‘Lo contrario de la soledad’ de Marina Keegan, la voz de la juventud
Por Sara Plaza Serna.
Marina Keegan cumplía todos los requisitos para convertirse en una de esas escritoras que marcan un antes y un después en la literatura. Tenía 22 años y un futuro prometedor – ya había sido fichada por la revista New Yorker para trabajar allí -, se acababa de licenciar en Yale con la calificación magna cum laude y contaba con el respaldo de nombres tan influyentes y prestigiosos como el de Harold Bloom, profesor de Marina en la universidad. Desgraciadamente, el talento de la joven nunca llegará a descubrirse en su plenitud. Marina Keegan falleció en 2012 de un accidente de tráfico, días después de haberse graduado y pronunciado un discurso que quedó en la memoria de todos y que se hizo viral a través de las redes sociales titulado Lo contrario de la soledad.
Precisamente este es el nombre del único libro firmado por ella. Un emotivo compendio de relatos de ficción y extractos personales donde podemos comprobar el enorme talento que no llegaremos a disfrutar del todo nunca. Sus padres, profesores de la universidad y amigos han sido los responsables de que se publique todo lo escrito por Keegan. Leyéndola, se podría decir de ella que es la voz de una generación que persigue con ilusión sus sueños, que no se rinde, que es valiente aunque le asuste el qué vendrá después del confort de la universidad.
Con un lenguaje claro, directo, sin adornos ni extravagancias, Marina le escribe al amor, a las dudas, los desengaños, la ilusión; al trabajo, a la resignación… Relatos cortos e historias breves, pero completas, que nos llegan y nos hacen lamentar su ausencia, quizás desde una mirada egoísta, con la sensación de habernos perdido a alguien que podría haber enriquecido mucho el mundo de la escritura. Una joven hablando para los jóvenes, pero sin caer en tópicos ni maniqueísmos.
Leer a Marina Keegan es leernos a nosotros mismos, a nuestro yo de juventud, ese yo que se enamoraba y se dejaba llevar y ese yo que tenía unas expectativas de vida que puede que hoy no se hayan cumplido porque tal y como señalaba la escritora nos resignamos demasiado pronto. Lo contrario de la soledad es un homenaje de su familia y sus seres queridos a Marina y un regalo para nosotros que puede llegar a salvarnos porque nunca es demasiado tarde para retomar los sueños donde los dejamos aparcados.