Detrás de Da Vinci: ¿quién fue la Mona Lisa?
El genio renacentista Leonardo Da Vinci se inspiró en dos modelos para realizar el célebre retrato de la Gioconda: la noble florentina Lisa Gherardini y su pupilo predilecto, Gian Giacomo Caprotti, más conocido como Salai.
Es la tesis anunciada hoy por el experto Silvano Vinceti, presidente del Comité Nacional para la Valorización de los Bienes Históricos, Culturales y Ambientales.
Explicó en un comunicado que el primer modelo utilizado por Leonardo fue Lisa Gherardini.Desde ese punto, se remonta en donde Francesco del Giocondo, el rico comerciante florentino casado con Mona Lisa, contrató a Leonardo para que retratara a su mujer, triste y melancólica, y de paso, quizá le hiciera reír al menos de forma efímera.
Sus intentos fueron en vano, ya que según su teoría en el “Tratado de Pintura”, un pintor “No debe sólo reproducir el semblante físico de un modelo, sino lo más difícil, traducir su interioridad en sus gestos”.
Por otro lado, percibe la presencia de un segundo modelo utilizado en el largo periodo de gestación de esta obra maestra pictórica y espiritual.Se trata de Salai, el alumno aventajado de Leonardo y a quien el genio renacentista retrata también -según el experto- en obras como “Ángel Encarnado”, “Santa Ana” y “San Juan Bautista”.
Vinceti reconoce que sólo existen documentos históricos indirectos a disposición para reforzar esta tesis. Asegura, además, haber realizado un estudio comparativo entre las mencionadas obras y la Gioconda mediante diversas tecnologías como los rayos infrarrojos o la aplicación del Photoshop avanzado.
“Ha sido detectada una impresionante similitud entre el componente de la nariz y de la frente de la Gioconda y la obra comparada (San Juan Bautista). Asimismo, entre la sonrisa de la Gioconda y las presentes en obras para las que usó como modelo a Salai”, corroboró.
Tradicionalmente se sostenía que se trataba de Gherardini, fallecida el 15 de julio de 1542 a los 63 años y sepultada en algún punto del complejo conventual de Santa Úrsula, en Florencia.
Aún así, abundantes y de múltiples tintes son las tesis que orbitan entorno a la identidad de la fascinante mujer del cuadro.Desde nobles de la época como Pacifica Brandano, Caterina Sforza o Isabel de Aragón hasta Salai e incluso el propio Leonardo, que pudo autorretratarse.