Las mejores bandas sonoras de la historia del cine
Por Paula Olvera Pérez. @paula_op_
Seguro que más de una película la recuerdas por su música, por ese estribillo que a menudo sigues tarareando o por esa melodía que te transporta al cielo con solo escucharla. Hay bandas sonoras que se convierten en la sintonía de nuestra propia vida, en el tema seleccionado para vivir nuestros momentos más especiales. Pero no hay que olvidarse que detrás de cada canción hay una historia, una cinta para la que cobró vida.
Si tuviera que decantarme por alguna película cuya música me haya emocionado especialmente, sin duda, sería la banda sonora de Cinema Paradiso (1989) de Ennio Morricone. En cuestiones de música, para gustos, o mejor dicho géneros, los colores. Aunque sí que es cierto que determinadas bandas sonoras han sido alabadas por la mayoría de la audiencia y más de una se ha sumado al carro de los Premios Oscar. Ya en la década de los años cuarenta del siglo pasado se premiaba el buen hacer musical en la cinta El mago de Oz (1939) con el tema de ensueño Over the Rainbow. Estatuilla también se llevó What a Feeling como Mejor Canción, que pudimos escuchar en la archiconocida Flashdance (1983). Otro tema bailongo que se llevó un Oscar fue The Time of My Life, perteneciente al metraje Dirty Dancing (1987) en el que se puede ver a unos jóvenes Patrick Swayze y Jennifer Grey. Disney también puede presumir de alzarse con este trofeo de la Academia, prueba de ello es la película de animación Tarzán (1999) y la canción que le llevó al éxito de Phil Collins, You´ll Be in My Heart.
Las sagas nos dejan bandas sonoras que tampoco olvidaremos. George Lucas fue pionero en esto de confiar a alguien la producción musical de su Star Wars. Acertó con John Williams que ha creado temas orquestales que nos trasladan a otro planeta de inmediato. No está nada mal tampoco lo que encontramos en cualquiera de las cintas de El Señor de los Anillos de Peter Jackson. El artífice no es otro que Howard Shore que arrasó, literalmente, con la banda sonora de la primera película de la saga, El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo (2001). Imprescindibles son también las bandas sonoras de Piratas del Caribe. En 2017 está previsto el lanzamiento de la quinta película, Piratas del Caribe: los hombres muertos no cuentan cuentos, por lo que tendremos que esperar para ver si la música está a la altura. La que desde luego sí lo estuvo, y mucho, fue la creada por John Williams para el conjunto de aventuras de Indiana Jones. La número uno en este ámbito fue la originada para su primera producción, En busca del arca perdida (1981).
No cabe duda de que los largometrajes necesitan una buena banda sonora para pasar a la acción. Muestra de ello es la musiquilla que se nos cuela desde hace dos décadas en los oídos por culpa de James Horner, que configuró la banda sonora de Braveheart (1995), influenciada por la música celta. El ambiente épico que se crea con su tema es fácilmente reconocible también en el de Pearl Harbor (2001) o en el de Gladiator (2000) que corre a cargo de Hans Zimmer. Pero volviendo a Horner, éste es el artífice de la llamativa banda sonora de Avatar (2009), la famosa cinta en 3D, e igualmente lo es de Titanic: Music from the Motion Picture, el tema principal de Titanic (1997). Suya es también la melodía de My Heart Will Go On, interpretada por Céline Dion. Los dos temas nos transportan de inmediato a la dramática historia del transatlántico basada en hechos reales.
Hay bandas sonoras que asociamos únicamente a una película, como es el caso de Flying Theme de E.T: el extraterrestre (1982) mientras que el Eye of the Tiger del grupo estadounidense Survivor, que fue escrita a petición de Sylvester Stallone para Rocky III (1982), se ha utilizado hasta la saciedad… ¡Incluso de tono del móvil! Lo mismo ocurre con la melodía de La vida es bella (1997) de Nicola Piovani y con varias cintas de suspense, la primera de ellas Psicosis (1960) cuyo tema de Bernard Herrmann sigue produciendo cierto escalofrío e inquieta a los presentes. La segunda es la banda sonora de El padrino (1972) cuya partitura se atribuye a Nino Rota.
Las producciones de género romántico son quizás las que más se nutren de la herramienta musical. Atrás quedan bandas sonoras de primera como la de Leyendas de pasión (1995) de James Horner o el Up Where We Belong de Oficial y caballero (1982) que todos en alguna ocasión hemos tarareado. Al igual que ese “Pretty woman, walking down the street, pretty woman, the kind I like to meet”… letra que hace referencia a la película homónima protagonizada por Julia Roberts y Richard Gere en los noventa. Otra de las bandas sonoras más vendidas de todos los tiempos es I Will Always Love You de Whitney Houston, interpretada para la cinta El guardaespaldas (1992).
Todos estos títulos nos demuestran que la música es un instrumento fundamental de las producciones audiovisuales, un elemento universal que puede llevar a la gloria o al fracaso a una determinada cinta. Cada una de las bandas sonoras se convierte en un regalo para los oídos de cualquiera que las escuche, poemas rítmicos que se pueden disfrutar con todos los sentidos.