«Lexicon of Goods»: Estilo Propio.
Por Sebastián Agulló.
Si tomásemos como lema aquello de que «El movimiento se demuestra andando», ésta sería la carta de presentación de Lackluster (Esa Juhani Ruoho; 26/10/1978, Finlandia). Con más de dos décadas produciendo no es extraño que algunos lo consideren El Embajador del Norte —aunque se muestre reacio ante este tipo de etiquetas—, pues dentro del género IDM ha conseguido lo que pocos consiguen, esas dos palabras que tanto dicen: estilo propio.
El estilo Lackluster, único e inconfundible; y así lo demuestra, una vez más, en su último LP “Lexicon of Goods” (publicado este 2015 bajo el sello JellyFish Frequency Recordings), doce canciones marca de la casa que vienen a ser la culminación de dos trabajos anteriores:
– “Moments”,
– “The Invisible Spanish Inquisition”.
Lackluster tiene un estilo propio y uno podría preguntarse si el entorno le ha influenciado en algo; sin embargo, tras haber abandonado su país natal y haber pasado temporadas en lugares como Canadá, Irlanda o Inglaterra, afirma sin vacilar que ningún entorno concreto ha influido en sus producciones excepto Barcelona, ciudad que, por su dinámica particular y las personas que ahí ha conocido, sí han repercutido en cierto modo sobre su particular línea. En “Lexicon of Goods”, afirma el autor, se puede encontrar concentrado el producto de su estancia en Canadá, el trabajo llevado a cabo en Irlanda (Dublín) y, quizá, haber abandonado ésta última para instalarse temporalmente en Inglaterra, donde, además de concebir material nuevo, revisó trabajos anteriores para completar este LP. Cuenta, entre risas, que debería escuchar más a menudo sus propios discos, pues a veces él mismo se olvida de ellos sin reparar en la importancia que tienen; igualmente, desde su carácter de a pie sin pretensiones, dice sobre sus propias producciones que son como el buen vino, y por tanto prefiero dejarlas unos años para degustarlas cuando estén en su máximo esplendor.
“Moments” se percibe en melodías que pueden evocar la música de antiguos videojuegos, o, como reseñó Buenos Aliens, «Se puede definir (…) como la banda sonora de un funeral, en un mundo donde la muerte no tiene por qué ser algo triste»: un réquiem cósmico. “The Invisible Spanish Inquisition” se percibe en ritmos más caprichosos, cambios en la cadencia, un estilo más despreocupado que, junto a todo lo anterior, conforman los ingredientes a los cuales Lackluster aplica mano de chef.
Hablo de estilo, pero Esa J. Ruoho también habla sobre su estilo, cómo lo concibe; dicen algunos que no somos las personas más apropiadas para hablar sobre nosotros mismos, pero algunos, a veces, también se equivocan. En cuanto a esto, el autor lo ha definido en nuestra particular entrevista como intento pintar sobre un lienzo con finos trazos utilizando el lápiz más afilado; o elijo un pincel que deja una estela o eco tras su propio trazo, como si agitase el agua de un estanque con una rama y me detuviese a observar cómo las ondas se comportan, cómo chocan entre ellas, tanto que a veces esas ondas adquieren un carácter propio, acercándose a la misma melodía que quiero crear; o reproduzco un sonido o una secuencia y de los mismos, dejo que se retroalimenten, como si fuese un diálogo en el cual las melodías me escuchan mientras yo las escucho a ellas.
Cuando uno termina de escuchar por completo “Lexicon of Goods”, la primera sensación es la de haber atendido, sin prestar necesariamente atención, a una historia como podría ser una buena novela: introducción, nudo y desenlace. Ésta es la impresión y de hecho, tras charlar con Esa J. Ruoho, su intención al producir; luego en ese sentido se podría decir que la intención del emisor coincide con la intención del mensaje y la intención del receptor, rayando en el ideal sobre lo que a interpretación concierne.
· La introducción podría dividirse en dos bloques. En Basketface (#1) y Beep Terrace (#2), Lackluster parece estar improvisando o calentando las manos, mezclando distintas percusiones y samplers de fondo sin rumbo definido. Un ejercicio de ritmos y melodías abstractas que nos preparan para el siguiente «capítulo». Aquí nos encontramos con Calming Presence (#3) y CombiA13 (#4), dos piezas muy melódicas, relajantes, dotadas de ese matiz cósmico heredado de “Moments” donde predomina el perfil drone, utilizando sonidos y melodías que traen a las mientes el recuerdo de los sintetizadores más simples como, también, la música de esos videojuegos en los tempranos años ’90, ya mencionado.
