El huésped, de Marie Belloc Lowndes

Por Marta Marne de Leer sin prisa.

portada-portada-en-alta_1-esEl señor y la señora Bunting han vivido tiempos mejores. Durante años han trabajado en el servicio de diferentes casas y familias, pero circunstancias de la vida han hecho que poco a poco su condición sea cada vez más precaria. De manera paulatina se han visto en la obligación de ir empeñando sus muebles y sus pertenencias más preciadas para poder continuar adelante, dándose tan solo en ocasiones algún pequeño capricho para hacer la vida más llevadera, como la compra de un periódico o un paquete de tabaco. Hasta el señor Bunting había empeñado su ropa de etiqueta que le permitía poder trabajar en el servicio de alguna casa o en algún acontecimiento cuando se lo requerían. Lo único que conservan de valor es su propia casa, un edificio de varias plantas, algunas de ellas acondicionadas para poder alojar a diferentes huéspedes. Pero ninguno ocupa esas habitaciones por el momento.

Un frío anochecer de noviembre el señor Bunting oye revuelo en las calles de Londres. Son los ruidosos repartidores de periódicos, que hablan de una noticia llamativa y desgarradora; una mujer ha aparecido asesinada  y en su vestido un triángulo de papel muestra la firma del malhechor: El vengador.

Pocos instantes después de leer la noticia, alguien llama a la puerta atraído por el letrero luminoso que indica que hay habitaciones disponibles. Es un hombre elegante, pero a la vez es misterioso y reservado, un tanto excéntrico. Busca alojamiento, y su principal requisito es que necesita tranquilidad y sosiego. Tanto, que decide alquilar dos habitaciones en vez de una y pagar un mes por adelantado para asegurarse de que no alquilen las habitaciones disponibles a nadie más. No quiere vecinos entrometidos y ruidosos.

Todo parece arreglarse en casa de los Bunting. Es un huésped peculiar, sí. Pero no importa. Le hacen los recados, se ocupan de sus comidas a horas intempestivas y no ponen pegas a que tan solo salga de casa de noche. Hasta que la señora Bunting empieza a casar las piezas y sospecha que su huésped es en realidad El vengador.

El huésped es uno de esos clásicos que por algún motivo en nuestro país estaban olvidados. Hasta cinco películas han bebido de los textos de esta novela, entre otras una adaptación de Alfred Hitchcock aún muda pero bastante conocida, El enemigo de las rubias (1927). Como podréis suponer, la novela está inspirada en los crímenes reales del asesino más famoso de la historia, Jack el Destripador. Noche tras noche el señor Sleuth, nuestro huésped, abandonará la casa de los Bunting mientras los asesinatos se suceden en la nebulosa ciudad de Londres.

A pesar de que todo apunta a que el señor Sleuth es El vengador, en todo momento habrá un resquicio de duda, y habrá que llegar hasta las últimas páginas de la novela para desvelar el misterio. De una manera magistral, Marie Belloc Lowndes logra mantener la intriga en todo momento y consigue que compartamos la ansiedad y la angustia de Ellen Bunting por descubrir si aloja bajo su techo a un terrorífico psicópata asesino. Jugará con el lector de un modo extraordinario, utilizando sus prejuicios y poniéndolos en tela de juicio, y consigue que la duda permanezca latente hasta el final.

El huésped es una novela de misterio de corte clásico, con esquemas repetidos posteriormente hasta la saciedad. Pero no olvidemos que se publicó originalmente en 1913, un momento en el que la reina del misterio Agatha Christie aún no había asomado su nariz dentro del mundo editorial. Esta novela debió ser perversamente interesante para los lectores de la época, especialmente para aquellos contemporáneos de El destripador que pudieron leer día tras día en la prensa las pesquisas para tratar de dar con el asesino más misterioso de toda la historia de la humanidad.

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