Cuestionario literario: Juan Francisco Ferré
Juan Francisco Ferré es un autor que no necesita presentación: desde que publicó en el 2002 La vuelta al mundo, se situó entre los narradores españoles de mayor interés. Escritor, crítico literario y cinéfilo empedernido. Es Doctor en Filología Hispánica y profesor de la Universidad de Málaga. Entre 2005 y 2012 ejerció como profesor invitado e investigador en la Universidad de Brown (Providence, RI, Estados Unidos), impartiendo clases de narrativa, cine y literatura. Su mayor éxito de crítica llegó en el 2012 con Karnaval, una provocadora novela a través de la cual realizaba una contundente crítica al abuso de poder y a la consecuente alienación del sujeto en la actual sociedad neliberal. Sin embargo, fue la novela previa a Karnaval, Providence, con la que Ferré consiguió formar parte del catálogo de Anagrama tras quedar finalista del Premio Herralde de novela, uno de los premios literarios que conserva, casi a contracorriente de la gran mayoría, el prestigio literario del que ningún galardón debiera prescindir. A esto hay que sumarle el reconocimiento que tanto Providence como Karnaval recibieron por parte de la crítica, gran parte de la cual consideraron la obra narrativa de Ferré (a la que cabe añadir de forma destacada, Metamorfosis, el libro de relatos, publicado en el 2006) como una de las mejores expresiones literarias de la denominada Generación Nocilla, en la que destacaba principalmente Agustín Fernández Mallo. Proponiendo una ruptura con el lenguaje literario de la tradición realista y de la denominada escuela poética de la experiencia, reestableciendo un diálogo crítico con la tradición literaria, un diálogo que permitiera la ruptura con el orden narrativo establecido, con los conceptos clásicos de verosimilutud, realidad y ficción e introduciendo nuevos lenguajes, en concreto provenientes del ámbito científico, la Generación Nocilla trató de dar un giro en la manera de hacer literatura: si en Karnaval, la crítica vio influencias tan dispares como el Marqués de Sade, Coover o Bolaño, Providence fue relacionada con la prosa norteamericana de la segunda mitad del siglo XX, en concreto, con los autores norteamericanos de la literatura postmoderna de los Estados Unidos como Thomas Pynchon y David Foster Wallace (de hecho, Ferré es autor del ensayo Mímesis y simulacro. Ensayos sobre la realidad: del Marqués de Sade a David Foster Wallace). Ahora, y de la mano de la joven editorial Excodra, Juan Francisco Ferré vuelve a las librerías con Así en el cine como en la vida, un volumen en el que recoge los diferentes artículos, publicados y escritos a lo largo de los años, en torno al cine, influencia de peso en toda su narrativa. Lejos de ser un mero libro recopilatorio, Así en el cine como en la vida se presenta como un ensayo que, a partir de la ordenación temáticamente cronológica de los artículos, propone una lectura crítica de la historia del cine: las técnicas, los movimientos estéticos, las temáticas, los modos de representación o la narrativa cinematográficas son los temas sobre los que se vertebran los distintos artículos reunidos en este ensayo, temas a partir de los cuales es posible recorrer no sólo la historia del cine, desde sus inicios hasta la contemporaneidad, desde los hermanos Lumière y los directores y autores contemporáneos, sino también observar cómo se ha ido modificando el propio concepto de cine y, por tanto, la idea de imagen y relato como expresión narrativa y artística. Además de todo lo dicho, hay que añadir que en octubre Juan Francisco Ferré publicó en Anagrama su nueva novela, El Rey del juego.
¿Cuál es su idea de felicidad perfecta?
Una cama cómplice, un libro (o varios), una mujer (o varias) y mucho tiempo libre por delante.
¿Cuál es su gran miedo?
El aburrimiento.
¿Cuál considera que es la virtud más sobrevalorada?
La humildad.
¿En qué ocasiones recurre a la mentira? (en el caso de que confiese mentir)
Cuando digo la verdad.
¿Se muerde la lengua antes de expresar determinadas opiniones por temor al qué dirán?
Mi lengua permanece ilesa.
¿Cuándo fue la última vez que tuiteó o publicó algún comentario en las redes sociales con plena libertad?
Hace un segundo.
¿Qué es para usted la libertad?
Vivir de acuerdo con uno mismo.
¿Siente que el ser una persona reconocida públicamente le resta libertad con respecto a la persona anónima?
En absoluto, cuanto más te reconocen más puedes hablar o comportarte con una libertad que le está vedada a otros. Esa es la única responsabilidad del que acede a la esfera pública. No olvidarse nunca de los que viven sumidos en el silencio.
