico de cine que intentó grabar una película con Carlos Mayolo pero resultó todo un fracaso por una disputa entre los dos. Mientras Andrés quería llevar su amor por la literatura y su novela: Angelitos Empantanados a la pantalla grande, Carlos Mayolo con una influencia más marxista buscaba retratar con su cámara la vida de una ciudad desamparada por el gobierno, mostrar la cara de una Cali de gente que vivía en la miseria y que merecían ser escuchados. Aunque el proyecto no llegó a su fin, ellos siguieron siendo amigos, amigos del rock and roll, la salsa, la marihuana y las pepas. Eran amigos de ese afán de retratar la ciudad, de contarle al mundo a través del cine o la literatura, que las historias de su pueblo, de su ciudad, merecían ser conocidas.
En los años setenta, ese grupo de tres amigos empezaron todos los sábados al mediodía, a proyectar películas que según el criterio de Andrés y Luis, la gente debía conocer. De ese trabajo arduo en el Teatro San Fernando, nacieron dos aspectos importantes: la denominación de “Caliwood” a este trio de cinéfilos y creadores de cine que estaban dando de qué hablar no sólo en su ciudad sino, en Bogotá, Cartagena y Medellín. El otro aspecto importante, es el nacimiento de una revista conocida como: Ojo al cine, la primera –y me atrevo a decirlo con temor a equivocarme- revista en el país especializada en cine, con críticas y recomendaciones para todos aquellos que visitaban los sábados el Teatro. Andrés Caicedo y su amor por la escritura, lo llevó a encabezar este proyecto que tuvo entre cinco y siete ediciones, con artículos de especialistas en Perú, Ecuador, España y Argentina.
Todo esto se fue dando a través de los años, cuando el 4 de marzo de 1977, Andrés Caicedo cumplió con su promesa personal que se implantó hacía catorce años: “Vivir más de los veinticinco años no tiene sentido”. Así que, se tomó sesenta pastillas de secobarbital y acabó con su vida. Desde ahí, Carlos Mayolo y Luis Ospina no volvieron a ser los mismos, sus vidas tomaron otro rumbo, no sólo porque se había ido un cómplice de su amor por el cine sino, un amigo, un amigo que les mostró otra forma de contar las historias de su ciudad.
Como todo en la vida avanza, Luis y Carlos siguieron haciendo cine, la cita de todos los sábados en el San Fernando, fue desapareciendo con los años y cada uno, tomó su rumbo. Hicieron cine, representaron a Colombia, son conocidos en el mundo por ser unos de los grandes cineastas independientes de Colombia; fueron y vinieron, estudiaron y siguieron haciendo lo que amaban, nunca acabó la amistad hasta que Carlos Mayolo le dijo adiós a este mundo… Sin embargo, como son las cosas de esta vida, Luis Ospina siguió adelante, en el 2012 le diagnosticaron una grave enfermedad, de esas que te hacen agradecer un nuevo amanecer.
Antes de aquella noticia sobre su salud, Luis Ospina trabajaba en un documental de largo aliento que cuenta la historia de ese club de Cali, de ese proyecto que en los años setenta inicio con tres grandes y ahora, con un sobreviviente la conocemos de pieza a cabeza. Ospina le sacó el cuerpo a la enfermedad y siguió con su proyecto, le agregó su experiencia en el hospital y se dedicó a narra la vida de ese grupo llamado: “Caliwood”, que cuenta la historia de Carlos y de Andrés, que habla de la amistad y del recuerdo de esos amigos que ya no están, pero que fueron fundamentales a la hora de crear los primeros pasos de lo que en Colombia hoy conocemos como el festival internacional de Cine de Cali.
El documental de 208 minutos llamado: Todo comenzó con el fin, ya le dio la vuelta al mundo y hace poco fue retirada de los cines colombianos. Sólo quedan algunos cines independientes que aún la tienen en cartelera y los amantes de las películas de Luis Ospina y Carlos Mayolo, más los amantes de la literatura de Andrés Caicedo, seguimos asistiendo y viendo nuevamente la historia que cambió en los años setenta la vida cultural de Colombia.
Por: Juan Camilo parra @juancamilo_17