Entrevista a Ana Rossetti
Por Guillermo de Jorge
Ana Rossetti, San Fernando de Cádiz, 1950. Pertenece al grupo de escritores del ochenta, los mismos que recibieron la influencia inmediata de los novísimos, inclinándose por dar una nueva respuesta estética a los problemas del culturalismo, introduciendo nuevas propuestas cargadas de referentes eróticos transgresores y de unas imágenes profundas y directas. Con “Los devaneos de Erato” en 1980 recibió el Premio Gules. En 1985, Ana Rossetti fue galardonada con el Premio Internacional de Poesía Rey Juan Carlos I, por la obra “Devocionario”. En narrativa, Ana Rossetti ha cultivado la novela, el relato y la literatura infantil. Su espíritu inconformista la ha llevado a explorar incluso el teatro y la música. Con “Alevosías”, la escritora Ana Rossetti recibió el Premio La Sonrisa Vertical de Novela Erótica en 1991. Su último libro “Cuentos apropiados”, una colección de cuentos que acaba de ver la luz.
1.- ¿Qué razón o motivo te llevó a escribir por primera vez?
– Mi primera “obra”, fue “El milagro de las rosas”, una adaptación teatral de la leyenda de Santa Casilda. La escribí, la dirigí y formé parte de ella (como figurante) en el escenario del colegio. Tenía ocho años, por lo que no recuerdo mucho no solamente el porqué, si no cómo tuve el valor de sacarla adelante, pues yo era muy tímida.
2.- Cuando abordas el proceso creativo, ¿por qué decides inclinarte más hacia la estética y el culturalismo más que hacia otras tendencias?
-Yo no decido. Yo escribo cómo mejor sé. A veces tardo años en dar con la forma expresiva necesaria para comunicar lo que quiero. Si observas en las fechas de publicación, mis poemarios están muy espaciados.
3.- De una manera implícita o, en cierta forma, manifiesta, ¿cuál es aquel recuerdo de la infancia que más sueles evocar en tus libros? ¿Por qué?
– Es una fantasía. Pensaba en tener un armario con cuerpos diferentes e irlos usando según me pareciese, a ver qué pasaba. La ambigüedad identitaria, la suplantación incluso es algo que se repite a lo largo de mis escritos.
4.- “Cuentos apropiados” es tu último libro de cuentos, ¿qué motivo te indujo a escribir un nuevo libro y cambiar, en cierto modo, de género?
– Yo escribo muchos cuentos, de hecho mi primer premio literario fue de cuentos precisamente, el Puente Zuazo. Lo que pasa es que mucho están en recopilaciones y antologías colectivas. También escribo cuentos para los libros de lectura de Santillana. Como volúmenes propios tengo: Alevosías, Una mano de santos y Recuentos, que son una compilación de mi producción hasta ese momento.
5.- La vida, la muerte, la soledad, el vacío, la ruptura del hogar, el miedo al cambio… contrasta quizás con tus propuestas poéticas. En narrativa, ¿sueles utilizar el formato prosaico para establecer tu contrato con la realidad?
– Si has leído mi “Punto Umbrío”, verás cuánta desolación hay en él. Lo mismo en poemas que formarán parte del libro que llevo años preparando, pero que se han ido publicando en revistas, hablo del bombardeo de Bagdad, del feminicidio en Ciudad Juárez, de la travesía de las pateras… La poesía no es lo bonito, sino lo que nos asalta. Y lo que nos asalta a menudo nos hiere.
6.- En tu nuevo libro, “Cuentos apropiados”, demuestras tu habilidad para describir el universo más cercano de los personajes y como, poco a poco, los vas desvelando a medida que los cuentos crecen y se desarrollan. En tu vida personal, ¿eres igual de milimétrica, igual de minuciosa a la hora de desvelarte ante los demás?
– Ni siquiera milimétrica. Alberti, como no podía sonsacarme, decía que soy “esquiva como la llama de San Juan de la Cruz”. Y hay quienes me califican de masona.
7.- Tus cuentos relatan la vida, enlazadas con los modelos funcionales clásicos del cuento y evocas los años ochenta. Sin embargo, cuando articulas a los personajes masculinos, son personajes en un principio sin nombre, planos, de un perfil pobre, dejando su anonimato para el final, ¿ cuál es el motivo que mueve esa necesidad?
– Los personajes de los cuentos de hadas no suelen tener nombre, aunque no es una regla inamovible. La Princesa Encantadora no lo tiene pero el pez Nicolás sí. En cuanto al perfil plano, dime tú qué perfil tienen los príncipes azules. Yo sin embargo les doy una oportunidad de transformarse y evolucionar. Excepto el Presunto Autor que es de una fatuidad irredenta, los otros tres hacen su trabajo interior para ser algo más que meros instrumentos para la salvación de princesas, cosa que no sucede en muchos cuentos clásicos.
8.- ¿Concibes la vida como la concepción de tus relatos, como una montaña rusa?
– La vida es un continuum y la literatura es una cristalización y una reorganización.
9.- ¿Has intentando plasmar, en alguna ocasión, la evolución de la mujer a lo largo de la historia en tu último libro?
– No. Ni siquiera se me ha ocurrido. Solamente he tomado los cuentos originales y los he trasplantado a las claves contemporáneas. Eso lo hice con “Una mano de santos” respecto a las hagiografías medievales.
10.- Sé que a lo mejor puede ser un poco prematuro, pero me inquieta. Después de este apasionante libro de hadas y princesas, ¿tienes a la vista algún proyecto inminente?
– Este año salen tres libros más: Una antología bilingüe de poesía: Incessant beauty, un libro de mitología para público infantil con un título por definir todavía y un álbum ilustrado con el dibujante Carlos Pan: Panabcdario.
Perfil poético del invitado:
“Un muelle inservible en el desván, un océano de lágrimas comprimido al borde de los párpados…”, sus ojos, sus labios advirtiendo azul unas pupilas. Su voz es el espíritu inquebrantable de la mujer de hoy, de ayer y del mañana, que se alza incombustible sobre el universo, atisbando un rincón donde poder habitar, vislumbrando un lugar donde poder florecer una vez más. Sólo el recuerdo exacto de sus versos o la cadencia latente de sus párrafos nos advierte que volvemos al lugar exacto donde una vez nos encontramos.
Cuestionario Breve:
1- Un sueño.
– La equidad
2- Una exigencia.
– Ser consciente.
3- Un planeta.
– Verde.
4- Un derecho.
-A vivir y a morir dignamente.
5- Una obligación.
– Actuar.
6- Un objeto.
– Los objetos son lastres.
7- Un temor.
– “Que todo este mundo es máquinas y trazas, contrarias unas de otras”, como dijo Don Quijote.
8- Un recuerdo.
– El jardín de la infancia.
9.- Una esperanza.
– La tercera república.
10.- Una persona.
– Todas las personas forman parte del todo. Nadie es único ni imprescindible.