Cuestionario cinéfilo a Carmen Barrantes: «tanto escribir como enseñar me da mucho respeto».
Carmen Barrantes es una actriz aragonesa que pisa fuerte sobre las tablas, aunque no solo actúa en teatro, puesto que la hemos podido ver en el cortometraje El Iglú de Carlos Val y el de Gaizka Urresti, Abstenerse agencias, ganador del premio Goya. Y actualmente se acaba de estrenar el largometraje Bendita Calamidad, del mismo director, en el que interpreta a una periodista ambiciosa. Sin embargo, es el teatro el que le ha brindado los mejores papeles. Hay que recordar el Cabaré de caricia y puntapié, de creación propia, junto al también actor Jorge Usón y el director Alberto Castrillo, que les llevó a ganar el Premio Max de Teatro 2010. También ha aparecido en Al dente, El apagón o Lo que vio el mayordomo. En la actualidad, sigue con la obra Una pareja cualquiera y pronto la volveremos a ver sobre las tablas del Teatro Lara.
¿Cuál dirías que son tus referentes de la interpretación?
Hay actrices a las que admiro muchísimo y observo su trabajo minuciosamente. Quizá el factor común que se da en todas ellas es que son actrices muy expresivas e intensas. Y también me gustan las cómicas. En realidad, no tienen por qué darse estos tres términos en una misma persona y por supuesto, no significa que yo consiga combinar esos tres que he dicho.
Me fascina el trabajo de Gena Rowlands y me encanta Victoria Abril o Carmen Maura. De pequeña, mucho cine español Paco Martínez Soria, Lina Morgan y las películas fantásticas de Berlanga.
¿Y la vocación, de dónde te viene?
Yo no lo sé, pero cuando le digo a la gente a lo que me dedico, no les extraña y me recuerdan que ya en la guardería hacía cosas y actuaciones. Hay una foto muy divertida en la que salgo cantando, porque salí sola a cantar vestida con una falda de papel pinocho y una camiseta blanca y, al acabar, todo el mundo me empezó a aplaudir y yo no entendía el por qué. Me bajaron del escenario y la gente me daba besos y no comprendía el motivo de que hubiera sido tan especial. No sé, cuanto más tiempo pasa y más he aprendido me doy cuenta de lo inconsciente que he sido de salir al escenario y no tener vergüenza.
¿Te has propuesto alguna vez escribir un guion de teatro o de cine?
No, me da mucho pudor. Me pueden llegar ideas o pensar que hay algo que me gustaría contar. Pero tanto escribir como enseñar me da mucho respeto. A día de hoy me lo han propuesto muchas veces y, aunque estudié magisterio musical, me sigue dando respeto. Cuando yo he tenido un maestro bueno, ha sido tan bueno y ha estado tan por encima que me veo lejos de eso. En estos momentos es así. En unos años, no sé.
Cuando tienes un nuevo proyecto, ¿qué es lo primero que haces?
Primero pregunto quién está en el proyecto, quiénes son los actores y el director. Y después leo el guion. Muchas veces, puede pasar que el libreto de una obra de teatro no te diga demasiado o que tú en ese momento no le veas la profundidad que tiene. En cambio, con un buen equipo puedes llegar a hacer cosas realmente increíbles. El equipo lo es todo, desde la iluminación, vestuario, etc. Siempre cuento que trabajando con Elisa Sanz en el CDN, yo tenía bocetado un personaje y ella llegó con una propuesta de vestuario y me lo cambió. Se lo agradezco mucho, yo estaba encantada. Eso lo hace alguien que comprende y que te activa. En realidad, todo es un engranaje. Tú interpretas y el resto son como capas que embellecen tu trabajo. Tiene que acompañar todo, si no puede ser un horror.
En tu nueva película, Bendita calamidad de Gaizka Urresti, la historia se desarrolla en tan solo tres días. Como actriz, ¿cómo has preparado tu personaje?
Transcurre todo pronto. Las tramas estaban bien definidas y mi personaje es la más lista de todos, algo que tampoco es difícil. Es una periodista con ambiciones, de provincias, que quiere más y está dispuesta a bastantes cosas. Lo que a mí me divertía mucho eran las conexiones en directo, por el tono sobre todo. Preparé mi personaje fijándome en aquellas chicas jóvenes que salen, por ejemplo, en Aragón Televisión. Y luego en intentar estar natural porque la cámara a veces es traidora. Además de que la comedia, si te pasas, no se acepta igual.
Para la financiación se ha recurrido al crowfunding. ¿Qué opinión tiene acerca de esa alternativa?
Se ha hecho más ruido de lo que se ha conseguido con esta vía, económicamente hablando. No es una vía que me fascine, pero es cierto que, como medio de promoción es muy bueno, porque hace que mucha gente forme parte de los proyectos. Se hizo mucho ruido y eso ha sido genial para la película. Ahora hay que hacer los proyectos de manera muy precaria y no siempre terminan quedando bien. Ojalá mejore la situación, pero solo con el crowfunding no se puede aguantar un proyecto. Yo colaboré con un proyecto que me gustó mucho la historia y la recaudación era para el montaje. Pero no se puede financiar una película con crowfunding, a no ser que Amancio Ortega participe, que entonces sí.
