Puppets en La Neomúdejar
Por Arte Culturamas
El trabajo artístico de Ana Devora pretende mostrar como, a lo que llamamos realidad, cambia dependiendo del punto de vista individual, geográfico y social, en contraste con aquello que se nos muestra como cotidiano, ya sea en la vida privada o a través de los medios de comunicación.
Su objetivo es evidenciar todo aquello que uno normalmente no ve, todo aquello que está oculto en cada individuo, o situación que puede no ser mostrado jamás, contrastándolo con todo aquello que sabemos, damos por hecho o nos muestran realmente, una realidad que en cierto modo es interpretada, por muy objetiva que pueda parecer o pretenda ser.
Todo aquello oculto dentro de cada uno, que quizás ni uno mismo es consciente que existe, o simplemente lo comparte consigo mismo. Se trata de un debate psicológico abierto a nuevas posibilidades de investigación local y global, que invita a reflexionar sobre la comunicación o incomunicación entre individuos a partir de estudios puntuales que pueden llegar a interpretarse de una forma global.
Este proyecto en concreto, «Marionetas», se centra concretamente en el tema de la educación, impuesta de una determinada manera que se repite de generación en generación acorde a unos valores inventados, basados principalmente en el miedo y todo lo que supone el buen funcionamiento de la sociedad, como la entendemos hoy en día. La importancia de la «educación», de la cultura y de adquirir una variedad de valores morales como de puntos de vista, que te ayuden tanto en el crecimiento personal como profesional, para sobrevivir y seguir unos patrones ya establecidos, que ayudados de las religiones impartidas en cada sociedad, y de los intereses de aquellos que tienen el poder, nos utilizan como marionetas, haciéndonos creer que la vida se centra única y exclusivamente alrededor de sus intereses.
Para ello propone una serie de instalaciones. La principal instalación a llevar a cabo es la construcción representativa de un aula, a través de elementos como pupitres, pizarras verticales emborronadas, babis etc, y al mismo tiempo haciendo uso de la luz y el sonido, para ilustrar como la misma sociedad se encarga de educar bajo unos patrones que poco tienen que ver con la manera natural de adquirir nuevos conocimientos, castrando en su gran medida a la mayoría de la población, educándolos con valores que se alejan cada vez mas de esa búsqueda de la felicidad y el desarrollo basado en la libertad.
La pizarra vertical aludiría a una educación no horizontal, donde no existe el dialogo abierto en el que el maestro es a la vez alumno de su mismo alumno y viceversa, que acompañado de los borrones y de un sonido, un ruido continuo, que no permite al alumno pensar mas allá del programa establecido, robándole la capacidad de soñar y crear, haciéndole ver única y exclusivamente lo que quieren que vea, lo que es cómodo y no molesta, no dejándole progresar por encima del programa y sus capacidades. Esta instalación en concreto mezcla dos contextos diferentes en uno, por un lado las aulas y su ruido, y por otro el hogar y el ruido de los medios de comunicación. Debido a que la educación no ha cambiado mucho en esencia desde hace varias generaciones, nuestros padres y «profesores» nos educan bajo valores ya establecidos, que funcionen dentro de la sociedad, a lo que se debe unir el ruido provocado por los medios de comunicación y la televisión en general, que distorsionan la realidad y utilizan el miedo como principal arma gradual de control.
El hacer uso de la instalación permite, ante todo, crear un espacio que genere una experiencia para el público que esté inmerso en el espacio, creando una atmósfera particular en la que uno no solo observe desde el punto de vista del espectador parcial, sino que se implique con sus sentidos y se sienta como una pieza más del engranaje.
En la creación de los sonidos ha colaborado en el proyecto Paloma Rodera, artista multidisciplinar, junto con Ana Dévora.