Cómo pilotar una nave espacial, de Bandinnelli
Por Owen L. Black.
Muchas veces cuando navegamos por internet, lo que en realidad estamos haciendo es desperdiciar nuestro tiempo vital en perdernos en un mar de páginas y enlaces que no llevan a ninguna parte. Un día yo estaba perdido en ese mar cuando encontré algo interesante, dentro de un blog de historia absurda, la cual es frecuente en el ser humano, vi un pequeño anuncio sobre cómo pilotar una nave espacial. Como uno no sabe en que quedará el planeta en unos años, nunca está de más aprender conocimientos útiles.
Así fue como me decidí a leer la primera obra de este autor, Cómo pilotar una nave espacial (2015) de Bandinnelli (o Juan Jesús Botí, como se prefiera). Es una historia de ciencia ficción donde si algo destaca es el humor. A muchos les recordará a la Guía de Autoestopista Galáctico (1979), mezclado con la ironía y la estructura narrativa de Terry Pratchett.
Partiendo de estas referencias, el autor nos cuenta la historia de Jan, un pobre chico cuyo mayor sueño es ser piloto de naves espaciales. Pero está bastante lejos de conseguirlo. Trabaja de ayudante en la nave de Barriga Pot. La Tapicería Ambulante, que como se puede adivinar, se dedica a buscar muebles que tapizar y reparar por toda la galaxia. Nada emocionante.
Pero todo puede cambiar en la vida del joven Jan cuando la nave aterriza en Colonia A. Un humilde asentamiento perdido de la mano de cualquier Dios. Su casi homónima Colonia B, organiza la famosa Gran Carrera de Cáscaras y ‘Abuela’ Fastson es la flamante campeona de los últimos años. Así que quién sabe, quizás tenga la oportunidad de suplicarle que le enseñe algo.
Este hecho casual atrapará a Jan en una alocada aventura con la mejor piloto de la galaxia, su mejor amigo, Ally, un alyen vegetariano. Saltos, un científico poco valorado y que es incapaz de quedarse en el mismo sitio mucho rato sin teletransportarse involuntariamente. Y un grupo de Eretristas que surcan el universo en busca del Planeta Paraíso, y cuya peculiaridad es que son pelirrojos.
Todos quedan vinculados de tal manera que el futuro de Colonia A depende de que consigan hacer algo a derechas por una vez.
Esta absurda historia que parece compleja en su sinopsis queda solventada en un formato narrativo ágil y divertido. Y eso que está narrada sin capítulos sino insertando la acción en pequeños párrafos que van cambiando el punto de vista del lector, al más puro estilo Pratchett. Y que el autor para ser su primer trabajo, resuelve bastante bien.
Además no solo de humor vive esta historia, las constantes referencias al mundo real, e incluso una crítica a nuestra sociedad, están presentes en el trabajo. La alusión a los dos cónsules como sistema de gobierno de la Colonia, en claro paralelismo al mundo romano. No hay que olvidar que el autor es historiador. O la crítica al sistema corrupto que vemos con demasiada frecuencia en los medios, queda también reflejado a través de las conversaciones de los políticos o de referencias tan curiosas como la inauguración de un museo dedicado a la corrupción, todo ello hará esbozar al lector más de una sonrisa.
Aunque también hay otros elementos de la cultura popular. Jan es apodado por sus conocidos como ‘Solo’ y el número de veces que ya ha fallado el examen de piloto. (En el libro ya va por 23). El historiador que ha escrito todos los hechos de la Colonia debe ser primo de Asimov por su parecido, con nombre y obra del célebre autor.
O el propio protagonista y su origen (Los Infiernos), un lugar perdido de la galaxia y de Murcia cuyo idioma es el Esperanto. Referencias como esta son habituales a lo largo de todo el libro y van dando mayor desarrollo a la obra haciendo que el mundo creado tenga más consistencia narrativa.
Quizás lo peor de la historia es que deja muchas tramas abiertas y sin explicar del todo, que puede provocar la sensación de quedarse a medias, como si uno hubiera leído una historia inconclusa. Quién sabe, quizás esto se deba a que puede ser el comienzo de más aventuras de Jan y aún le quede camino para ser conocido como el mejor piloto de la galaxia, como su casi homónimo cinematográfico.
Por el momento solo se puede decir que para alcanzar esta meta, primero hay que aprender a pilotar, así que habrá que leerla para poder pasar a las prácticas.