Cuestionario cinéfilo a Jorge Usón: “Las grandes decisiones no se sabe cuándo se toman, se van tomando».
Por Hada Torrijos.
Quedan apenas dos minutos para que sea la hora. Esta vez, he concertado una entrevista con el actor Jorge Usón y me ha citado en el Café del Kosako, donde realiza el show musical Cantatas para paseos con chaqueta junto a Adán Carreras. Llega puntual y su apariencia es de un hombre seguro de sí mismo. Lo sé porque pisa con decisión al andar.
Le hemos podido ver subido a las tablas, en televisión y en el cine. Jorge Usón ha representado varias obras de teatro conocidas por muchos, como Feelgood dirigida por Alberto Castrillo-Ferrer o Golfus de Roma, un musical de Jesús Castejón. Pero también alguna de creación propia como Al dente o Cabaré de caricia y puntapié, pieza con la que ganó el premio Max de Teatro 2010 junto a su compañera de reparto Carmen Barrantes. En televisión ha debutado en series como Doctor Mateo, Aida y actualmente en B&B, de boca en boca. Ha aparecido en entre otras películas en El encamado de Germán Roda, La novia de Paula Ortiz o Novatos de Pablo Aragüés.
El lugar donde vamos a charlar un rato es el primer café-concert que se abrió en Madrid. La decoración es maravillosa y en cierta manera, nos hemos transportado al pasado, a aquellas reuniones privadas de los artistas. Quizá tenga algo que ver que kosako signifique “hombre libre”. Desde luego, todo está dispuesto.
¿Qué tendrá que contarme?
¿Cuáles son tus mayores influencias culturales, artísticas o literarias?
Vaya, la pregunta tiene tela. Te puedo decir que desde siempre me ha gustado el teatro musical, los grandes musicales de Broadway, las performances y todo lo performativo. De películas te puedo hablar de Cabaret o alguna de Pedro Almodóvar. En cuanto a la música, me encanta la española, Luz Casal, los cantautores y toda la latinoamericana, que es precisamente la que hacemos aquí en el Café del Kosako. Mercedes Sosa, Víctor Jara, Violeta Parra y los grandes músicos cubanos. Pero una gran influencia ha sido el cine que veía con mis padres, que era sobre todo cine mudo. El de Charlotte, El gordo y el flaco y todo el aluvión televisivo que yo he vivido (soy de la generación del ochenta) con La Bola de cristal y con todo ese renacer cultural que, en ese momento, para mí era lo que debía ser. Pero el contexto histórico en ese momento de este país era algo que lanzaba muchas imágenes y que daba mucho para imaginar. Yo creo que tengo la suerte de pertenecer a una generación que cuando éramos niños estábamos mucho más expuestos a lo artístico. Eso no quiere decir que las de ahora sean peores, pero sí diferentes.
Cuando comienzas un nuevo proyecto, ¿qué eso lo primero que haces?
Generalmente me pongo nervioso. A la hora de leer un guion que sé que voy a interpretar intento hacerme una idea en mi cabeza de lo que va a ser. Pero los principios son siempre de muchos nervios e inquietud, aunque depende de la envergadura del proyecto. Con el Golfus de Roma, que fue un musical que hicimos en verano, me di cuenta de que necesitaba un profesor de voz. A día de hoy sigo con Óscar Martínez, que es un maestro de voz estupendo del Laboratorio de la voz. Otros proyectos por ejemplo necesitan desarrollar otras cuestiones más técnicas o de preparación del cuerpo.
Pero desde luego te puedo decir que me siento privilegiado de vivir siempre con muchísimo entusiasmo los proyectos que acepto. Hay otros que he rechazado pero forman parte del mismo trabajo. Las personas que nos dedicamos al cine, al teatro, tenemos que tener confianza en esa voz interna que te dice esto no lo tienes que hacer.
¿Tiene más trabas una mujer que un hombre a la hora de rodar un proyecto cinematográfico?
Desgraciadamente, las mujeres siguen estando en un predominante machismo. No hay guiones para mujeres de según qué edad. Las mujeres por encima de los cuarenta tienen verdaderos problemas para conseguir trabajo, yo creo que más que los hombres. A día de hoy queda una lucha por conseguir, una conquista que hacer en ese sentido. Sobre todo en el mundo audiovisual, aunque también en el teatro, seguimos viviendo en un escalón injusto respecto al hombre. Los guionistas con los que yo he podido hablar escriben historias para mujeres, pero el problema está en los productores, porque hacen un filtro muy voraz a la hora de decidir qué proyectos siguen adelante.
¿Cómo afrontaste tus personajes de Lucas de la serie B&B, de boca en boca y Germán de la película Novatos?
