¿El amor o la costumbre?
Alguna vez escuché una frase que se quedaría grabada en mi mente como una marca de tinta indeleble. Es mortal y directa, como un dardo con veneno que da justo en el cuello. Aquella frase es a la vez una pregunta, una reflexión y una apuesta que se hace al tomarse en serio: “¿Qué duele más: el amor o la costumbre?”. La fuerza de dicha pregunta no deja otro punto de fijación que en el amor, ese sentimiento tan extraño pero tan necesario, ese malestar que empieza agobiando el estómago con mariposas que dan vueltas y luego, pasa a tu corazón que retumba de emoción y ahí a tus brazos y piernas que te delatan, te dejan infraganti cada vez que esa persona se acerca a ti.
Y aunque todo esto es bello, es importante también entender que del amor a la costumbre hay un paso y de la costumbre al amor, ya no hay diferencia. Es difícil saber y quizás aceptarlo, pero es algo por lo que todos pasamos. Todo esto no tiene otro fin que mi impresión sobre el libro de Gabriel García Márquez: El amor en los tiempos del cólera. Porque juega exactamente con lo que se viene exponiendo, pues el matrimonio de Juvenal Urbino con Fermina Daza, no es más que la construcción de una costumbre que decidieron llamar amor porque no había otra forma de entender la relación que se da después de medio siglo de matrimonio, soportando tantos caprichos para luego, dejarlos aún lado y seguir para adelante, como si no hubiese un mañana, como si no hubiese nada atrás.
Para mí esta novela de Gabo es la mejor en América Latina sobre el amor, por una sencilla razón, no habla de un amor empalagoso que nadie cree después de terminar el libro, no es una historia de promesas y de lunas que han descendido del firmamento para ser guardadas en el corazón de una bella dama. No es tampoco una historia que cuenta aventuras de mundos alejados y de conquistas absurdas con finales felices o en el peor de los casos, con finales exagerados que no tienen sentido alguno. Es una novela que habla de las cosas cotidianas que tiene el amor, de los problemas de pareja después de tanto tiempo viviendo juntos, de la presión de una sociedad y de la concepción machista de un país que en el siglo XIX, aún se rige por las normas de la iglesia católica.
Gabriel García Márquez logra esbozar en más de cuatrocientas páginas, la historia de amor de sus padres, la vida concebida desde esa acción matrimonial que termina siendo, una costumbre que duele y que carcome el alma. La novela es el resultado de un ejercicio de reporteria que el Gabo periodista, estaba tratando de fortalecer cada día más. Y lo logró, pues en aquellas páginas coloca entre líneas el poder del amor y de la costumbre, el miedo de amar y la “seguridad” que da cuando es mejor seguir la razón y no los sentimientos.
Fermina Daza una mujer de clase media y con una familia con tendencias a la aristocracia, se vio envuelta por culpa de su padre y la presión de la sociedad, a tomar la primera decisión importante de su vida: elegir entre el amor o el interés. En un costado estaba Juvenal Urbino, un médico de profesión formado en Francia y con un reconocimiento social intachable. Un buen partido según su padre. En el otro costado, Florentino Ariza, un hombre de clase media-baja, quien se enamoró de ella y logró generar en esa joven mujer, un sentimiento increíble por sus cartas y acciones de amor que durarían cincuenta y tres años con sus meses y horas contadas. Aunque ella optó por el primero por interés y conveniencia social, dejó un agujero en su pecho para que algún día sin saberlo, pudiese encontrar el sentimiento puro y sincero del amor. Lo mismo que haría Florentino Ariza, quien desde ese día que la vio y a pesar de los miles de rechazos recibidos, decidió darle un espacio más que importante en su corazón a Fermina, quien lo seguiría ignorando hasta pasar medio siglo. Él, Florentino, le aseguró fidelidad sentimental, esa fidelidad que no se puede romper, porque no se trata del cuerpo, sino del alma.
Mientras Fermina se acostumbraba a Juvenal Urbino y sus caprichos sociales, sus desventuras y traiciones de todo tipo, Florentino por su parte, aumentaba dentro de sí la confianza de que algún día estaría con Fermina aunque fuera lo último que hiciera en la vida. Él que también se acostumbró a otras mujeres, hizo lo mismo que Fermina, soportó y soportó hasta que la vida les diera otro respiro. Así pasó el tiempo y por fin, cuando la juventud murió y el cielo ya no era el mismo, decidieron terminar juntos. Ella lo decidió porque por primera vez a sus 75 años de edad, no había sentido una sensación tan profunda como la que él le demostraba. Y él por su parte, porque era lo que había anhelado desde el primer día que la vio. Aunque las carnes de sus cuerpos ya estén viejas, caídas y si ganas de devorarse, ambos habían entendido hace tiempo que su afán no era sexual, sino un alivio para su corazón, para el alma.
Así que, El amor en los tiempos del cólera, es una novela que busca expresar las dos caras de la moneda, las dos caras que tiene ese sentimiento tan bello pero extraño. El amor o la costumbre, son dos sentimientos que están flotando en el aíre de los amantes sin saber cuál es el verdadero, cuál es el que se ajusta al momento que están viviendo.
Por: Juan Camilo Parra