‘El horno huérfano’, de Rob Davis
El horno huérfano (Rob Davis, La Cúpula, 2015)
Por Gema Nieto @GemaNieto81
Es tan complicado aproximarse a cualquier intento de descripción o análisis del cómic de Rob Davis como fácil resulta caer en sus redes. Quizá lo mejor sería empezar por decir que ha sido galardonado, y con razón, como mejor obra de 2015 en los Brit Comic Awards, y afirmar a continuación que no se parece a nada (argumentalmente, al menos) que ningún aficionado al arte de la novela gráfica haya leído antes. Estamos ante una rareza excepcional y desconcertante desde el mismo título.
Preguntar sobre un libro o una película «¿de qué va?» siempre me ha parecido de una vulgaridad innecesaria, pero es que además en este caso la cuestión está completamente fuera de lugar. Es casi otro planeta en el que aterrizamos. Un mundo extraño y fascinante pese a las aparentes similitudes con el nuestro donde la mitología es otra y se subvierten las relaciones socioparentales y los términos lógicos a los que estamos acostumbrados: los hijos crean a los padres, los electrodomésticos del hogar son los nuevos lares y penates, todo el mundo conoce el día exacto de su muerte, la historia es un círculo cerrado, llueven cuchillos y el tiempo se mide en ruedas. Ni siquiera, me atrevería a decir, hay una alegoría de nuestro sistema político-económico con intención crítica. Ésta es otra sociedad, con reglas distintas, en la que no se puede apreciar un simbolismo de referentes concretos porque la idea va más allá de las tradicionales distopías futuristas con un chocante planteamiento y un desenlace sorprendente hacia el que avanzamos en la lectura con ansiedad. Se trata de una historia que genera y se rige por sus propias reglas, que no encuentran significante ni parecido con las de ningún otro universo real o inventado. No hay nada habitual o ya pensado, y lo mejor de todo es que tampoco se le exige un esfuerzo especial al cerebro del lector para que se recoloque en estos nuevos conceptos: todos ellos fluyen de una manera asombrosamente natural, para que los reconozcamos y los aceptemos. Pero incluso en un mundo así la autoridad es cuestionada y la búsqueda de respuestas se hace indispensable para los protagonistas, personajes carismáticos e inadaptados, enfermos mentales o únicas mentes lúcidas que saben establecer causas y consecuencias, deducir y relacionar sospechas. Aunque no hay (y saben que no van a encontrar) respuestas fáciles, el camino a ellas es la aventura de iniciación necesaria en una trama en la que la adolescencia es explorada y expuesta como nunca antes.
Tras la sacudida inicial, todo es tan insólito que resulta difícil de explicar y por la misma razón atrapa irremediablemente desde sus primeras páginas. Lo que la historia plantea, en última instancia, es si es posible escapar de nuestro destino y el entorno que nos condiciona. Saltar la verja, adentrarnos en el bosque indescifrable que vemos más allá. Quizá el lugar en el que vivimos nos hace ser como somos y huir de él es la única manera de desprendernos de sus leyes, que incluyen la fecha de nuestra muerte. O quizá la fatalidad es inherente a quienes somos. No hay explicaciones ni se necesitan. Tampoco se piden. No hay necesidad de suavizar nada, el mundo de Vera Pike y Scarper Lee es tan salvaje como enigmático. Adentraos en él, perdeos, y cuando lo hagáis comprobaréis esta misma dificultad de describirlo. No se puede decir más. Leed y sacad vuestras propias conclusiones.