Tus magníficos ojos vengativos cuando todo ha pasado, de Juan Ramón Biedma
Por Marta Marne de Leer sin prisa.
Londres, 1891. La ciudad se encuentra invadida por una terrible niebla que asola a la ciudad por segunda vez, una mezcla de bruma y contaminación tan sumamente densa que impide que seas capaz de ver tus propios zapatos. Dentro de este escenario nos presentan a Cox, un revientacadáveres que se gana la vida saqueando tumbas. Hasta hace pocos años lo que interesaba era robar cadáveres, pero debido a una nueva legislación en 1832 con la Ley de Anatomía la obtención de cadáveres de forma ilegal para estudios médicos ya no era tan rentable. Sin embargo, lo que estaba en boga en esos años era el saqueo de las joyas con las que se enterraba a los fallecidos y el robo de sus piezas dentales. Aunque suene escalofriante, los dientes y muelas de porcelana aún estaba en fase experimental resultando frágiles y quebradizos, y la población prefería implantes de dientes humanos, saliesen de donde saliesen.
En una de estas excursiones de Cox, es arrestado y recluido en una cárcel de niños. Allí, tras una secreta charla con el inspector Lestrade, se verá obligado a cumplir con una misión: averiguar el paradero de cuatro niñas secuestradas y dar con los culpables. Entre los asistentes a la reunión se encontraban los padres de una de las niñas, Lady y Lord Dilke, que están dispuestos a todo con tal de que les devuelvan a su hija. Las niñas secuestradas no son precisamente de familia humilde, y la noticia no ha saltado a los medios para tratar de llevar el caso con discreción. Además, no saben bien de quién fiarse y de quién no, ya que parece ser que la ciudad se encuentra repleta de espías que trabajan para un hombre que controla gran parte de la actividad delictiva de la ciudad. Nada más y nada menos que James Moriarty.
Si tenemos en escena a Lestrade y a Moriarty, está claro que tienen que aparecer en escena Holmes y Watson. Y aunque la tentación debió ser muy grande, no son los principales protagonistas, pero sí el hilo conductor.
Gracias a las pesquisas de Cox para tratar de recuperar a las niñas recorreremos el Londres de finales del siglo XIX: las peleas que los criados en nombre de sus amos llevaban a cabo en locales de apuestas, los zoológicos de seres humanos exóticos de países recónditos, los circos y espectáculos de variedades con hombres que logran bilocarse, los saqueos de tumbas, la venta de personas para experimentos médicos. Una serie de actividades que en aquel momento eran algo corriente para los londinenses pero que hoy nos ponen los pelos de punta.
Está claro que Biedma ha debido pasar largas horas de investigación y estudio para la documentación de la novela, y creo que halla el equilibrio perfecto de datos aportados, sin caer en el error que muchos autores tienen de abrumarnos con toda la información que ha debido acumular a lo largo de esas semanas de estudio. La novela está bien ambientada, resulta verosímil y si buscas algunas de las referencias, como las fechas de aparición de los primeros automóviles de motor de combustión o de las huelgas de cocheros en la city londinense, todo cuadra en aquellos años.
Respecto al empleo de personajes conocidos de sobra por el lector como famosísimo detective Sherlock Holmes, creo que da en el clavo. Es el punto de brillantez que hace que te sitúes todavía mejor en el momento en que transcurre la novela. Para aquellos que han leído las novelas de Arthur Conan Doyle, es todo un caramelo el tener una nueva aventura de Holmes, y para aquellos que no se han lanzado aún descubrirán la magia de uno de los personajes más queridos de la historia de la literatura.
Por lo tanto, tenemos una novela de aventuras, con ambientación gótica, encerrado todo ello dentro de una trama de corte detectivesco clásico y con una prosa que brilla por su pulcritud y su sencillez. Es un placer encontrar novelas que estén tan bien escritas y que a la vez resulten tan fáciles de leer, con una trama que fluye sin que te percates de ello, con un ritmo en la historia que te atrapa y que no te suelta hasta la última página, y con una intriga bien llevada que te tiene en vilo durante todo el libro.
Por si no lo sabíais, Tus magníficos ojos vengativos cuando todo ha pasado ha sido ganadora en 2014 del II Premio Valencia de novela negra. ¿Necesitáis más motivos para leerla?
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