Gallinas de madera, de Mario Bellatin
Por Pedro Pujante.
SEXTO PISO, 2013
¿Qué tipo de literatura hace Mario Bellatin? ¿Literatura fantástica, testimonial, metaliteratura ficcional, filosofía del cuerpo o realismo esquizoide? Un poco de todo, que es lo mismo que no decir mucho.
El mexicano-uruguayo Mario Bellatin a lo largo de los últimos años ha demostrado ser un escritor original y alejado del mainstream, consciente de su propio proceso creativo, autorreflexivo y que se mira a sí mismo en un acto deliberado de narcisismo literario para hacer de tu trabajo un continuo, un proyecto que enraíza con su propia escritura, para extenderse sin perder nunca de vista sus orígenes, sus referentes y proyectarse de un modo homogéneo.
A pesar de la textura fragmentaria de sus novelas y relatos, de sus textos ensayísticos o de cualquiera de sus inclasificables escritos, vistos en conjunto dan la impresión de ser una obra compacta y coherente. Tanto por el estilo, la voz narrativa y los temas que en ella se amalgaman.
En el díptico Gallinas de madera hay dos novelas breves: En las montañas de Montauk las moscas suelen crecer más de la cuenta y En el ropero del señor Bernard falta el traje que más detesta.
En ambos textos está presente la figura de un escritor. Bellatin, como ya ha hecho en otras piezas con Mishima o Joseph Roth, realiza un trabajo de travestismo biográfico en el que mistifica la vida de algún escritor conocido. En esta recreación fantástico-biográfica no hay límites para la imaginación desbordante de Bellatin. (Recordemos que a Mishima le hacía deambular sin cabeza por un relato anterior.) Esta vez los escritores que acompañan a los narradores de estas nouvelles son Bohumil Hrabal y Robbe-Grillet.
El narrador de En las montañas de Montauk… se ha tomado un ácido lisérgico y a pesar de creer que este no le está causando ningún efecto, asistiremos a un delirio descomunal. Desde el momento en el que la droga comienza a surtir su efecto, las ideas del narrador comenzarán a distorsionar su visión de la realidad, creando imágenes cada vez más inverosímiles y absurdas. Imágenes que se irán entrelazando para constituir el fascinante y heterogéneo relato.
La experiencia alucinógena del protagonista se entremezcla con un apócrifo relato sobre Hrabal. Perros esclavizados por aves de rapiña, hospitales mentales, desdoblamientos, fotos falsas, moscas gigantes, terapias psicoanalíticas…
Esta primera nouvelle –por llevar a cabo un ejercicio ocioso de análisis- se puede descomponer en tres niveles narrativos. Por un lado la mente distorsionada del narrador que ha tomado el LSD. Por otro, la narración más o menos creíble sobre el escritor Bohumil Hrabal; y finalmente la novela sobre aves que escribiera el autor checo.
La obra imposible de Hrabal, la locura del personaje que se desdobla, las visiones extrañas de perros y aves de rapiña… Todo es un texto único que fluye sin cortapisas hacia la nada.
En la segunda pieza, En el ropero de la señora Bernard… el autor al que parece referirse Bellatin es Robbe-Grillet, pope del Nouveau Roman. Aquí el narrador es una especie de virus que posee y suplanta la identidad de un tercero para dejar de ser él mismo. ‘Pero aquí estoy con el cuerpo en directo camino a la deformación…’
En un tono más poético y torrencial Bellatin escribe otra vez un relato hipnótico, en el que busca disolverse: ‘Yo sé que quienes desean hacerme sentir como algunos de los personajes de los libros que escribo de forma imaginaria.’
En la narración nos cuenta su relación con el señor Bernard/Robbe-Grillet. Habla de literatura y de escritores de la antinovela francesa, pero sin dar nombres reales, siendo de algún modo esta una roman à clef, o novela en clave.
Interesan, además de las acostumbradas reflexiones sobre la propia identidad y la ficción del autor, otras indagaciones más teóricas en la narrativa, sobre Camus y El extranjero, sobre el devenir de la novelística y otros asuntos, por ejemplo cuando afirma que la impostura como realidad es más interesante que la propia verdad, por ser mucho más vasta.
Bellatin en Gallinas de madera ha escrito dos piezas excepcionales que, en palabras del autor ‘se pelean entre sí’, que son diferentes, pero ambas apuntan en una misma dirección: la reflexión sobre la propia escritura, la literatura y el autor difuminado y disuelto entre sus personajes e historias. La obra de Bellatin es una marea de texto, pensamiento genial, intuición y una imaginación exuberante, tan solo contenida por la propia coherencia de quien trata de referir una experiencia de escritura, de vivencia literaria genuina. No hay fisuras en los textos de Bellatin, y las que se hallan están supeditadas a conformar un piélago de imágenes inconexas y raras que en su totalidad hacen que leerlas (verlas) sea una experiencia plástica, sinestética, alucinógena.
La literatura de Bellatin se transforma funciona como un monólogo de textura absorbente, en el que la locura, la ficción y la experiencia literaria traspasan el texto.