La escuela de París
Por Julia Mª Carbajal
El Museo Guggenheim Bilbao, presenta “Panoramas de la ciudad: La Escuela de París, 1900-1945”, la exposición permanecerá abierta al público durante seis meses, hasta finales de Octubre de 2016, artistas como Pablo Picasso, Juan Gris, Vasili Kandinsky, Robert Delaunay, Fernand Leger, Amedeo Modigliani, Marc Chagall, Constantin Brancussi, Joan Miró, Alexander Calder, Georges Braque, Frantisek Kupka, Piet Mondrian, entre otros creadores de aquella época, comparten las salas de la pinacoteca, con algunas de sus obras más emblemáticas.
La muestra se centra en los movimientos esenciales del arte moderno, el Cubismo, y el Surrealismo, representados por los artistas pertenecientes a la Escuela de París en el periodo comprendido entre el comienzo del siglo XX y el final de la segunda guerra mundial, se compone de cincuenta obras procedentes de la colección del Guggenheim de Nueva York, y pone de manifiesto cómo los cambios científicos y tecnológicos influyeron en la percepción de la realidad por los artistas.
La exposición reúne a algunos de los más importantes creadores del siglo veinte y se inicia con la obra “Le moulin de la Galette” de Picasso, artista del que se pueden ver en el mismo espacio expositivo sus bodegones o naturalezas muertas cubistas. En el otoño de 1900, el pintor español llega por primera vez a París con ocasión de la Exposición Universal, en la capital gala, Picasso va a conocer, ver, y respirar el ambiente de los cafés que habían inspirado el color, la luz y los personajes de Toulouse-Lautrec, Degas y Manet, se convierte en espectador y observador de un espectáculo del cual, en esta obra, capta su alegría artificiosa y provocativa, los puntos luminosos como antorchas en la oscuridad de la noche, los vibrantes contrastes cromáticos, los rostros desdibujados en una atmósfera confusa, las figuras como unas masas lejanas y heterogéneas de colores, luces y movimientos. Es una obra extraordinaria que Picasso realizó con tan solo diecinueve años. Ocho años más tarde, en 1908 con su obra “Las señoritas de Avignon” y junto con el pintor y escultor francés Braque, establecería los fundamentos del cubismo, que supuso un punto de inflexión en la historia del Arte.
A principios del siglo veinte, París era una fiesta, una fiesta para el Arte y para los sentidos, era la capital de la vanguardia, artistas llegados de todo el mundo confluyeron en la Ciudad de la Luz, donde crearon nuevas formas de Arte, como reacción ante el rápido desarrollo que estaba cambiando profundamente la vida y la sociedad. Picasso y Braque transformaron radicalmente la pintura con el cubismo, que descomponía las figuras en formas geométricas, este movimiento tuvo algunas variaciones partiendo de la misma idea de romper definitivamente con la pintura tradicional, el cubismo órfico, nombre acuñado por el poeta Guillaume Apollinaire, según él, el personaje mitológico Orfeo por medio de su lira unió la poesía y la música, de la misma forma que estos artistas combinaron el color y la luz en sus pinturas, desarrollado por el checo Kupka que diserta sobre la teoría del color en “La forma azul” y por Delaunay, creador de composiciones de exaltación de la luz y del color, que en su obra “La tour Eiffel” expresa el cambio del entorno urbano con un símbolo de la modernidad, el cubismo sintético que cultivó el normando Leger para recuperar el vinculo entre Arte y realidad introduciendo objetos en los cuadros, refleja los avances industriales en “Los fumadores” en el que unos obreros aparecen como robots geometrizados con colores vivos primarios, el cubismo analítico plasmado en la obra del holandés Mondrian, que descompone el motivo central del cuadro en un entramado de líneas negras y planos de color, como en “Cuadro 2-Composición VII” donde el objeto inicial es un árbol, o en la de Braque que con “Piano y mandora” analiza la forma y el espacio, características propias de este estilo. En “Formas caprichosas” del ruso Kandinsky se puede admirar como abrió nuevos caminos en la abstracción dotándola de un magnetismo poético, persuadido por la doctrina teosófica busca la espiritualidad en el Arte, afirma que cada tono de cada color produce una emoción diferente, y las formas no son figuras geométricas dibujadas al azar, la línea es el suelo sobre el que se apoya el hombre, el plano es la base del ser vivo, y el circulo es el alma humana. Brancusi escultor rumano, modificó el modo de presentar la escultura en el espacio, eliminando detalles, simplificando las formas, inspirándose en la escultura prehistórica, los españoles Gris y Miró mantienen una relación con el cubismo completamente opuesta, el primero mantuvo este estilo a lo largo de toda su trayectoria, en “Casas de Paris”, Gris pinta unos edificios utilizando la segmentación de planos en las fachadas y tejados de las casas para dotarles de volumen, en el caso de Miró, a pesar de la influencia del cubismo, su interés por el subconsciente le llevó a realizar una pintura más onírica, lo que le condujo al surrealismo, lenguaje pictórico con el que nos habla en “Paisaje (la liebre)”
Un mundo de fantasía surgido de una imaginación desbordante nos atrae al contemplar las obras del bielorruso Chagall, “El violinista verde” o “El soldado bebe”, transitó por el cubismo, el fauvismo, el surrealismo, pero la sensación de adentrarse en su mágico universo es inclasificable.
El artista bohemio por excelencia, el italiano Modiglianni, del que destaca uno de sus famosos “desnudos”, tampoco fue fiel a un solo estilo artístico pues el conjunto de su obra se enmarca en el cubismo, futurismo, dadaísmo, surrealismo, aunque ha pasado a la historia del Arte por sus figuras estilizadas, de largos cuellos y rostros ovalados, influenciadas por la escultura primitiva y las máscaras africanas, sin duda porque se consideraba a si mismo más escultor que pintor, quizá tanto como el estadounidense Calder, hijo y nieto de escultores, inventor de la escultura cinética, un sistema que incorpora componentes móviles suspendidos en el aire que se balancean para dar la impresión de movimiento a las esculturas, en contraposición a las esculturas estables (stabiles) que son piezas estáticas construidas sobre metales fijados al suelo, de las que el Guggenheim muestra un delicioso conjunto con personajes de alambre que sonríen mirando al espectador, a modo de despedida de una exposición que es referente y consecuente en la historia del Arte y de los artistas, punto de partida de un tiempo nuevo que revolucionó los dogmas artísticos, que sentó las bases de un concepto de creación nacido del interior de los creadores, no de las imágenes externas, dotando a las artes plásticas de una libertad renovada y fecunda que hizo posible reinventar las artes clásicas, pues su influencia es indiscutible en la Arquitectura, la republica Checa es un claro exponente de la arquitectura cubista, en la Música, los instrumentos musicales están presentes en todas las fases del cubismo, Picasso y Braque querían transformar la Música de objeto mental a obra de Arte, en la literatura, la poesía cubista no se recrea en la realidad externa sino en la proyección de esta en el espíritu, se escribe sin rima, sin las reglas de la métrica, y sin estructurarse en versos.
“Panoramas de la ciudad: La escuela de Paris 1900-1945” no es una exposición más, es parte de la historia de la humanidad contada a través del Arte.
¡Qué bien! Merece la pena seguro. Lo que me extraña es que no incluyan a algún Matisse (?). En cualquier caso, una buena razón para volver a visitar Bilbao este verano.