La historia de Rodin y Claudel hecha ballet llega a Madrid
Por Helena Núñez Guasch
Amor, pasión, celos, traición, todo ello aderezado con una buena dosis de arte, y contado de la mejor manera posible, a través de la danza neoclásica más psicológica. Esto es lo que ofrece el Eifman Ballet en su inminente estreno en los Teatros del Canal de Madrid el próximo 11 de marzo. Y es que la reputada compañía de ballet rusa, trae a la capital su ya famoso Rodin, obra estrenada en San Petersburgo en 2011, y de la que solamente hay programadas tres funciones, hasta el próximo domingo 13 de marzo.
Con Rodin, Boris Eifman —reconocido por otras obras como Giselle Roja—, ha querido traer a la danza la truculenta historia de ¿amor?, ¿celos?, ¿maltrato? Entre el mítico escultor francés, Auguste Rodin y la joven artista Camille Claudel. Una relación enfermiza que acabó con ella recluida en un centro psiquiátrico durante 30 años, después de todos los desprecios, ultrajes y humillaciones cometidos por Rodin.
Así, a pesar de que este ballet neoclásico lleve el nombre del escultor, busca contar esos 15 años que ambos compartieron entre cinceles, mármoles y bronces. Años en los que Claudel prácticamente quedó relegada al papel de amante de Rodin, y en los que su obra no recibió la atención que tal vez hubiese precisado. Más de 15 años en los que Rodin se subió al pedestal en el que a día de hoy todavía sigue, convirtiéndose así en el archiconocido autor de El Pensador o El Beso. Años en los que Claudel no fue más que la amante, la otra, ya que Rodin nunca se planteó abandonar a su esposa. Aunque en este Rodin Eifman también ha querido hacer hueco al análisis de las emociones humanas, y de todo el misterio que rodea al proceso creativo de un artista.
Como anécdota, su estreno coincide en la misma semana que la celebración del Día Internacional de la Mujer. El día por excelencia en el que se reivindica el papel de las féminas, un día para las denuncias y el recuerdo. Por ello, este Rodin tal vez se puede ver como un guiño a eso. Una obra en la que, pese a su nombre, se recuerda que detrás de ese genio (o mejor dicho a su lado), había una mujer, una artista menospreciada e incomprendida por el simple hecho de ser la amante de el escultor.
Más sobre la compañía
El Eifman Ballet de San Petersburgo fue fundado por Boris Eifman en el año 1977. Desde el principio esta formación fue concebida más como un laboratorio experimental de un coreógrafo. Como director, Eifman busca, a través de sus coreografías, dibujar el mundo inagotable de las pasiones humanas, establecer conexiones espirituales en directo con el público. Así, el Eifman Ballet es reconocida como una compañía de las más innovadoras y contemporáneas dentro del panorama actual de la danza en Rusia.