Lady Hay Drummond-Hay y la vuelta al mundo en zeppelin
Por Silvia Pato
Grace Marguerite Lethbridge, conocida por su apellido de casada como Lady Hay Drummond-Hay (1895-1946), era una periodista británica que ha pasado a la historia por ser la primera mujer que dio la vuelta al mundo por el aire.
Cuando Grace estaba en la mitad de su veintena, se casó con el cónsul británico Sir Robert Hay Drummond-Hay (1846–1925), cincuenta años mayor que ella y que ya contaba con cuatro hijos de su anterior matrimonio, los cuales eran todos mayores que la nueva madrastra. Seis años después de haberse convertido en Lady, Grace quedaba viuda.
La periodista ya publicaba sus artículos entonces en diversos periódicos, cuando le surgió la oportunidad de formar parte de la lista de pasajeros del Graf Zeppelin LZ 127, que se disponía a realizar la circunnavegación del globo con tripulación civil.
Siendo la única mujer entre los viajeros, entre los que se encontraban el capitán Hugo Eckener, el comandante Charles Emery Rosendhal, reporteros como Sir George Hubert Wilkins y Karl Henry von Wiegand, y el médico personal del rey Alfonso XIII, Jerónimo Megías, todos los participantes en la expedición partieron de New Jersey y, tras visitar Alemania, Tokio y Los Ángeles, regresaron a la ciudad de origen. Grace cubrió aquel viaje con numerosos artículos y anotaciones en su diario.
El doctor Megías, único español en aquella aventura, publicó posteriormente el libro La primera vuelta al mundo en el Graf Zeppelin, dedicado a su Rey, en el que narraba su experiencia de una forma amena y detallada, mencionando desde los menús de la nave hasta el listado de la numerosa tripulación que la manejaba; un relato que no ha perdido su frescura y donde aparece con frecuencia, como no podía ser de otro modo, Lady Hay.
Por su parte, la carrera periodística de Lady Hay se consolidó desde entonces. Fue corresponsal de guerra en Etiopía y China, y durante la Segunda Guerra Mundial fue prisionera en un campo de concentración japonés en Filipinas. Tras ser liberada en 1945, regresó a Nueva York, donde fallecería un año después a causa de una trombosis coronaria. Sus cenizas fueron esparcidas en su país natal.
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