Ya no nos asusta pagar por jugar en Internet
Es cierto, todavía existe mucha gente que no conoce PayPal o sencillamente ha escuchado hablar de ello pero no entiende el concepto. Pero hoy día, más del 70% de la población ha empleado la banca online en más de una ocasión, no sólo para comprobar la situación de sus cuentas, sino también para realizar transferencias o pagar alguna multa o tasa. A muchos les ha costado confiar en la seguridad de este tipo de operaciones, sobre todo si han sido víctimas del phising, pero poco a poco hemos ido aprendiendo a distinguir dónde podemos operar sin problemas o realizar compras con tarjeta sin encontrarnos posteriormente con sorpresas.
Comprar ropa, reservar un vuelo o una habitación de hotel, son compras bastante cotidianas y probablemente de los primeros mercados que se supieron abrir las puertas en internet. Sin embargo, uno de los que finalmente mueve más dinero es el sector del juego en general. Los juegos, sean de una u otra tipología, suponen la mayor parte de las veces pequeños desembolsos que apenas cuestan sacrificio y que, bastante a menudo, se podrían etiquetar de compras por impulso. Se han popularizado sobre todo a partir de la invención de los juegos freemium y las aplicaciones con compras integradas o “in-app”, y vienen para quedarse.
Pagar por jugar es una costumbre que viene de hace décadas, desde la irrupción de las salas recreativas. Con juegos para todas las edades, las tragaperras hacían las delicias de los adultos mientras los menores jugaban al Tetris o al Pang, con el bolsillo lleno de monedas para continuar la partida si perdían en el momento más inoportuno. Ya en el siglo XXI, el juego por internet adquiría sus primeros suscriptores con títulos como el afamado World of Wordcraft, pero todavía muchos jugadores adquirían sus tarjetas de prepago mensual en las tiendas de videojuegos. Los pagos por internet mediante tarjeta de crédito han entrado de lleno con los sistemas como PSN (PlayStation Network) o Xbox Live. Las mensualidades en las plataformas de las consolas de salón o de bolsillo de Sony y Microsoft ofrecen contenidos premium y descarga de juegos, y cuentan con un público bastante variado. Para aquellos que prefieren jugar desde sus ordenadores, hace años que surgió la alternativa a estas plataformas con Steam, tan empleada ya como sus hermanas mayores.
En otro segmento del juego a través de internet, el poker o los títulos de casino, ya enfocados a un jugador con la mayoría de edad cumplida, mueven dinero en concepto de depósitos con los que apostar, con la posibilidad de recuperar el dinero ganando las partidas. Es un gran aliciente pero en su momento produjo ciertos temores. No deja de resultar curioso que precisamente en la única categoría de juego en la que el dinero es recuperable fuese en la que más escepticismo encontrásemos a la hora de realizar los desembolsos. Posiblemente, en este sector no se entiende como un pago sino como un préstamo: no deja de ser un depósito y el objetivo, recuperarlo con beneficios. Actualmente, el miedo se ha perdido casi por completo y las salas de poker online como Titanbet funcionan además con los mejores sistemas de banca electrónica, para comodidad de sus usuarios.
Aunque en España se sigue imponiendo la cultura del “todo gratis”, cada vez encontramos más gente dispuesta a pasar por caja si una aplicación para el móvil merece la pena. No sólo los jóvenes descargan previo pago juegos para el smartphone; en su caso, acostumbrados a alquilar videojuegos para la consola de salón o comprar y vender de segunda mano los títulos anuales de franquicias deportivas como FIFA o Pro Evolution Soccer (PES): desembolsar menos de un euro por horas o días de diversión desde el móvil no les supone un problema. Lo cierto es que los más mayores también compran. Muchas veces prefieren pagar para evitar el acoso de la publicidad mientras juegan, y otras, hacen uso de las anteriormente mencionadas compras in-app para adquirir armas u objetos que faciliten superar los niveles. Candy Crush, Apalabrados, Preguntados y demás juegos sociales han conseguido sus mayores ingresos de jugadores de edades superiores a los 50 años.
Así que, de una manera u otra, en estos momentos la mayor parte del dinero que se mueve a través de internet es en el sector del juego. Hay quienes contratan Spotify para música o Wuaki TV para series y películas, incluso 24Symbols para tarifa plana de libros, pero son las suscripciones a plataformas de juego, los depósitos en los juegos de apuestas y la descarga de apps para móviles y tablets, incluidas sus compras in-app, las que se llevan el gato al agua, demostrando que el ser humano es lúdico por naturaleza.