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Los niños ya no deben sólo aprender a leer, sino también a programar

El término “alfabetización en redes” sobrepasa cualquier intento por definirlo. Y no por ausencia de definiciones, sino porque encaja perfecto con la idea de “más vale intentar explicarlo que definirlo”, que defendía el sociólogo Karl Popper. Como cualquier otra alfabetización, la alfabetización en redes trata de lo que se puede construir a partir de ella. Por ejemplo, leer, escribir o lograr realizar una operación aritmética son todas tareas prácticas que requieren tanto conocimientos como destrezas especificas, y lo mismo ocurre con la alfabetización en redes.

El uso de cualquier lenguaje especializado conduce de alguna forma a la profesionalización. En el caso de la alfabetización en redes puede traducirse en la posibilidad de convertirse en un programador, mientras para algunos simplemente se trata de algo parecido al ADN, algo intrínseco a la manera de interpretar e interactuar con el mundo.

La era de la información comienza en abril de 1993, cuando el Mosaic 1.0 fue accesible y gratuito no solamente para quienes lo necesitaran y desearan contribuir al mundo de la red, sino para todos los que tuvieran acceso a Internet. La descentralización, la apertura hacia diferentes arquitecturas, la imposibilidad de un dueño único o director general, permitió su generalización, potenciándolo hacia la creación de conocimiento, arte, ciencia y literatura.

Nadie pudo haber pronosticado el alcance de Wikipedia o YouTube, las distintas formas en que estas herramientas iban a impactar en las nuevas maneras de solidarizarse con el otro. ¿Quién podía imaginar a tantas personas generando contenido tipo enciclopédico de forma gratuita? ¿Por qué no hemos hecho una revolución educativa con ese potencial humano y de conocimiento que ahora sabemos que existe?

Hacer de la alfabetización en redes un nuevo paradigma educativo significaría partir de la premisa de contribuir en conjunto, aprender con la ayuda de los demás y crear herramientas para explicarlo mejor. A través de la práctica (quizá una de las mejores formas de adquirir nuevo conocimiento) es posible aprender lo más básico del hipertexto HTML para, en meses, crear tu propio sitio web.

Asimismo, otros aspectos como la privacidad, seguridad y etiquetas también forman parte de esta alfabetización para el siglo XXI, la cual requiere de una alianza entre los desarrolladores de tecnología y los métodos de enseñanza.

No se puede nada más repartir iPads en las escuelas y esperar que suceda el milagro. Hay que enseñar a programar, a entender el lenguaje que codifica estos dispositivos, para poder valorarlos más allá de un diseño atractivo.

En la actualidad existen programas desarrollados por el MIT Media Lab para enseñar a niños lo más básico de programación, tutoriales para crear animaciones y diseñar páginas web, como Thimble, X-Ray Goggles o Popcorn.

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