· La transición al nudo lleva el nombre de Ender 2 (#5), una pieza de dos minutos exactos donde se concentran los dos bloques anteriores con las influencias de “The Invisible Spanish Inquisition”, junto al que viene a ser el estilo propio Lackluster: esto es sólo un aviso. Sigue Falling All Over The Place (#6) en respuesta a dicho aviso; los tiempos se aceleran, las melodías se vuelven más complejas y el todo discurre sin disonancias, calculado al milímetro, haciendo difícil que uno no acompañe la canción mediante algún gesto, pues aquí el género IDM se despliega con todo su potencial y armas. Continúa con Flaccidity (#7) en la misma línea hasta llegar a Fraasit (#8), una verdadera joya. No me extraña, personalmente, que su estilo haya sido comparado en ocasiones con The Black Dog, Plaid o Aphex Twin; si el nudo puede recordar, hasta este momento, a Boards of Canada —todos ellos «grandes» del sello británico WARP Records—, en Fraasit podría decirse que estamos escuchando los mejores momentos de Autechre, otra mítica formación de WARP. Simplemente sublime y cuidada al detalle, mezclando en una pista lo mejor de Lackluster con osados sonidos industriales como los de Autechre en su etapa Gescom; sobre Fraasit, Esa J. Ruoho me ha confesado personalmente que fue compuesta y producida en Canadá mientras transcurría el invierno más duro que recuerda, a -45ºC.
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· La despedida o desenlace comienza por Purple Rooms (#9), nuevamente una canción influenciada por “Moments”, donde se mezclan, entre otros, sonidos y melodías compuestas al estilo drone y ambient, pasando del frenesí puramente «lacklesturiano» en pleno apogeo a una composición que oscila entre el New Age y las características de sellos como Ultimae Records (Aes Dana, Asura, Miktek) u otras producciones al más puro estilo Biosphere, Carbon Based Lifeforms o Solar Fields. Sin embargo hay una especie de ruptura, a modo de recordatorio, en So There Spherical (#10), donde Lackluster retoma su propio estilo fuertemente marcado por “The Invisible Spanish Inquisition” pero, al mismo tiempo, guiñando el ojo a las dos primeras canciones del álbum, es decir, finalizando mediante esa abstracción la cual, conforme acaba, parece apuntar a un punto no definido. Urban Sprawls (#11), caracterizada nuevamente por la herencia de “The Invisible Spanish Inquisition”, puede considerarse el preludio del final en una historia muy bien hilvanada, retomando las percusiones y señalando, de forma desenfadada, al tema que pondrá punto y final en este LP. Y éste es, conforme termina la vivisección, Windup (#12), una forma bien trabajada que, según Esa J. Ruoho, cierra el ciclo, no sin insinuar que podrían ser los puntos suspensivos, siempre en su estilo, como preludio de que «la historia continuará».
Para finalizar, una mención sobre los proyectos futuros. Esa J. Ruoho dedica una parte del dinero recaudado por “Lexicon of Goods” al proyecto Martin Fleischmann Memorial Project, un equipo de investigación centrado en trabajar con reacciones nucleares a bajas energías (LENR) del cual, quizá, sepamos algo más sobre la marcha, pues la intención de Lackluster es crear melodías generadas e influenciadas por las ondas electromagnéticas que producen estos equipos. Justamente en este punto el autor del artículo se pregunta ¿Dónde están los límites del género IDM? Quien teclea no lo sabe, pero parece que dentro del estilo propio y las características de un género concreto no existen fronteras; y, de existir fronteras, el Embajador del Norte está trabajando en ellas.
El último trabajo de Lackluster, publicado el pasado 29 de septiembre, “Flows”, está disponible para todo aquél que lo desee. Servidor lo ha escuchado pero, como estamos a lo que estamos, es decir, “Lexicon of Goods”, sólo puedo añadir que hace los honores de todo un Señor LP… ciertamente, la culminación de un ciclo perfectamente acabado, doce canciones para los amantes del género: y todo lo que queda por venir. Mis agradecimientos a Esa por la amenidad de nuestra correspondencia.
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