¿Cuál es la situación actual de la cultura? ¿Y en qué ámbito de la misma crees que ha repercutido más?
En cine, de las producciones que había a las que hay ahora… hay un 10% de lo que había. Yo nunca he entendido por qué teniendo a Coixet, Amenábar, Bayona, a Almodóvar que lo idolatran en todo el mundo… No sé, mejor imagen de España que esa… Las estrellas internacionales quieren trabajar con ellos. Es algo que es contradictorio, porque la gente sigue diciendo que el cine español no le gusta. En realidad, pienso que es una frase hecha que se escucha porque la gran mayoría ni lo ve. El cine español es una industria que da de comer a mucha gente y funciona, además de ser una ventana al mundo y de poner a España bien alejada de ese país de pandereta.
En el teatro, se han cargado toda la estructura de circuitos y la situación es muy precaria. No entiendo esa saña ni el 21% de IVA. Hay algo político de base y es vengativo.
¿Crees que tiene más trabas una mujer que un hombre a la hora de rodar un proyecto cinematográfico o de adquirir un papel en teatro?
Yo creo que en general, no es una cuestión de ámbito cultural. Es algo global. Es una cuestión de género. Ellas siguen cobrando menos que ellos, y eso parece del siglo pasado. Sigue siendo complicado tener un hijo y trabajar. Sigue pasando. Hay muchos elencos en los que hay pocos personajes femeninos, porque se escribe más para hombres. Y es verdad que las mujeres tienen muchas cosas que decir. Por ejemplo, Meryl Streep ha empezado a apoyar a las mujeres de más de cuarenta años, guionistas, directoras, etc. A partir de esa edad, en términos interpretativos, se desaparece. Es un poco tremendo.
Si tuvieras que recomendar un espectáculo, película o evento artístico que hubieras visto recientemente, ¿cuál sería?
Como espectáculo, hace casi dos años, vi un espectáculo de la Compañía de la Zaranda que no se me va a olvidar. Vi también La piedra oscura que era una maravilla y precioso. Últimamente veo más series que películas. Breaking Bad es una joya.
Un sueño cumplido y otro por cumplir.
Un sueño que haya cumplido probablemente sea vivir de esto, de la interpretación. Yo cuando no trabajo me deprimo. Y un sueño por cumplir pues… estoy embarazada y deseo que todo salga muy bien.
Cuéntanos en qué estás embarcada actualmente. Y si puedes, cuáles son tus futuros proyectos.
Continúo con la obra Una pareja cualquiera. Estoy en un proyecto que no puedo decir, porque aún no sé si saldrá. Y luego estoy ensayando en el Teatro Lara una obra basada en una película, Todo es mentira, que protagonizaron Penélope Cruz y Coque Malla. Yo haré el papel que interpretó Ariadna Gil, es pequeño pero me gusta mucho.
Aunque suene a tópico, ¿prefieres el cine o el teatro? ¿Y qué opinión tienes de la televisión?
Es que no tienen nada que ver. La sensación es muy diferente, porque el cine lo grabas y te ves al año. Crea una inseguridad porque no hay una segunda vuelta, porque lo grabado está ya grabado. En cambio en el teatro, si has tenido un mal día, tienes esa posibilidad de la revancha al día siguiente. En el cine no. La técnica es distinta también. No tiene nada que ver.
Siempre digo que a mí no me gusta nada madrugar, pero reconozco que con Bendita Calamidad he disfrutado mucho. Llegábamos a las siete de la mañana y nos maquillaban, nos peinaban y estás un montón de horas. Pero es que cuando hay un buen equipo lo disfrutas y vas feliz a trabajar. En el teatro no te ves, escuchas el aplauso y cada día sientes al público y tiene algo de mágico. En el cine tienes que aguantarte el pudor de verte en la pantalla y en el teatro está la responsabilidad de que salga bien y tener siempre frescura.
La televisión es un medio fantástico para trabajar y para que te vea la gente. Es verdad que es muy caprichosa. Yo he estado cerca de trabajar en una serie diaria, pero finalmente no pudo ser. Es muy rápida y creo que es una buena escuela para aprender.
¿Tienes algún lema o filosofía de vida?
No, la verdad. Yo creo que hay que hacer las cosas lo mejor posible porque si no te acaban volviendo. Todo vuelve y en eso sí que intento hacer las cosas lo más honestamente posible. Hago lo que puedo con la gente que tengo alrededor. En realidad, es algo completamente egoísta pero bueno, en el fondo, no tengo otra cosa que yo misma. Pero en fin, no me voy a subir al tejado para cambiar la planta de abajo.