Paul Rodgers: La voz más libre del rock
Por: Octavi Franch
Este paréntesis navideño he aprovechado para inventariar y ordenar mi espacio cultural. Así pues, entre otras cosas, ahora sé con seguridad los cedés, elepés, maxis, singles y devedés que tengo, realmente. Y una de las buenas noticias es que sigo teniendo el recopilatorio de Free: The best of Free: All right now.
Paul Rodgers es uno de esos cantantes que nos han acompañado a los amantes de cierta edad del rock desde que nacimos. Actualmente él tiene 66 años, por lo que podría ser el padre de los de mi generación, de la generación anterior y el abuelo de todos aquellos chicos y chicas que no se han descarrilado del camino lógico de la buena música.
A mi hermano mayor le gustaban los Free y ésta es la razón por la que pude conocer, antes de tiempo, Paul Rodgers. De hecho, en esa misma época de adolescente que descubría cosas en cada instante también tuve la suerte, de parte de mi hermano Ramon, de conocer a Led Zeppelin y a Rory Gallagher, entre otros. Los Free fueron una de las bandas de rock elegante más importantes de finales de los 60, al mismo nivel incluso que los mismos Led Zeppelin o el deificado Jimmy Hendrix.
Un poco más tarde, a finales de los 80, redescubrí Paul Rodgers gracias a la versión que hizo mi dios Gary Moore de la mejor canción de Free con diferencia, Wishing Well, en el elepé de 1982 Corridors of Power, que como ya he comentado en varias ocasiones es el mejor disco de mi idolatrado y ausente irlandés.
Bad Company fue la banda de los 70 de Paul Rodgers y también los escuché en los 90, como uno de los muchos grupos que estaba inspeccionando en mi introspección musical de postadolescente. Incluso, recuerdo haber tenido discos de la formación The Law, pero ya no lo tengo tan claro ni con The Firm ni en solitario. Pero Bad Company es una de las primeras bandas de AOR, junto con Foreigner y Bon Jovi, y este tipo de rock no me ha acabado nunca de hacer de todo el peso.
Pero sí recuerdo haberlo visto en directo una vez en Zeleste, en Barcelona, a principios de los 90, aunque soy incapaz de recordar su gira exacta. Lo que sí recuerdo, sin embargo, es que sobre el escenario Paul Rodgers me pareció un cantante muy limpio, perfecto y honesto. Además, un músico que toca todos los instrumentos, sobre todo la guitarra, y es capaz de sacrificarlo todo por sólo cantar me merece que se le reconozca de manera especial.
La guinda, de momento, de este gran músico inglés (aparte de haber tocado con los mejores músicos de los últimos 50 años de la historia del rock y del blues) ha sido ser el cover de Freddy Mercury en The Queen. Este caso es como el de The Doors: Nadie puede sustituir al cantante original dado que era el alma del grupo en cuestión, pero tampoco cualquiera puede ni siquiera intentarlo.