¿Hablar y expresar públicamente opiniones políticas o silenciarlas?
No tengo nada que ocultar en el terreno político, público por definición. Otra cosa es cuándo y con qué fin decido comunicárselo a los demás.
¿Activismo público o compromiso privado?
Al revés de otros, no presumo de activismo ni de compromiso alguno. En privado como en público intento mantener siempre una conducta ética que no es mejor que otras (ni tampoco peor).
¿Informarse o ser informado?
Es un bucle infinito, imposible desenredarlo.
¿Qué es para usted y qué valor tiene la información?
Una droga poderosísima sin la que no podría ser lo que soy en todo momento ni entender el mundo como lo entiendo, si es que lo entiendo.
La cultura, ¿cuestión de esnobismo o conocimiento transversal?
La cultura es la que nos hace humanos. Puede haber usos esnobs de determinados aspectos de la cultura que son legítimos, formas de goce intenso y minoritario, pero la cultura nos excede a todos y se multiplica en cada época, desde la moda a la televisión pasando por el cine o los videojuegos, la cultura es lo que define lo que somos en la historia y en el presente y nuestras relaciones con los otros y con el mundo. Jugando con una frase infame: cada vez que me hablan de pistolas me dan ganas de sacar mi cultura (mis libros, mis películas, mis obras de arte).
¿Todo es cultura? O, mejor dicho, ¿qué no es cultura para usted?
Hasta la vida de un raro batracio amazónico se transforma en cultura en una pantalla de televisión cuando aparece en un documental de zoofilia donde se muestran sus problemas diarios para sobrevivir en un ecosistema que lo amenaza perpetuamente…
¿Sus referentes culturales son literarios, musicales, artísticos, cinematográficos…?
Nada cultural me es ajeno. Al mismo tiempo, dada la abundancia de la oferta, tiendo a seleccionar, preferir, escoger, conforme a mis gustos y mis necesidades en cada momento.
¿Un autor para releer?
Cervantes, cloroformizado por la academia, o Joyce, encasillado por la vanguardia. O el gran Raymond Chandler, a quien ahora releo con más placer que cuando lo descubrí con veinte años.
¿Un autor recién descubierto?
Adam Thirlwell
¿Una película, una obra de teatro o un espectáculo recientemente visto y que no olvidará?
No voy mucho al teatro, aunque vi este verano una adaptación teatral de mi novela Karnaval que me impresionó sobremanera, pero sí voy mucho al cine y veo mucho cine en televisión. De hecho vivo en una filmoteca permanente hecha de clásicos y de modernos, de la rabiosa actualidad del estreno tanto como de la arqueológica contemplación del cinéfilo. Veo tantas películas a la semana que elijo tres recientes entre mis favoritas del año: Puro vicio (Paul Thomas Anderson adaptando a Pynchon sin que se note), Jauja (Lisandro Alonso bordeando el autismo estético y la excentricidad artística total) y Saint Laurent (Bertrand Bonello biografiando en imágenes deslumbrantes al precursor estético de todos los modistos artistas de hoy).
La creación, ¿un arte, una pasión o un ofició que se puede aprender?
Un arte que se nutre de pasión y se realiza con oficio e inventiva.
¿Todos podemos escribir un libro?
Me temo que sí. O eso cree el capitalismo…
¿Todos podemos publicar?
Escribir es una cosa y publicar otra, desde luego. Pasar algunos años encerrado en un laboratorio sin obsesionarse por hacer públicos los descubrimientos suele ser muy bueno a la larga.
¿Todos podemos ser artistas?
No, del mismo modo que no todos somos grandes atletas o matemáticos geniales o diestros artesanos o manitas capaces de arreglarlo todo o amantes sensacionales. Aquí me acuerdo del clásico (Marx, no Monterroso): “De cada quien según su capacidad y a cada quien según sus necesidades”.
El éxito, ¿personal o profesional?
No sé lo que es el éxito, no me gusta la palabra. Invita más a abandonar el escenario que a ocuparlo con solvencia y convicción.
El éxito, ¿fama, dinero, reconocimiento o no necesariamente?
Si me obligas a definirlo, te diré que debe ser un estado de satisfacción y contento, en cualquier ámbito, con lo que uno es, hace o ha hecho, sin que importe demasiado la opinión de otros.
¿Cuál considera que es su gran logro?
Vivir intensamente los cincuenta y tres años que cumplo hoy mismo.
¿Cuál es su lema?
Persevera en tu ser.