Emocionante dirección teatral de José Luis Garci con dos obras de los años 40
Por Horacio Otheguy Riveira
Un hombre de cine y de letras, dueño de un caudal cultural rico, variado y profundo, vuelve a dirigir teatro, como lo hiciera en su juventud, después de una larga carrera como realizador cinematográfico. Y lo hace con un material desconocido para la mayoría. Unas obras de otro tiempo, con la noble audacia de quien apuesta por unos temas atemporales, al margen de cualquier corriente oportunista. Afronta dos obras muy distintas con gran dominio escénico, creador de atmósferas turbadoras con formidables intérpretes. Una de realismo mágico, y otra costumbrista: Cargamento de sueños y El hermano.
Los admiradores de José Luis Garci tienen aquí un encuentro fascinante con una visión teatral con ecos de tres de sus obras mayores: You´re the One (Una historia de entonces) [2000], Tiovivo (2004) y Luz de domingo (2007), donde con prodigiosas interpretaciones se montaban escenas teatrales de riquísima intimidad: ese intimismo que cuando en el cine se logra, los teatreros descubrimos con satisfacción la unión de todas las poéticas bajo focos de luz adecuadamente instalados para vestir a sus personajes. La sala compartida, la respiración y los movimientos de los actores, esa cercanía excepcional del noche a noche, y cada vez un momento único que el espectador no volverá a repetir, ni siquiera regresando a la siguiente función.
Las películas mencionadas entretejieron historias de gran riqueza poética y social, y un punto romántico-fantástico de quienes sueñan sin conciencia de la fragilidad de sus sueños. Y, precisamente, la primera de las obras escogidas se titula Cargamento de sueños (1948), una obra en un acto de Alfonso Sastre en la que se menciona la desprotección de los seres humanos que deambulan por su existencia con un sobrecargado de ambiciones imposibles de lograr.
Persecución de sueños que doblegan: un vagabundo, un amor recordado con énfasis doloroso, una prostituta, un asesinato, un ángel redentor. Realismo mágico de Alfonso Sastre, un escritor, hoy nonagenario, que no se especializó precisamente en este género que unía un espíritu de vanguardia con una beatífica manera de comprender los humanos deslices más allá de la vida y la muerte.
Gary Piquer, Miguel Ángel Muñoz y Ana Carlota Fernández se ocupan de personajes apenas apuntados, que cobran fuerza en medio de una espléndida escenografía que combina la fantasía con el naturalismo. Cuando llega el final se produce una ilusión poética en la que la muchacha se pone en puntas de pie, en un gesto bellísimo; sus hermosas piernas y sus no menos hermosos pies descalzos concentran toda la atención mientras muy lentamente cae el telón. El telón, viejo, noble, fantástico artilugio del teatro revive con espíritu y voz propios: acaricia a sus personajes y nos brinda una emoción que creíamos perdida.
El uso del telón se ha ido marginando en el mundo entero, como si hubiese sido una pesada carga tradicional. Y así ha venido sucediendo desde los años 70 no sólo en las salas modestas que no lo tienen, sino también, y de manera absurda, en teatros como el Español.
En esta ocasión, el uso del telón como un personaje más, siempre lento lo mismo en su ascenso que en su caída, cadencioso, seductor, sorprendente, y él mismo sorprendido en el lírico contexto de una cuarta pared ante la cual los espectadores permanecemos expectantes, inquietos; deseosos de aventurarnos en vidas ajenas para comprender mejor la nuestra.
Cuando llega la segunda obra, El hermano, única pieza teatral de Medardo Fraile (1925-2013), también estrenada en Madrid en 1948, el impacto no puede ser mayor: un texto de extraordinaria riqueza bajo mínimos. Tras el costumbrismo denso de una familia mal avenida que se esfuerza por funcionar de la mejor manera posible, se desarrolla una historia muy turbadora, con una carga de morbosa sensualidad resuelta con muy pocos elementos escénicos, y una interpretación conmovedora.
El final, aparentemente abierto —con una sobresaliente resolución de texto y puesta en escena—, recibe una caída de telón más lenta de lo normal, invadiendo el teatro de tensión y perplejidad.
El hermano trasunta una historia de dominio incestuoso muchas veces tratado en todas las artes, que sin embargo, 68 años después de su estreno, tiene una carga ideológica perfectamente imbricada en un drama de aquí y ahora, a pesar de la evolución de los últimos años. Patente y agobiante la dependencia de los dos personajes femeninos (inmensa Ana Fernández en la madre que sabe y aguanta y calla; sobresaliente Ana Carlota Fernández en la muchacha que busca la manera de volar con alas propias).
Miguel Ángel Muñoz elabora minuciosamente su odioso personaje, mientras Gary Piquer compone con irresistible simpatía al padre resultón, aislado de cualquier situación incómoda, feliz con las novelas de Marcial Lafuente Estefanía, feliz en realidad porque prefiere no enterarse de nada.
Arte Nuevo se llamó un movimiento teatral que intentó romper la monotonía del teatro burgués español de posguerra. En la revista La Diabla, publicada por el Teatro Español, se dan detalles muy interesantes de este fenómeno que arrancó con ímpetu y murió pocos años después por la lógica desidia de una dictadura nacionalcatólica en pleno apogeo, que empezaría a romper su falta de creatividad un año después, con el insólito estreno de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, ex preso político a punto de fusilamiento. En este contexto histórico complejo y tortuoso se desenvuelven Cargamento de sueños y El hermano. Y José Luis Garci nos los sirve con el extremo cuidado de quien trata con valiosos tesoros dados por desaparecidos.
Arte Nuevo (Un homenaje)
Dirección: José Luis Garci
Cargamento de sueños, de Alfonso Sastre
Intérpretes: Miguel Ángel Muñoz, Gary Piquer, Ana Carlota Fernández
El hermano, de Medardo Fraile
Intérpretes: Gary Piquer, Miguel Ángel Muñoz,
Ana Fernández, Ana Carlota Fernández, Irene Pozo
Música y espacio sonoro: Luis Miguel Cobo
Diseño de iluminación: José Manuel Guerra
Diseño de escenografía: Sebastià Brosa
Diseño de vestuario: Lourdes de Orduña
Una producción del Teatro Español
Encuentro con el público el jueves 3 de marzo a las 21,45 horas.