Lolita revisitada, de Lola López Mondéjar
Por Pedro Pujante.
No es necesario rescatar en esta reseña la harto conocida historia que Nabokov desgrana en Lolita, libro que además ha sido llevado al cine varias veces, erigiendo en icono del siglo veinte a la joven Dolores, que interpretara la bella adolescente Sue Lyon en el celebérrimo film de Kubrick.
La murciana Lola López Mondéjar, usando la popular obra de Nabokov como hipotexto, ha construido una narración original, que aunque respeta a los principales personajes del autor ruso, da un paso más, y entrevera realidad y ficción, haciendo de Humbert Humbert un personaje de carne y hueso (o a Nabokov un personaje de ficción).
La hija de la malograda Lolita será quien rinda cuentas con el pasado de su progenitora. En los agónicos últimos momentos de su vida evoca la vida de su madre, rememora su propia juventud, y los acontecimientos que la embarcaron en una búsqueda de justicia y también de la verdad.
Se desplazará hasta Francia desde su América natal para poder entrevistarse con el hombre que secuestró y violó a su madre. Un pederasta que la literatura y el cine han magnificado y transmutado en una suerte de víctima de un amor ardiente e incontrolado, que el beneplácito de una sociedad falocentrista ha dulcificado y moldeado en un prototipo de romántico amante de nínfulas.
Cada noche, cada noche no es una novela complaciente. Es de hecho bastante dura, áspera y arremete contra muchas de las convenciones que se han instalado en nuestra sociedad: la permisividad con respecto a algunos temas en los que la sexualidad con menores está implícita; la erotización de las adolescentes-niñas, y en suma, la cosificación de la mujer, fetiche sexual de una sociedad masculina, que se ha valido del arte y de la publicidad para construir una mitología perversa y extremadamente sexualizada en la que el cuerpo femenino cotiza como un activo más. Esta sexualización hiperbólica en el libro adquiere un sesgo incluso más marcado debido a que su narradora, Dolores Schiller, es un ser carente de libido, de deseo sexual.
Pero además del dilema moral que emana de la pederastia y el sexo, esta historia es de gran calado y aborda otros temas de gran intensidad. La culpa, el arrepentimiento, el perdón, la pérdida de la inocencia y la venganza como indagación-reconstrucción de nuestro pasado. Asuntos que son magistralmente tratados por López Mondéjar, sin perder de vista la trama novelesca y un tono grave, con el que consigue cautivar al lector desde las primeras páginas.
La novela es un tríptico del dolor, en el que las hebras del pasado, el presente y las notas del diario de la adolescente Lolita se entrecruzan para conformar un tapiz narrativo perfecto. La autora consigue perfilar esta ínfima epopeya a base de pinceladas, ahondando en la psicología de sus personajes, dotándolos de vida propia, para así conseguir que los lectores suframos y reflexionemos, seamos por unos instantes parte de esta truculenta historia. Una historia dura, pero que con la dulzura y la sensibilidad que la autor imprime al texto se hacen digeribles.
Lola López Mondéjar es una escritora de raza. Desde la alta literatura, logra realizar una crítica severa e inteligente, que no dejará indiferente a ningún lector. Sabe lo que quiere contar y cómo decirlo. Maneja los recursos narrativos, además de demostrar ser una gran conocedora del ser humano. Aparte de un uso pulcrísimo del lenguaje, de una agudeza inusitada para transitar los recovecos más hondos del alma, ha sabido acertar también con el asunto, haciendo que una historia universal de la literatura cobre visos distintos, nuevas lecturas y haga resonar en nosotros una extraña melodía de esperanza, de dolor, de rabia y también de gran revelación.