Por qué no eres un buen escritor (aún)
Vamos a partir de que eres escritor. Lo eres porque lo sientes y porque dedicas una buena parte de tu vida a escribir. Pero vamos a pensar en que estás comenzando y en que, sobre todo, no es tu principal sustento. Puede que aún no te haya leído nadie, que hayas publicado poco o nada… Sigue adelante, de acuerdo, no te rindas… hoy traigo cinco de los lastres más habituales que te pueden impedir avanzar… y cómo solucionarlos.
Imitas a tus ídolos. Todos adoramos a algún autor ya sea García Márquez, Murakami o Margaret Weis —para gustos (y calidades), los colores). Si te centras en cómo escribe un autor y tu mayor aspiración es ser como él, únicamente lograrás ser una mala versión de ese escritor. Serás mediocre. Sé la mejor versión de ti mismo. Lee muchos autores, de diversos estilos, épocas y géneros y coge de ellos lo que te guste o no cojas absolutamente nada. Inventa tu propia forma de contar.
Te complicas demasiado a la hora de narrar. Esto puede suceder en dos niveles: el estilístico y el narrativo. Narra con simplicidad y que no se pierda el sentido de lo que deseas contar en la lista de palabras que has sacado de tu diccionario —o bien aprende cómo lo hace Rubén Darío—.En el aspecto narrativo, trata de ordenar las acciones de una forma lógica y recuerda que, aunque tú te tendrías que saber hasta la marca de la montura de las gafas de tu protagonista, al lector debes facilitarle la información que realmente necesita para entender, vivir y disfrutar de la historia.
Das demasiados hechos por sentado. No olvides que el lector no está en tu cabeza. Intenta que la narración de hechos siga un orden lógico y no des nada por sentado… a veces hay que pensar en el lector como un poco tonto, no porque lo sea, sino porque no dispone de toda la información que tenemos nosotros. Lo que sea necesario para la historia debe estar puesto por escrito. Si tu protagonista está en su casa y luego en la calle, debes indicar que ha salido por la puerta.
Te has cansado… y se nota. Estás escribiendo escenas para salir del paso. No pones emoción en lo que haces… pues entonces está claro que te toca descansar, aunque solo sea un poco. Date un paseo, pide opinión a un amigo o sírvete un café —quien dice café dice una cerveza—. Respira y sepárate un poco de la historia para regresar con fuerza.
Te lo crees demasiado… o demasiado poco. No pienses que todo vale ni que todo lo que hagas será terrible. La clave está en tener ganas de aprender y mejorar. Escucha los consejos de los otros sin indignarte y abandonando poses de divo. Luego escoge aquellos que realmente te sirvan y que creas, con sinceridad y humildad, que te pueden ayudar. Recuerda que estás en un proceso en el que siempre podrás mejorar y que eso es parte de la estupenda experiencia de escribir.
Gracias. Te agradezco estas palabras sabias. Abrazos.
Me pasa todo eso que dices incluso más cosas y es que me canso, soy impaciente incluso escribiendo,así que mato a los protagonistas y termino
pobrecitos