Distopía en el teatro: «Una y Otro», desesperados en una fábrica-prisión
Por Horacio Otheguy Riveira
Un argumento recurrente en la literatura de ficción, cuenta con una interesante versión teatral: todo transcurre en un campo de trabajo que es, a su vez, una prisión en un futuro impreciso en el que hay que huir de la caricia del sol. Allí se encuentran dos jóvenes que luchan entre sí, dispuestos a vencer el miedo.
La originalidad se presenta desde el primer momento, pues ante la situación límite de un encierro donde se trabaja sin posibilidad de una vida fuera de esas cuatro paredes, el encuentro rompe la baraja convencional: no serán dos tíos en conflicto, sino chico-chica dispuestos a todo: un joven desesperado, en tensión constante, que recela de la compañera que le acaban de enviar, sospechosamente espía del «régimen». La caza y captura que ambos intentan entre sí expande distintas emociones a través de unas interpretaciones bien medidas, sobre la base de personajes que tienen en el papel un tratamiento muy distinto.
Daniel Jumillas afronta con eficacia a un personaje demasiado lineal, con la dificultad de tener que mantener en ebullición diversos grados de angustia. En cambio, Aloma Romero tiene entre manos un delicioso personaje de niña buena-mala, de indefensa y perseguidora, y finalmente de víctima ligada al poder. Todo un proceso de crecimiento que alienta esperanzas eróticas que no se cumplen, alguna solidaridad oscura, y un desenlace abierto. Para ello, la actriz ofrece diversas emociones, enfrentada a la demoledora situación de un compañero del cual necesita mucho más de lo que él puede ofrecerle.
Personajes enfrentados y actores con buena comunicación a quienes pocos detalles les bastan para enriquecer la acción: él se desnuda de medio cuerpo para asearse, y ella suelta su cabellera y descubre escote donde parecía no haber nada. Detalles vitales bajo el gris uniforme, la piel como promesa de vida en medio de una rutina infernal. Gestos de expresión corporal muy bien resueltos, capaces de iluminar un encierro que el espectador comparte siempre con interés, dejándose llevar por los distintos elementos que se van sumando paulatinamente.
Una función que bebe de muchas fuentes, naturales o conscientes, por parte de su autor y director, el actor David Huertas. En el desarrollo de su texto se perciben rasgos de varios maestros del teatro contemporáneo (desde Samuel Beckett a Harold Pinter, por ejemplo), pero no como demérito, sino como algo naturalmente fluido en un hombre de teatro que busca su propia voz. Influencias que se valoran positivas en esta nueva faceta.
Uno de los valores de Una y Otro radica en la ingeniosa presentación de una distopía (tema muy poco desarrollado en teatro, pero muy presente en literatura, cine y series de televisión), con aportes muy interesantes en la relación de ambos sexos ante el peligro social. La dirección resulta apropiada y la intensa entrega de sus actores da muestra de una notable labor de equipo que consigue su mejor escena en la oscuridad alumbrada por linternas: un buen clímax, una excitación física, una ilusión posible, una frustración dolorosa, y en definitiva un nuevo conflicto que fortalece la trama y aporta un inesperado suspense.
Una y Otro
Autor y director: David Huertas
Ayudante de dirección: Marta Matute
Intérpretes: Aloma Romero, Daniel Jumillas
Producción: Susana Moreno
Diseño de iluminación: Miguel Ángel Ruz Velasco
Vestuario: Aminon Clothing
Escenografía: Teatro Cruzado
Fotografías: Beatriz Vela
Agradecimientos: Aminon Clothing y Círculo Catalán de Madrid
Teatro Nave 73, todos los miércoles de abril a las 20,30 horas
PRORROGADO, todos los miércoles de mayo a las 20,30 horas.