Obras completas de María Zambrano Vol.I
Por Miguel Ángel Jiménez Aguilar.
Galaxia Gutenberg emprendió hace unos años la publicación de las Obras Completas de María Zambrano (Vélez-Málaga, 1904 – Madrid, 1991), bajo la dirección del profesor Jesús Moreno Sanz, en colaboración con la Biblioteca Nacional, la Fundación María Zambrano y la Cátedra María Zambrano de la Universidad de Málaga, entre otros organismos. Se trata de una edición canónica y depurada, que ha dado como fruto hasta la fecha tres volúmenes: en 2011, Libros (1955-1973) / Obras completas. Vol. III, el cual recoge siete libros que ocupan el centro de su pensamiento: El hombre y lo divino (1955 y 1973), Personas y democracia (1958), La España de Galdós (1960), España, sueño y verdad (1965 y 1982), Los sueños y el tiempo (1955-1960) y la tragedia La tumba de Antígona (1967); en 2014, Escritos autobiográficos (1928-1990) / Obras completas. Vol. VI, que contiene en torno a trescientos textos de carácter autobiográfico, entre “delirios”, fragmentos líricos, discursos, alocuciones y evocaciones de personalidades, junto con veintiún reproducciones de dibujos realizados por la filósofa, y el también autobiográfico Delirio y destino (1952); y en 2015, Libros (1930-1939) / Obras completas. Vol. I, que incluye Horizonte del liberalismo (1930), Los intelectuales en el drama de España (1937) y sus continuadores artículos hasta 1939, Pensamiento y poesía en la vida española (1939) y Filosofía y poesía (1939). Por lo que a este último se refiere, fue presentado en el Centro Andaluz de las Letras en Málaga, en el mes de noviembre de este mismo año, de la mano de los profesores Antonio Garrido Moraga y Francisco Ruiz Noguera, de la Universidad de Málaga, igual que ya lo hiciera en el mes de mayo, en la Biblioteca Nacional, el propio Jesús Moreno Sanz, junto con Miguel Morey, actual director de la Fundación María Zambrano, y Joan Tarrida, director de Galaxia Gutenberg.
Como señalaran los Profesores de la UMA mencionados, en un acto emotivo al que acudió numeroso público, María Zambrano, señero de la dignidad personal, pasará a la Historia como una mujer que no cedió nunca a sus principios. Y, aunque muchos manuales de Filosofía no incluyen aún sus textos, dado el carácter literario de muchos de sus planteamientos, su obra adquiere un mayor peso cada día en Europa, donde ha sido traducida a numerosos idiomas. Además, en contraposición a la postura más elitista de su maestro Ortega y Gasset, Zambrano defendió siempre la idea de que la libertad reside en el pueblo, entendido este como la suma de los individuos en la tradición, no como masa, tal y como expone en los dos primeros libros que componen este Volumen I de la Colección, los cuales poseen un carácter más político: Horizonte del liberalismo (1930) y Los intelectuales en el drama de España (1937). En ellos presenta el liberalismo tradicional como un movimiento fracasado; el pensamiento de Occidente, en decadencia; la libertad, a la que identifica con la misericordia, la bondad y el amor, presentes todos ellos en la literatura, como el valor supremo; y al pueblo, como la base frente a los intelectuales, que deben estar con él en todo momento.
En Pensamiento y poesía en la vida española (1939) aborda a través de la literatura y del arte la esencia de lo español, con una sensibilidad más cercana a la de la Generación del 98 que a la del 27. Heredera de las ideas de Humboldt, del estructuralismo antropológico norteamericano o de la fenomenología de Husserl, Zambrano emplea el método de la empatía, con objeto de discernir cómo se manifiesta el alma española a través del arte, la literatura, la poesía.
En Filosofía y poesía (1939) de nuevo muestra un acercamiento empático, sugestivo, un razonamiento de tipo emocional, en torno a tres aspectos fundamentales: el concepto de nación, de carácter metafísico, ligado a lo cultural, de nuevo heredado del idealismo alemán; el hiato que, a su juicio, se produce entre el pensamiento europeo, sistemático, y el español, anárquico y personal; y la cosmovisión realista del ser español, un realismo fundado en el apego a lo espontáneo e inmediato, a través de lo vivido -no tanto de lo elucubrado-, que se encuentra esencialmente en el saber popular. De esta manera, por medio de una actitud contemplativa, sensorial, se aproxima a esa otra actitud poética, en la que manifiesta una clara conciencia de lo temporal, que recuerda a Jorque Manrique y a la Epístola moral a Fabio. Zambrano habla del estoicismo y de la voluntad, pero mientras que el estoicismo lleva a la resignación, el cristianismo, la voluntad cristiana, desemboca en la esperanza, mediante el quietismo y el voluntarismo luchador.
Por último, señalaremos otra de las numerosas propuestas de la autora que el lector encontrará en estas páginas: la búsqueda de las vías de encuentro entre la filosofía y la poesía, al modo como se manifiesta en Platón, quien se alejó de la verdad y se acercó a la belleza, que es la verdad en última instancia. En este sentido, si bien la filosofía como búsqueda lleva a la angustia, la poesía como don lleva a la melancolía. Se produce, pues, un nuevo hiato, esta vez entre ambas.