“… Y la casa crecía”: ingenioso espectáculo antisistema en el María Guerrero
Por Horacio Otheguy Riveira
Aquí y ahora, y después de 40 años de estreno en esta misma sala, Jesús Campos García se da muchos lujos que podemos compartir con alegría: una función que aprovecha muchas de las posibilidades técnicas de un gran escenario para contar una comedia con arquetipos humanos que vienen a ilustrar la historia de un palacio, que a su vez es un símbolo de poder, cuyo crecimiento real a la vista del público bien sirve para ilustrar una divertida, pero a la vez implacable, crítica al sistema de especulación de las falsas democracias actuales (España incluida, claro que sí, cómo que no).
Un caserón que crece ante el público, a través de dos ingenuos que tragan con el baratísimo alquiler de semejante joya, y despliega sus alas de ingenios (sic: no sólo hay sorpresas escenográficas impactantes y esenciales en la trama, sino además un deus ex machina distinto al de los griegos, pero con similares intenciones de fin de fiesta).
La vida actual deambulando en los entresijos de los vivos y los muertos con las nobles herencias de grandes como Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura, permiten a este autor adentrarse en una crítica a la época que vivimos, y para ello utiliza sabiamente todos los estilos, se deja inspirar por algunos clásicos del siglo XX y no pierde el norte de su propia voz.
García Campos, autor-director-escenógrafo aguerrido en cientos de batallas, siempre al frente de diversas experiencias teatrales, exhibe aquí unos medios de gran espectáculo al servicio de una idea central bien aderezada de historias paralelas: el mundo, tal y como lo estamos viviendo/padeciendo es un sistema contrario a la razón (Bertolt Brecht), pero del que podemos sacar mucho partido, rabiando y con gran sentido del humor, entre las llamas de incendios interesados, el factor humano es lo que prevalece, y por eso hay quienes se salvan, quienes son muertos exquisitos y quienes nunca dejarán de ser siniestros explotadores en busca de esclavos.
En cualquier caso, se trata de una de las funciones más originales de la temporada, con una carga muy plausible de medios técnicos y voluntad de protesta, en un contexto de creatividad teatral.
Muchos compromisos puestos en juego y contando con un reparto de fábula en el que conviven veteranos ilustres como la siempre espléndida Ana Marzoa o el eterno actor de carácter Miguel Palenzuela con un elenco variopinto del que destaca ampliamente la flexibilidad y sentido del humor de Juan Carlos Talavera, y el gran Lluís Hostalot que se reserva una impactante sorpresa final. Una aparición breve para un gran actor que imprime a toda la función una riqueza realmente inesperada para aquellos espectadores que se atrevan a acercarse al teatro sin prejuicios y con los menores conocimientos posibles. Todos vírgenes, mientras la casa crece y crece y crece… y nos devora entre carcajadas angustiosas. Un acierto espectacular e insólito en la programación del Centro Dramático Nacional.
… Y la casa crecía
Texto, dirección y escenografía: Jesús Campos García
Ayudante de dirección: Roberto Altozano
Intérpretes (por orden alfabético): Fernando Albizu, José Ramón Arredondo, Ana Cerdeiriña, Luis Hostalot, Ana Marzoa, Juan Matute, Miguel Palenzuela, Juan Carlos Talavera, Marilyn Torres, Samuel Viyuela González
Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Vestuario: María Luisa Engel
Espacio sonoro: Javier Almela
Fotos: marcosGpunto
Centro Dramático Nacional. Teatro María Guerrero.
Del 4 de marzo al 10 de abril de 2016.