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La Compañía Nacional de Danza repasa la historia del ballet con su homenaje a Granados

Por Helena Núñez Guasch

Después del gran éxito que cosechó el Don Quijote que la Compañía Nacional de Danza estrenó el pasado diciembre en el Teatro de la Zarzuela (con el que agotaron todas las entradas), la formación liderada por el ex-étoile de la Ópera de París, José Carlos Martínez vuelve a la carretera.

Esta vez ha elegido Barcelona para el estreno de algunas de sus nuevas piezas. Y es que el próximo 4 de marzo el público barcelonés podrá disfrutar en el Gran Teatre del Liceu de una velada de lo más ecléctica. Desde el clásico más académico con Raymonda Divertimento, hasta el estreno absoluto de la nueva coreografía de Dimo Kirilov, Anhelos y Tormentos, pasando por dos coreografías prácticamente imprescindibles en el siglo XX: In The Night, de Jerome Robbins, y The Vertiginous Thrill of exactitude, de William Forsythe.

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Foto: Jesús Vallinas.

 

Para empezar, Anhelos y Tormentos es una pieza de indiscutible carácter contemporáneo, en la que el ex-bailarín de la Compañía Nacional de Danza  en la época de Duato, explora los contrastes, lo pasional frente a lo racional, lo bucólico frente a lo siniestro.  Una coreografía que cuenta con música de Enrique Granados, interpretada en directo al piano por Rosa Torres-Pardo. Todo un homenaje al célebre compositor catalán en el centenario de su fallecimiento el 24 de marzo de 1916.

Además, la Compañía Nacional de Danza se volverá a enfrentar al exigente estilo de William Forsythe. Para esta ocasión, la formación estrenará The Vertiginous Thrill of Exactitude, la genial pieza del coreógrafo americano, cuya seña de identidad más reconocible son esos tutús planos verde fosforito, y que este año hace su 20 aniversario.

 

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Montada sobre el movimiento final de la novena sinfonía de Schubert, The Vertiginous Thrill of Exactitude es un paso a cinco en el que claramente se homenajea a Marius Petipa y George Balanchine. En él Forsythe sigue los códigos y estructuras compositivas empleadas por los míticos coreógrafos (solos, pasos a dos, pasos a tres y movimientos grupales). Asimismo, la precisión y el intenso trabajo del allegro, que son otras de las características más importantes de estos coreógrafos, también están muy presentes en esta obra.

El romanticismo de In The Night también será protagonista de una velada en la que la Compañía Nacional de Danza casi ni se bajará de las zapatillas de puntas. En este caso, con los bellos nocturnos de Chopin, Jerome Robbins nos cuenta tres historias de amor muy diferentes entre sí. De la inocencia a la violencia, todos se reúnen bajo el cielo de medianoche. Y es que In The Night es ya todo clásico, en él Robbin sutiliza la música como un punto de partida para explorar los sutiles dramas de la danza.

 

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Foto: Jesús Vallinas.

 

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Foto: Jesús Vallinas.

 

Por último, José Carlos Martínez ha programado su Raymonda Divertimento. Una versión de todo un clásico de Petipa, con música de Glazunov, reconocido por su famosísimo paso a dos húngaro y que lleva a la Compañía Nacional de Danza hasta el repertorio más clásico con una pieza del ballet más puramente imperial.

Y así, con este programa, que también visitará Terrasa este mes de marzo y ya en julio en el Teatro Real (a excepción de The vertiginous Thrill of Exactitude), la Compañía Nacional de Danza quiere probar la amplitud de repertorio que han conseguido en tan solo cinco años. Demostrando así que son una formación propia del siglo XXI, capaz de interpretar las piezas más clásicas, a la vez que se enfrentan a las coreografías más actuales e innovadoras.

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