Los afronté de manera absolutamente diferente. Sabía que el personaje de Lucas iba a tener más recorrido. Una serie te permite pensar y construir un personaje a más largo plazo. El lenguaje en la televisión es distinto, hay una serie de patrones que hay que respetar, sobre todo en cuanto al tono de humor. En cambio, el de la película Novatos fue una colaboración que me pidió Pablo Aragüés y que fue un placer hacerla. Los dos los afronté con mucha ilusión, pero el personaje de Germán en Novatos era más breve. Yo sabía que era una parte muy pequeña de una pieza completa y acabada. En la serie parece que uno va en continuo fluir.
¿En qué proyectos estás embarcado actualmente?
Estamos los viernes de otoño, si nos dejan será hasta navidad, en el Café del Kosako haciendo un dúo con el guitarrista Adán Carreras que se llama Cantatas para paseos con chaqueta. Está en el barrio de La Latina y es de los primeros café-concert de Madrid que se mantiene con la misma alma que cuando se creó.
También estoy con la obra Invernadero dirigida por Mario Gas y que nos queda gira hasta marzo por Barcelona y volveremos a Madrid al Teatro de La Abadía. Y tengo un proyecto de televisión que no puedo revelar porque no se puede publicar. Y además, estamos esperando a ver qué pasa con lo que queda por emitir de B&B.
La creación, ¿un arte, una pasión o un oficio que se puede aprender?
El que trabaja de lo que nace de su cabeza, de sus ideas y renuncia a otras labores menos genuinas está expuesto a tener que aprender sistemáticamente. Pienso que si no hay un germen interno que te impulsa, es imposible que te dediques a algo creativo. Creo que cuando uno se dedica a algo creativo, hay algo único. Un cocinero, un diseñador, un bailarín, un pintor o alguien que genere algo debe estar expuesto a las demás artes. Es bueno que por ejemplo un actor lea libros, escuche música, vaya al cine y se relacione lo máximo posible para estar interconexionado.
¿Qué caracteres debe cumplir el buen actor?
No te puedo contestar a eso porque ni siquiera sé qué es para mí ser actor. Igual que ser algo es un enigma. Ser actor es ser persona, y no te puedo dar un manual para ser buena persona.
¿Una película, una obra de teatro o un espectáculo recientemente visto y que no olvidarás?
No voy a olvidar nunca lo que presencia en el Teatro del Barrio que fue una lectura dramatizada sobre el texto El pan y la sal, acerca del juicio a Baltasar Garzón y la memoria histórica. Aparecían ahí actores como Pepe Sacristán, Nuria Espert, Tristán Ulloa y leyeron un texto dirigido por Andrés Lima en base a ese juicio. No se me olvidará por el acontecimiento teatral que supone ver a todos esos monstruos ahí trabajando. Por eso y por lo que concierne a la memoria histórica, que para mí es algo crucial. No es un problema viejo, está en total vigencia, que debería ser imprescriptible. Es algo que supone tener todavía hoy familiares desaparecidos y ningún juicio a propósito de eso. Por lo social y por lo cultural, creo que ese acontecimiento no lo voy a olvidar nunca.
El éxito, ¿personal o profesional?
Es completamente subjetivo. Está la soledad del que ha ganado un óscar y está en su hotel solo esa noche. Pienso que el éxito tiene que ver con la felicidad que uno siente en momentos puntuales. Es poder trabajar de lo que te gusta y estar conciliado contigo mismo y con los demás. Lo que decía Freud “amar y trabajar” sería el éxito de cualquier persona, se dedique a lo que se dedique. Si con eso consigues contribuir, como es el caso de los actores y de los artistas, a modificar el mundo para poder hacerlo mejor entre todos, entonces es el éxito ya trascendental.
¿Un sueño cumplido? Y ¿cuál por cumplir?
Un sueño cumplido es estar trabajando como actor, es algo que he querido desde niño. Poder hacer valer la ética de lo que siempre quise es de lo que más orgulloso me siento. Y uno por cumplir es hacer sobre todo cine con un personaje que me guste, que tenga peso en la historia y trabajar con un puñado de personas que yo tengo en mi punto de mira como si yo fuera un francotirador. Estoy muy por la labor de encontrarme con esas personas.
¿Cuál es tu filosofía de vida?
No tengo una filosofía fija de vida, ni tampoco un lema. Te puedo decir que si uno intuye que lo suyo tiene que ser eso, persevere y haga lo que su mundo interno le dicte para conseguirlo y para mejorarse. Hay que detenerse de vez en cuando y reflexionar sobre lo que queremos.